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Escalona: «Radicalizar el programa opositor sólo redunda en fortalecer a las fuerzas más conservadoras del país»

Escalona: «Radicalizar el programa opositor sólo redunda en fortalecer a las fuerzas más conservadoras del país»

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«Si se formara una Asamblea Constituyente, la derecha sería ampliamente más representada en dicha instancia que las fuerzas que hoy la propugnan o solicitan», sentenció el senador socialista.


En una columna titulada «A propósito del 4 de junio» y publicada en la página web del Instituto Igualdad, ligado al PS, el senador Camilo Escalona manifiesta sus reparos en torno a la «radicalización» de programa opositor.

El parlamentario comenzó su escrito recordando la fecha (4 de junio de 1932) de la instauración de la República Socialista en Chile, liderada por Marmaduke Grove, que se prolongó por 12 días.

Al respecto, reflexiona: «Esta efímera experiencia fue fruto del impacto de la debacle económica, social e institucional que se generó en Chile por la gran depresión de 1929, la más grave crisis del capitalismo mundial que se haya conocido. Las reformas profundas que propugnaban sus protagonistas no lograron prosperar en medio de la aguda inestabilidad de ese período de nuestra vida republicana».

«Fue una corta etapa, pero de ella tomó el Partido Socialista parte de sus definiciones esenciales, sobre todo movilizar a los más humildes por sus derechos básicos y establecer su convicción fundamental que arranca y termina en el valor irrenunciable de la democracia como sistema de gobierno, que desde entonces constituye su señal de identidad primordial en su diferenciación con el Partido Comunista de Chile. Fue así que los socialistas chilenos nacieron para corregir con más democracia los defectos, insuficiencias y debilidades de la democracia», resalta Escalona.

Luego, el senador PS repasa en su columna la participación de los socialistas chilenos en el gobierno del Frente Popular, encabezado por Pedro Aguirre Cerda. «Paso a paso se echaron los cimientos del triunfo presidencial de 1970», señala.

«De este modo, dice, el gobierno del Presidente Salvador Allende, instalado en ese año, 1970, se inspiró en el propósito de transformar profundamente la institucionalidad, de manera que su propia evolución permitiera que en ella reposaran los cambios sociales que propugnaba para Chile. Su idea estratégica era fortalecer la democracia y evitar un colapso institucional del que sólo podían resultar victoriosos aquellos que detentaran el uso de la fuerza. Esta visión histórica se plasmó en su discurso al país del 21 de mayo de 1971».

«Allende no fue escuchado. El conflicto fue agudizado hasta una crisis política sin solución, en cuyo contexto se impusieron por el uso de la violencia política más extrema, fuerzas ideológicas de derecha que, de no haber fraguado esa acción golpista en esa etapa de crispación nacional, por ser infinitamente minoritarias, en ningún caso o circunstancia hubiesen llegado a gobernar. Se impusieron gracias al quiebre institucional», agrega.

En ese minuto concluye que «el derrumbe de la democracia sólo podía facilitar el acceso al poder de los grupos más extremistas e integristas de la derecha. Por eso sostengo que la gran lección política no es jugar, ni siquiera con las palabras, acerca del empleo de la ley del más fuerte para resolver los dilemas del país en democracia. Por ejemplo, aludir al escudo nacional que dice “Por la razón o la fuerza”, argumento usado como legitimador de tales conductas».

«La experiencia al respecto es muy dura: en Chile, cuando se ha jugado a la ruptura institucional, los que han ganado e impuesto su designio, han sido los grupos más extremistas de la derecha. Los más violentos, los más inescrupulosos, los que no tienen límites en su acción reaccionaria.De modo que aunque, una vez más, reciba descalificaciones verbales, como cuando esta semana un destacado académico ha manifestado que es una “estupidez” no proponerse una Asamblea Constituyente, prefiero desde ahora señalar que no hay ningún argumento o previsión que indique que aquello sea mejor y no peor para Chile», recalca.

«De hecho, si se votara en el Congreso Nacional tal iniciativa y se formara dicha Asamblea Constituyente, la derecha sería ampliamente más representada en dicha instancia que las fuerzas que hoy la propugnan o solicitan», repara

«Las fuerzas o grupos que pretenden el cambio revolucionario caen en el error de pensar que un golpe audaz, una acción afortunada, puede “de golpe” realizar aquellas añoradas transformaciones, es decir, que de pronto la minoría puede pasar a ser mayoría y materializar su voluntad. Esa es una simplificación profunda del proceso político, cuya raíz no es un pensamiento democrático. Es la creencia que una minoría mesiánica puede alcanzar por su sola acción aquello que el proceso histórico no ha permitido y que las fuerzas populares, en su largo desarrollo, no han conseguido en décadas de luchas de esfuerzos sucesivos», enfatiza el legislador.

«El socialismo chileno no promueve ni fomenta la acción aventurera de minorías, por ilustradas que estas sean; el socialismo chileno está por las transformaciones realizadas y conseguidas, por mayorías nacionales legitimadas por su esfuerzo a lo largo del proceso histórico, muy lejos del afán de un “putsch” generado en el marco de una crisis institucional», advierte.

«Estoy convencido que radicalizar artificialmente el programa que se propondrá al país como alternativa de gobierno, sólo redundará en el fortalecimiento de las fuerzas más conservadoras y en el debilitamiento, altamente inconveniente, del acuerdo estratégico en el ámbito cultural, político y social entre el centro y la izquierda, que ha sido la base hasta hoy, del restablecimiento de la democracia en Chile», concluye Escalona.

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