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Villegas llama a votar por Labbé y manifiesta hastío con quienes “manipulan a la opinión pública con recursos ideológicos inspirados en el rencor”

Respecto a la labor que cumplió el actual alcade en la época de la dictadura, el comentarista explica que “no tengo idea acerca de qué rol cumplió en sus años como oficial, pero supongo que si fueran crímenes de sangre, como los que algunos derechamente le imputan y los más insinúan, la justicia, que ha metido presos a docenas o centenas de militares, ya habría hace tiempo hecho lo mismo con él. Por esa razón me parece bastante siniestro que se haga uso de personas con nombre y apellido, especialmente si son adversarios políticos, para cargarlos de todas las ignominias de un régimen como si fueran de su exclusiva autoría”.


El columnista y sociólogo Alejandro Villegas da sus razones por las cuales llama a votar por el actual alcalde de Providencia, Cristián Labbé, y asegura estar hastiado de quienes “manipulan a la opinión pública con recursos ideológicos inspirados en el rencor”.

En su columna en el diario La Tercera, Villegas afirma que si viviera en la comuna sufragaría por Labbé “No por amor a Labbé, No por amor al gobierno, No por “nostalgia de la dictadura” y No por amor a la derecha, sino debido a mi desamor por el espíritu que actualmente empapa ese sector, el cual ofrece menos una refrescante visión propositiva que un viscoso sentimiento de revancha envuelto en papel de regalo de un discurso políticamente correcto con tufo de izquierdismo de los 60”.

También critica los avisos publicitarios de Josefa Errázuriz, quien señala que va terminar “con el miedo” a lo que el columnista precisa que “se sugiere con eso que Providencia es un estado policial regido por un autócrata con los sótanos de la municipalidad repletos de presos políticos. Ese uso indirecto y oportunista de la ya apolillada prédica sobre el fascismo, el pinochetismo y la dictadura no sólo no viene a cuento en esta ocasión, sino me suena a recurso psicológico puesto demasiados veces en vitrina como sucedáneo de las ideas. Me bastaría eso para NO votar por ella, no importándome cuántos sean sus méritos personales”.

Agrega que “votaría, entonces, por Labbé, menos por favorecerlo a él que por default, por disgusto con sus competidores, por mi rechazo contra quienes perseveran majaderamente en su intento de manipular a la opinión pública con recursos ideológicos inspirados en el rencor y el hambre por el poder. Esa pertinaz, rechinante y odiosa actitud -no de la señora Errázuriz, sino de tantos de sus asesores, generalísimos, etc.- me parece una falta de respeto a la inteligencia de la ciudadanía y un abuso descarado de emociones y memorias colectivas asociadas con otros tiempos y circunstancias”.

Respecto a la labor que cumplió Labbé en la época de la dictadura, Villegas explica que “no tengo idea acerca de qué rol cumplió Labbé en sus años como oficial, pero supongo que si fueran crímenes de sangre, como los que algunos derechamente le imputan y los más insinúan, la justicia, que ha metido presos a docenas o centenas de militares, ya habría hace tiempo hecho lo mismo con él. Por esa razón me parece bastante siniestro que se haga uso de personas con nombre y apellido, especialmente si son adversarios políticos, para cargarlos de todas las ignominias de un régimen como si fueran de su exclusiva autoría”.

Además, alega que las alcaldías deben ser puestas al servicio de los vecinos y no transformarlas en “cajas chicas de partido, fuente de pitutos para los camaradas cesantes y en pedestales desde los cuales recitar los mantras del urbanismo y el progresismo. No me interesa alguien que hable y hable de “lugares de encuentro”, “integración social”, “espacios simbólicos” o la cacha de la espada y luego convierta esos espacios simbólicos y lugares de encuentro en ferias libres repletas de flaites posando de artesanos; me interesa, qué anticuado y reaccionario soy, alguien que use los recursos no sólo para inaugurar sino para mantener los parques, las plazas, los árboles, los juegos infantiles, los programas para la tercera edad, las postas y los establecimientos educacionales”.

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