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Alumnos de la Universidad del Mar amplían querella contra nuevo docente que se hacía pasar por médico

Un saco sin fondo. Así parecen ser los escándalos que sacuden al plantel investigado por el Ministerio Público y el Mineduc y que se ha convertido en una suerte de símbolo de la veta mercantil de las casas de estudio. Los estudiantes, cuyos problemas van desde la falta de prácticas por el no pago de campos clínicos hasta la existencia de carreras de papel, apuntan hacia un profesor de Anatomía y Fisiología de las carreras de salud que se hacía pasar por médico cirujano y que enseñaba los músculos del cuerpo… a través de láminas.


Una serie de láminas pegadas en la pared. Así estudiaban los músculos del cuerpo las estudiantes de enfermería de la Universidad del Mar durante las horas de laboratorio de Anatomía: no había maquetas, muñecos ni mucho menos cadáveres para aprender una materia que es parte de las nociones básicas de una carrera de salud.

Paulina Barría era una de las alumnas que asistía a esta clase, impartida por el profesor Héctor Letelier Pantoja, quien se presentaba como médico cirujano internista de la Universidad de Chile y que también dictaba Fisiología en distintas carreras de salud de la cuestionada casa de estudios.

Pero algo no encajaba: el esposo de Paulina, el médico Ramón Vergara, relata que estudiaba con ella y  se empezó a dar cuenta de que “algunos ramos, como Anatomía, estaban siendo pasados superficialmente, sin las especificaciones que requiere un estudiante de enfermería, con falencias técnicas en la parte teórica y práctica. Varias veces acompañé a Paulina  al laboratorio del ramo y vi que estudiaban… de láminas en la pared. Me pareció súper extraño, nunca había visto algo así”.

En Fisiología no era mejor el panorama. “La materia estaba desestructurada, les enseñaban mal. Incluso descubrimos mucho copy paste de wikipedia, de otras páginas de internet y eso me pareció más extraño aún”, explica Vergara.

Mientras Paulina estudiaba este y otros ramos, aún no se destapaba la olla que tiene a la universidad en la mira y en medio de una serie de investigaciones, situación que saltó al tapete tras la denuncia del ex rector Raúl Urrutia que renunció al cargo reclamando que mientras se adeudaban millones en imposiciones a docentes y empleados, los dueños estaban preocupados de auto pagarse a través de las inmobiliarias de su propiedad. Luego de eso, muchas sospechas de los estudiantes empezaron a cobrar sentido.

Sospechas que tenían asidero: a principios de agosto un grupo de alumnas, entre las que se encuentra Paulina, presentó una querella por ejercicio ilegal de la profesión en contra de la entonces Jefa del Área Salud y directora de Enfermería en la sede Maipú del plantel, Tania González, que luego renunció al cargo. Las mismas alumnas habían presentado otra querella anteriormente por estafa contra el plantel.

[cita]Las estudiantes de enfermería señalan en la querella que la situación “genera la fundada duda que los referidos académicos de la red de salud de la Universidad del Mar se encuentren en la misma situación ilícita que Tania González Correa y de Héctor Letelier Pantoja, además de la legítima duda sobre la verdadera situación profesional de todo el cuerpo docente de dicha institución, por lo que requerimos del Ministerio Público que indague de manera concreta sobre esta materia”.[/cita]

Según la querella, González se presentaba como Médico Cirujano Internista de la Universidad de Chile, Bióloga y Enfermera Universitaria de la Universidad de Chile; y especialista en medicina geriátrica, medicina Biológica y Terapia Neural”. Pero estos títulos fueron desconocidos por la Casa de Bello. En realidad, la ex directora tenía el título de enfermera, otorgado por la Universidad del Mar el 2009, pese a que era la jefa del área de Salud desde el año anterior.

Este jueves, las jóvenes representadas por el abogado Mauricio Daza solicitarán la ampliación de la querella por ejercicio ilegal de una profesión criminal ante el Noveno Juzgado de Garantía en contra de Héctor Letelier. El mismo que enseñaba Anatomía a base de láminas.

El objetivo, según explica el abogado, es que “se investigue el caso del profesor de Anatomía y Fisiología de la Universidad del Mar, quien además atiende como médico en Help y que se ha presentado como médico especialista en medicina Interna, Intensiva y hematología de la Universidad de Chile”.

Gato por liebre

En agosto, los estudiantes solicitaron al área de recursos humanos de la sede Maipú que les mostrara los antecedentes académicos de Letelier. Luego de mucho insistir, les entregaron el currículum, donde aparecía su calidad de médico cirujano de la Universidad de Chile, pero “se nos negó tajantemente la exhibición de los títulos profesionales de este supuesto médico”, según detallan en la querella.

Frente a esto, consultaron el Registro Nacional de Prestadores Individuales de Salud de la Superintendencia de Salud,  “donde no aparece el señor Héctor Letelier Pantoja registrado como médico cirujano, sino como tecnólogo médico”, señalan en la querella.

Además,  dice en el escrito que “existe un conjunto de otros académicos que imparten clases en la Universidad del Mar que se presentan como profesionales de diversas carreras titulares del área de salud, quienes no aparecen en el registro de prestadores individuales de salud de la superintendencia del ramo, cuyos antecedentes y títulos no nos han sido exhibidos  por las autoridades de la Universidad del Mar”, tras lo cual entregan tres nombres sospechosos.

Las estudiantes de enfermería señalan en la querella que la situación “genera la fundada duda que los referidos académicos de la red de salud de la Universidad del Mar se encuentren en la misma situación ilícita que Tania González Correa y de Héctor Letelier Pantoja, además de la legítima duda sobre la verdadera situación profesional de todo el cuerpo docente de dicha institución, por lo que requerimos del Ministerio Público que indague de manera concreta sobre esta materia”.

Incluso, según señala Daza, se abre una arista nueva a investigar, que sería la existencia de una red de venta de títulos profesionales.

Por otra parte, la acción legal también apunta a la necesidad de indagar “la participación criminal en calidad de encubridores de los directivos de la Universidad del Mar, especialmente de quienes ejercen funciones en el área de recursos humanos, toda vez que a lo menos estaban en posición material de conocer de estos hechos delictuales desde hace largo tiempo sin que los hubiesen denunciado, más allá que nosotras le señalamos directamente a la autoridades de la Universidad nuestras dudas sobre el caso de los querellados de autos hace varios meses, sin que ellos hubiesen efectuado actuación concreta y útil alguna sobre esta materia”.

Sin prácticas, teléfono ni Internet

Las irregularidades en la universidad del Mar suman y siguen. Y en medio de todo el escándalo de sociedades espejo, pagos para asegurar la acreditación, lucro de sus controladores y falsificación de títulos,  están sus 20 mil alumnos. Alumnos que no han visto reflejadas en la calidad de sus carreras los recursos que la Universidad ha amasado en estos años, y que han sido desviados hacia los controladores.

Según reveló Ciper, hay 85 sociedades creadas en torno a la casa de estudios, no tienen tareas educativas ni docentes y la mayoría de los cuales vive exclusivamente de arrendarle edificios a la universidad. Mientras tanto, los estudiantes ven cómo el objetivo central del plantel es nutrir a esta red de sociedades.

Daniela Durán, que estudia cuarto año de kinesiología en la sede de Maipú y es una de las querellantes por estafa y ejercicio ilegal de la profesión en contra de la universidad, cuenta que los problemas empezaron a hacerse patentes desde el año pasado.

“Yo trabajaba en el área de admisión de la universidad y junto a mis compañeros no recibíamos los sueldos a tiempo. Después descubrimos que el jefe del área de finanzas de la sede se robaba mucha plata, así que lo echaron. Cuando se fue con su equipo de cobranza, se llevó los discos duros que probaban que los alumnos habían pagado, así que muchos llegamos a Dicom”.

Daniela relata que le llegó una carta del banco cobrándole mensualidades que ya había pagado a través de letras. “Fui a todos lados y nadie tenía respuestas. En la universidad me dijeron que se había regularizado todo. El tema es que cuando pagas, ahora te entregan un comprobante pero no la letra que firmaste. Dicen que no las encuentran, pero la realidad es que la universidad pesca esas letras y las vende a los bancos y como acá vendieron letras que ya estaban pagadas no nos las entregan”.

La falta de recursos, que luego supieron era un problema en todas las sedes, se reflejaba en que a veces los funcionarios se quedaban sin teléfonos. “De hecho en este minuto tampoco hay teléfono así que si alguien llama está cortado”. Tampoco había internet y varias veces recibieron advertencias de cortes de luz.

Pero una de las cosas más perjudiciales para los estudiantes de las áreas de Salud era el lío con los campos clínicos, “donde había problemas con los pagos por lo que se hacían menos prácticas”. Este semestre Daniela debería haber realizado tres prácticas, pero solo pudo hacer una.

La falta de prácticas también perjudicó a Evelyn Godoy, otra de las querellantes,  hoy optó por dejar la universidad. Este año convalidó los ramos de Enfermería que había hecho en la Universidad Pedro de Valdivia y siguió cursando el cuarto año. Lo hizo porque le acomodaban los horarios.

“Llegué con otra expectativa, me prometían buenos campos clínicos. La entrevista personal me la hizo Tania González, la Jefa de carrera que al final no era médico”. Pero las cosas no funcionaron. “No había campos clínicos porque la universidad no había pagado los convenios especiales, lo que no supimos oficialmente sino que nosotros mismos nos pusimos a investigar y lo descubrimos. Ellos decían que sí tenían los campos clínicos, pero no era cierto”. Por esto, “me quedé sin práctica. Ni siquiera he cerrado el primer semestre. Ellos prometen prácticas para diciembre, pero yo me voy”.

Pero los estudiantes de la Universidad del Mar han tenido que enfrentar irregularidades incluso en materia de planes de estudios. Así les pasó a las estudiantes de técnico en enfermería, que descubrieron que no tenían las horas mínimas ni las prácticas necesarias para ser una carrera reconocida por el Ministerio de Educación (Mineduc). Es el caso de Nora M, que se hizo parte en la querella por estafa en contra de la universidad, que a partir del jueves debería superar los 350 adherentes. “Estoy saturada. No sabíamos nada de todo esto”.

Nora debía egresar de la carrera el 28 de julio pasado, pero “no teníamos práctica. Estábamos preocupados ¿cómo íbamos a egresar así?” Luego empezaron a averiguar y se encontraron con la feroz noticia que ahora las tiene en el limbo.

En la Universidad les ofrecen hacer un semestre gratis. “Ojala se solucione. Hay mucho desgaste en esto: emocional, económico porque uno cuando estudia las cosas no se hacen fáciles”.  Aunque ni Nora ni los miles de estudiantes afectados en este caso esperaban que su paso por la educación superior fuera tan duro.

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