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Bachelet apuesta su capital político e intenta conducción de la reforma educacional Ofensiva es reconocimiento a estrategia fallida de los últimos meses

Bachelet apuesta su capital político e intenta conducción de la reforma educacional

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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En Cerro Castillo la Mandataria fue “la interlocutora en todo momento”, respondiendo en detalle todas las dudas y puntos específicos sobre la reforma educacional, demostrando de paso –agregaron unánimemente– un manejo “muy detallado y fino” del contenido de los proyectos, de los tiempos que se requieren de discusión, de la hoja de ruta establecida. La reunión fue un carpetazo a los intentos de un rediseño de la misma promovido por dirigentes de la Nueva Mayoría.


Ella convocó, ella habló y condujo la reunión toda la noche, fue quien se hizo cargo de responder la mayoría de las preguntas. Esa fue la carta que se jugó la Presidenta Michelle Bachelet, el martes en la noche, en el cónclave de Cerro Castillo entre el gobierno y la Nueva Mayoría: tomar las riendas absolutas del proceso de la reforma educacional e intentar, así, asegurar la aprobación de este eje clave de su programa de gobierno. A sólo cinco meses de asumir, la Mandataria puso sobre la mesa su capital político para ordenar al oficialismo y subió la apuesta al ponerse públicamente al frente de este proceso.

Salvo una exposición del ministro de Educación, Nicolás Eyzaguirre, los asistentes –parlamentarios y dirigentes de la Nueva Mayoría– recalcaron que la tónica fue el silencio de los secretarios de Estado presentes en la cita –como Rodrigo Peñailillo (Interior), Ximena Rincón (Segpres) y Álvaro Elizalde (Segegob)–, que estuvieron “particularmente callados”, que fue Bachelet “la interlocutora en todo momento”, respondiendo en detalle todas las dudas y puntos específicos sobre la reforma educacional, demostrando de paso –agregaron unánimemente– un manejo “muy detallado y fino” del contenido de los proyectos, de los tiempos que se requieren de discusión, de la hoja de ruta establecida.

Dicen que la Mandataria hizo hincapié en que esta no es una reforma más o una parte de su programa, sino que recalcó, sin dejar espacio a dudas, que los temas de Educación son el “ADN de su gobierno”, que el éxito de esta administración depende de cumplir con la promesa de campaña en este ámbito, que por eso pone su capital político de punta de lanza para ordenar a todos tras estas iniciativas, controlar las salidas de libreto, el ruido interno y aprobar los proyectos en el Congreso.

No es que la Presidenta estuviera ajena al proceso de la reforma, pues semanalmente tiene actividades junto a Eyzaguirre y el tema es ítem recurrente en sus discursos en terreno. Pero el protagonismo ahora es mayor, notorio, es ella y no el ministro quien se juega las cartas públicamente. Así se explicó la entrevista a Radio Cooperativa a la mañana siguiente del cónclave, donde detalló los próximos proyectos que ingresarán al Congreso, como el Plan Docente, y precisó que lo que quisiera es “que los alumnos que ingresen o que estén en la universidad en 2016 pudieran ya tener gratuidad”, con lo que fija un plazo al debate.

[cita]Efectivamente, se dio vuelta la página a los intentos internos en la Nueva Mayoría por rediseñar la reforma educacional –como planteó en su minuto el timonel DC Ignacio Walker–, un punto que Bachelet no cedió en la reunión de Cerro Castillo. Los asistentes comentaron que la señal política más relevante de la noche fue precisamente esa, que la reforma será respaldada y aprobada “sí o sí, sin rediseño”. Al respecto, dicen que en su intervención Walker “trató de justificarse” por su insistencia en el tema, apelando a que no había que “temer a las diferencias”, pero no encontró eco entre los asistentes, ni siquiera en los DC presentes, de su propia mesa directiva o tendencia interna.[/cita]

En el oficialismo explicaron que esta ofensiva de Bachelet era “indispensable”, que responde efectivamente a un reconocimiento de “las fallas sectoriales que han sido muchas”, entiéndase el estilo inconsulto de Eyzaguirre, las debilidades en las vocerías, pero también el error generalizado en la coalición en que el eje de debate estuvo más en el ministro y no en los objetivos de la reforma, en las discusiones de matices de segunda línea y no en la defensa del fortalecimiento de la educación pública. Es más, en Cerro Castillo la Mandataria puso el acento precisamente en esa línea, en que todos los aportes son válidos, los mecanismos son flexibles, pero pidió expresamente recalcar públicamente el apoyo a esos objetivos, al éxito de la reforma antes que los puntos que son debatibles y que tampoco son centrales.

La reunión del martes en la noche cerró una semana completa en la que Bachelet optó por ordenar la casa, luego de las reiteradas salidas de libreto de Eyzaguirre, las pugnas de éste con el Ministerio del Interior, las críticas de sectores de la DC y el ruido en la Nueva Mayoría. El lunes de la semana pasada canceló su viaje a Venezuela, al día siguiente convocó fuera de agenda a una reunión a puertas cerradas de nueve horas en Cerro Castillo con su comité político y con los tres encargados de la reforma educacional –Eyzaguirre, la subsecretaria Valentina Quiroga y Andrés Palma– que se caracterizó por un “reto presidencial” para alinear a su equipo, proceso que concluyó con el cónclave del martes en la noche.

Bachelet no sólo dio la entrevista radial, sino que pocas horas después, en una actividad en terreno con organizaciones sociales, nuevamente habló de la reforma, de la importancia de que la educación municipal vuelva a manos del Estado y recalcó la necesidad de que exista unidad en el proceso. “Todos estos esfuerzos sólo van a llegar a buen puerto, sólo nos va a ir bien, si trabajamos unidos, pensando en el bien de Chile y no en intereses particulares”, dijo.

Ignacio, Camila y “las” calles

Efectivamente, se dio vuelta la página a los intentos internos en la Nueva Mayoría por rediseñar la reforma educacional –como planteó en su minuto el timonel DC Ignacio Walker–, un punto que Bachelet no cedió en la reunión de Cerro Castillo. Los asistentes comentaron que la señal política más relevante de la noche fue precisamente esa, que la reforma será respaldada y aprobada “sí o sí, sin rediseño”.

Al respecto, dicen que en su intervención Walker “trató de justificarse” por su insistencia en el tema, apelando a que no había que “temer a las diferencias”, pero no encontró eco entre los asistentes, ni siquiera en los DC presentes, de su propia mesa directiva o tendencia interna.

Donde sí hubo unanimidad en la DC fue en ratificar ante la coalición y Bachelet el apoyo del partido a la reforma educacional “sin peros ni matices”, una premisa no menor que fue acordada previamente en el grupo de trabajo político-técnico que creó la falange para ordenarse internamente y asumir una acción colectiva ante la reforma, lo que –según dicen en el partido– rindió frutos en Cerro Castillo, porque les permitió actuar ordenados, con “una sola voz” y en “sintonía”.

Se destacó de la reunión la suerte de compromiso del gobierno en un mejor y real trabajo prelegislativo con la coalición, en el entendido –explicaron– que eso permite limar y afinar las diferencias al interior de la Nueva Mayoría, en coordinación con el Ejecutivo, ya que esa es la forma más efectiva para “reducir el margen del fuego amigo”. Un punto que Bachelet habría destacado también durante sus intervenciones.

En otro momento de la noche, la diputada PC, Camila Vallejo, hizo una dura intervención, donde recalcó que en el programa de gobierno estaba establecida la ruta gruesa de la reforma educacional y, por lo tanto, cabía preguntarse si muchos de los críticos dentro del oficialismo “no habían leído el programa” o tienen –contaron– una doble intención, la de querer suavizar los proyectos, a tono con la campaña desplegada desde sectores de la derecha para neutralizar los proyectos de ley.

Sus palabras no pasaron inadvertidas. Fue la última en retirarse de Cerro Castillo porque, cuando terminó formalmente la reunión, la Presidenta Bachelet le pidió que se quedara conversando con ella, a solas, una charla que se extendió un buen rato.

Las encuestas no estuvieron ajenas al debate, aspecto que algunos parlamentarios hicieron presente al afirmar que los sondeos reflejan el “temor” de la gente a la reforma. El tema fue recogido por Bachelet, quien llamó a “no tenerle miedo a la calle”, a ninguna de las dos, tanto la del movimiento social como a la que representan grupos de padres y apoderados, sostenedores de colegios. Que la clave está en despejar ese temor.

De muestra un botón de la propia Bachelet, quien ayer –en Cooperativa–, apostando a su alta credibilidad, hizo precisamente eso, despejar los miedos públicos, cuando aseguró que su gobierno no quiere perjudicar a las familias. “Hay mucho mito y mucho miedo, y lo único que no queremos es perjudicar a las familias, y sabemos que para las familias una educación de calidad es central. Entonces vamos a hacer un esfuerzo aún mayor comunicacional, por un lado, pero no es sólo eso”, sentenció.

A raíz de aquello, en la Nueva Mayoría, entre los secretarios generales de los partidos presentes en Cerro Castillo, se conversó la idea de impulsar un observatorio político de la reforma educacional, para ir testeando el pulso en los próximos meses.

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