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Las crudas pruebas que terminaron por condenar al ejecutivo del Banco Central por violación reiterada de sus tres hijas

Las crudas pruebas que terminaron por condenar al ejecutivo del Banco Central por violación reiterada de sus tres hijas

Los testimonios de las menores, de una psicóloga que las trató, de la directora del colegio al que asistían, y los peritajes del Servicio Médico Legal, fueron concluyentes a la hora de determinar la magnitud del delito que cometió Enrique Orellana contra las tres menores.


Entre las pruebas que sirvieron para condenar al ex ejecutivo del Banco Central, Enrique Orellana, por el abuso la violación reiterada de sus hijas, se encuentran los testimonios de las niñas ante el 4ª juzgado de familia, así como el de la sicóloga infantojuvenil, Ximena Rojas, quien trató a la mayor de las víctimas. Aunque la especialista declaró haber aplicado el test sobre abuso sexual y este diera negativo, sí le llamaron la atención algunos c0mportamientos de la menor como su timidez y una masturbación compulsiva.

Paulina Rodríguez, directora del colegio al que asistían las niñas, compartió el diagnóstico en su testimonio: «Tenía un problema emocional, era retraída, ansiosa, demostraba tristeza, comía compulsivamente, era gordita, lo que afectaba su autoestima, y nos llamó la atención desde el inicio que se masturbaba dentro de la sala, sobre la silla, y por eso sudaba mucho».

Además, habían dos denuncias por maltrato en la Fiscalía de Las Condes, uno de septiembre de 2009 y otro en abril de 2010. En la primera, fue denunciado un intento del padre de entrar al hogar con agresiones verbales; en la segunda, maltrato sicológico a la hija mayor tras una de las discusiones en las visitas.

También fue de gran relevancia los exámenes que el Servicio Médico Legal realizó a las niñas. El examen consistió en un análisis visual previo y luego hizo una revisión de la zona genital y anal con la ayuda de un instrumental de última tecnología (calposcopio) que amplifica y fija con fotografías digitales la observación.

En el caso de la mayor de 10 años, se concluyó que «no estaba desflorada, pero sus lesiones anales sugerían penetración reiterada con objeto contuso». Sobre el peritaje de la segunda menor, de 6 años, se afirmó que «al momento del examen no estaba desflorada, pero las lesiones en el ano eran sugerentes de penetración anal reiterada con objeto contuso». Y por último, con respecto a la menor de las niñas «no estaba desflorada, y que, por las lesiones en el ano, era sugerente de penetración anal reiterada con elemento contuso».

En un extenso artículo, el medio de investigación CIPER detalló estas y otras pruebas que fueron utilizadas para condenar a Orellana.

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