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Gonzalo Yuseff bajo el síndrome Austin Powers El deplorable estado en que quedó la ANI durante la administración piñerista

Gonzalo Yuseff bajo el síndrome Austin Powers

Marcela Jiménez
Por : Marcela Jiménez Periodista de El Mostrador
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Después del bombazo del lunes en el SubCentro del Metro Escuela Militar, el ex director de la Agencia Nacional de Inteligencia ha peregrinado por los medios dando cátedra sobre seguridad e inteligencia. Sin embargo, las críticas no solo le llueven desde la actual administración, sino que su cargo fue cuestionado en el gobierno anterior, donde la institución no tuvo peso.


“El que sabe no habla”, reza un viejo refrán que se utiliza en el mundo de la inteligencia y que por estos días calzaría a la perfección al ex director de la Agencia Nacional de Inteligencia (ANI) de la administración Piñera, Gonzalo Yuseff, un personaje bastante peculiar, cuya gestión fue duramente criticada por la propia derecha.

Con ocasión del bombazo del lunes por la tarde, Yuseff ha hecho un intenso tour por distintos medios de comunicación dando cátedra sobre seguridad e inteligencia, defendiendo, de paso, su accionar como jefe de la ANI entre el 2010 y el 11 de marzo de este año.

El lunes en CNN dijo que desde la ANI observó que había una “escalada”, una mayor “peligrosidad” y un aumento de las filas del “anarquismo insurreccional”. Que la administración de Sebastián Piñera aplicó la estrategia de “detener personas y no atacar organizaciones”, una lección aprendida –dijo– del polémico Caso Bombas, porque “los jueces no van a juzgar por asociarse, sino que iban a exigir pruebas concretas”, que esa línea de acción llevó a tener siete detenidos, lo que permitió mantener “la presión” a través de procesos pendientes.

“Si es que la autoridad anterior está bien parada en este tema, fue porque decidió jugarse por la opción más complicada, que era decir que estaba pasando algo grave, que había un fenómeno creciente”, agregó.

Habló en varias radios y dio una entrevista en La Segunda, donde desplegó un perfil de los supuestos responsables del bombazo: “La psicología de estas personas es muy similar a la de un yihadista, cree que está luchando por Dios. Aquí lo que cree el anarquista es que está salvando a la sociedad de la opresión”, señaló.

La percepción de Yuseff sobre su experticia y desempeño no es compartida por muchos. El ex fiscal Xavier Armendáriz, primer instructor del Caso Bombas, en la misma CNN dijo –sin dejar espacio a dudas– que no recibió ninguna información conducente de las agencias de inteligencia, nada que le sirviera en algo para las tareas de investigación en busca de los responsables.

Desde el mundo de la inteligencia recuerdan que fue comentario obligado su presentación en la Asociación Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos, a poco de asumir en la ANI, donde reconoció abiertamente “que no sabía nada de la actividad de inteligencia y entonces se puso a hablar de literatura rusa, su pasión”.

Desde la ANI comentan que su famoso término de “anarquismo insurreccional” nunca ha sido un concepto de especialistas, y que sólo lo usaba un analista de la institución, que fue quien instruyó al entonces neófito director acerca del ABC de la actividad.

[cita]Este baipaseo político, que demuestra el nulo peso que tuvo la institución en ese gobierno, se manifestó en el hecho de que el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, formó una división de delitos complejos, a cargo de Marko Magdic, que en la práctica operaba como organismo de alto análisis. Yuseff resintió más su aislamiento y recelo con Ubilla, quien alguna vez declaró a la prensa que el gobierno no tenía un servicio de inteligencia.[/cita]

En La Moneda algunas de las actuales autoridades afirman que está de “comentarista”, dedicado al “espectáculo” y que incluso sus declaraciones al vespertino del grupo Edwards “violan el artículo 38 de la Ley 19.974 que rige a las actividades de inteligencia y que dispone estricta reserva de ciertas materias”. Esto, respecto de supuestos archivos con información sobre grupos anarcos entregados al actual director de la ANI, lo que, además de ser falso –señalan–, es secreto de acuerdo a la ley. Es más, recuerdan que en las primeras reuniones de coordinación para el traspaso de mando y el intercambio de información respectiva, desde la propia administración piñerista les confesaban que la ANI y Yuseff no fueron precisamente un aporte.

Eso es bastante coincidente con lo que se sabía, ya que desde noviembre del año 2012 –cuando Chadwick asumió como ministro del Interior en reemplazo de Hinzpeter– comenzaron a salir a flote numerosas críticas a la deficiente gestión de la ANI y de su entonces director. A esto se suma la salida de libreto de Yuseff y el excesivo autobombo que desplegó en el caso de los chilenos detenidos en España por la colocación de una bomba.

Era comentario obligado en el seno del gobierno piñerista que Yuseff era asiduo visitante del Café Bombay, a media cuadra de La Moneda, que frecuentemente se le encontrara ahí, sentado al fondo, a distintas horas, y que era más fácil ubicarlo ahí que en sus oficinas en calle Tenderini.

El hecho, que tiene mucho de anécdota, siempre ha sido dado como ejemplo para graficar la “excéntrica” personalidad de Yuseff, a quien consideraron incapaz de levantar información concreta que permitiera al gobierno adelantarse a los hechos, debilidad que se hizo más patente aún con el asesinato del matrimonio Luchsinger-Mackay en enero del 2013.

En un hecho inédito para el cargo del jefe de inteligencia, que reporta directamente al Presidente de la República y está en permanente contacto con la máxima autoridad, y a diferencia de sus antecesores, Yuseff sólo se juntó dos veces con Piñera. “Y en la primera ocasión no estuvo más de 10 minutos, pues el Presidente lo mandó a estudiar”, señalan fuentes del organismo.

Este baipaseo político, que demuestra el nulo peso que tuvo la institución en ese gobierno, se manifestó en el hecho de que el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, formó una división de delitos complejos, a cargo de Marko Magdic, que en la práctica operaba como organismo de alto análisis. Yuseff resintió más su aislamiento y recelo con Ubilla, quien alguna vez declaró a la prensa que el gobierno no tenía un servicio de inteligencia.

No hay que olvidar el caso del paquistaní acusado de ingresar con trazas de explosivos a la embajada de Estados Unidos, investigación que terminó siendo suspendida y se convirtió en un revés no menor para la ANI y para el primer titular de Interior de la administración piñerista, Rodrigo Hinzpeter.

La lista de cuestionamientos llevó a que Yuseff incluso estuviera en la mira del ministro del Interior, Andrés Chadwick, quien quiso evaluar la posibilidad de cambiarlo, pero desistió de dicha idea por considerar que no era conveniente sacar al jefe de inteligencia en plena tensión por el conflicto mapuche. Quizás lo más complejo para la ANI durante la administración Yuseff fue que, por este desprestigio, perdió la mayoría de los vínculos con organismos similares de otros países. “De 20 servicios extranjeros con los que había fluida relación, solo tres lo mantuvieron. Entre estos el Mossad, pues no hay nada mejor para los israelíes que un árabe converso”, señalan desde el organismo.

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