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Lavín atrapado entre La Moneda y la aplastante fuerza del movimiento estudiantil

Mientras la derecha toma distancia y evita contaminarse con el conflicto educacional, el gobierno, sin popularidad ni peso, ha dicho que lo respalda. Pero la decisión final de avanzar hacia una reforma profunda –única salida efectiva a la crisis- recae en el Presidente, repitiendo el esquema de alta concentración en las decisiones que caracteriza a la administración Piñera. Hasta el momento no hay luz verde para eso, lo que tiene en caída libre el capital político de uno de los ministros mejor evaluados del gabinete.


“Lavín lidera el conflicto y obviamente, lo ve muy coordinado con el Presidente”, aseguran desde La Moneda. Antes de que comenzara la revuelta estudiantil, Lavín era bien evaluado por el piñerismo y el propio Presidente confiaba en él, para hacer la reforma que se había prometido en la campaña. Sin embargo, todos los ministros se deben someter al diseño del gobierno y eso implica que “coordinación” significa consultar cada detalle con el Presidente, antes de tomar una decisión. Piñera está al mando y el ministro ve su rango de acción reducido. De hecho, en el entorno del secretario de Estado sostienen que “no tiene libertad. Lavín está dispuesto a la reforma profunda pero el Presidente no. Piñera quiere hacer lo que prometió y nada más, es su forma de ser. Por eso Lavín está en una mala posición política, no lo dejan elegir el camino necesario para salir de la crisis. La opción para salir es que le autoricen a hacer una reforma en serio, es decir que le den el mandato de avanzar. Y Piñera no está hoy en esa posición. Y lo peor es que no se sabe cuánto más va a tener que caer Piñera para entrar en sensatez política”.

Ayer, con el conflicto en su momento más tenso, el gobierno salió a respaldar a Lavín y lo hizo ayer mientras se desarrollaba la marcha que convocó a más de 100 mil personas. Cristián Larroulet –secretario general de la Presidencia – dijo que el ministro tenía el respaldo del gobierno. Pero antes de eso, no hubo mayores respaldos públicos y lectura en su entorno es que el ministro “ha estado bastante solo”. El apoyo de La Moneda no significa gran cosa, porque es impopular y la aprobación ciudadana viene cayendo y se prevé que lo seguirá haciendo. Pareciera que “todas las causas que defiende el gobierno… las debilita. Y eso seguirá pasando en la medida que siga siendo impopular”, asegura Carlos Huneeus, analista y director del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC).

Hace un mes Lavín era de los ministros mejor evaluados por la ciudadanía y La Moneda. Hoy se ve enfrentado a una situación adversa por la complejidad social que representa y por la imposibilidad de tomar decisiones rápidas, sin pasar por el “vamos” de Piñera. El ministro tiene dos caminos posibles, “llenarse de dividendos con un nivel de apoyo importante o hundirse en la complejidad”, como asegura Marco Moreno, cientista político de la Universidad Central.  Incluso en el entorno del ministro evalúan que el Presidente lo contemple como fusible: “Lo fácil para Piñera es cambiar al ministro y así ganar tiempo. Poner otro hasta que éste -el que sea- nuevamente se debilite. Y si a la UDI le cambian a Lavín por cuatro ministros del partido potentes, nadie va a alegar en la tienda”.

[cita]En el entorno del ministro evalúan que el Presidente lo contemple como fusible: “Lo fácil para Piñera es cambiar al ministro y así ganar tiempo. Poner otro hasta que éste -el que sea- nuevamente se debilite. Y si a la UDI le cambian a Lavín por cuatro ministros del partido potentes, nadie va a alegar en la tienda”.[/cita]

La Alianza se aleja

De hecho, aún existen algunos personeros UDI derechamente lavinistas, pero nadie quiere contaminarse con el conflicto estudiantil. “La UDI no ha opinado de la educación, están todos callados y no se quieren meter porque es una causa que los perjudica. Tratan de tomar distancia y privilegiar los intereses del partido”, asegura Carlos Huneeus. De hecho, cuando Víctor Pérez, secretario general de la UDI, sale a pedir el respaldo al ministro Lavín, da una señal clara del alejamiento que tiene el sector.

En Renovación Nacional el escenario es más complejo, la crítica va más allá del conflicto estudiantil y se mezcla con la agenda personal que creen tiene el ministro. “Lavín no lo ha hecho bien, se ha paseado por todo Chile con la excusa del bullying y no ha sabido comunicar los logros de su ministerio. Si se hubiera centrado en los logros y en darlos a conocer en vez de andar de candidato, no habríamos llegado a la situación en la que estamos”, asegura una fuente de Renovación Nacional.

El lucro: el talón de Aquiles de Lavín

“Para cualquier ministro hubiera sido difícil, pero el tema de la Universidad del Desarrollo (el lucro), afecta la credibilidad de Lavín”, asegura Martín Zilic, ex ministro de Educación de Bachelet, la primera víctima de la revolución de los pingüinos el 2006. Es que la incursión de Lavín en Tolerancia Cero, donde admitió que había recuperado la inversión inicial que hizo en la UDD, fue un enorme gaffe político. Marcó un punto de quiebre para su cartera y echó abajo su esfuerzo por desligarse de su pasado en el sector privado.

Incluso José Piñera, hermano del Presidente, escribió en su cuenta de Twitter: “Si obtuvo utilidades no tendrá legitimidad para liderar este cambio necesario”. Algo que ha quedado en evidencia, porque todas las propuestas que le ha hecho el gobierno a los distintos actores, han sido rechazadas e incluso sentarlos a conversar, ha sido extremadamente difícil. El rechazo de los estudiantes ha sido tan potente, que ayer la líder de los universitarios, Camila Vallejo, pidió la renuncia del ministro por “no dar el ancho”.

Para Huneeus el tema de Lavín y el lucro es menor. “La gente sabe que es un gobierno de empresarios y que un ministro haya tenido un porcentaje en una universidad no es tan significativo. Ahí está la debilidad principal, porque este gobierno representa a un sector y modelo económico”, asegura. Aunque para Zilic el tema sí es importante y explica que “Lavín cree que el sistema privado es mejor que el público… Lo tiene en su ADN. Él no está ganando tiempo, está defendiendo una posición y eso lo va a perseguir”.

Para algunos, más que liderar lo que ha hecho el gobierno es reaccionar y enfrentar a los actores –secundarios, universitarios y rectores – por separado. “Vemos a un ministro que quiere tratar los temas separadamente y entregar pequeñas soluciones a los distintos actores. Pero no se sienta a discutir el sistema en su fondo”, asegura Zilic, agregando que “uno esperaría que el gobierno enfrentara la situación con el aprendizaje del pasado”.

Aguantar hasta que pase la tormenta

La estrategia del gobierno frente al conflicto estudiantil es 100% comunicacional. “Lavín apuesta a su capital político y a esperar que eventualmente la opinión pública no vea con buenos ojos los movimientos estudiantiles, ayudándolo a resolver el problema. Es una apuesta arriesgada”, como explica el analista Moreno. Por el hecho de que resuelve el problema de las movilizaciones, pero no el conflicto.

En esta estrategia, La Moneda trata de resaltar el costo de la movilización estudiantil: la pérdida de dinero por parte de los municipios, los destrozos tras las movilizaciones y la pérdida de clases, que en algunos casos, no es compartida por todo el alumnado. Al mismo tiempo, buscan deslegitimarla al decir que está politizada. Porque “cuando la opinión pública se harta de las movilizaciones, estas pierden fuerza”, aseguran desde Palacio.

Hay varios que concuerdan en que el tema está en “dialogar y obtener soluciones globales”, como dice Zilic. Es que la respuesta del ministro ha sido “una batería de medidas que no van al eje central del problema, por lo que se descarta el entendimiento”, como asegura Moreno. Al mismo tiempo, el analista explica que esta situación era totalmente previsible y que “la falta de anticipación al conflicto es una responsabilidad que debe asumir el ministro”.

El principal problema que deberá enfrentar La Moneda, tiene que ver con la credibilidad. Después de tres semanas de movilizaciones y tomas estudiantiles, lo que está puesto en duda es la verdadera voluntad del gobierno por escuchar y acoger las peticiones de los actores, más allá de su capacidad para lograr acuerdos. “Acá no saben qué hacer, no hay una estrategia de solución y el gobierno sólo espera que pase el conflicto”, asegura Carlos Huneeus.

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