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Opinión: ¿De qué sienten vergüenza, periodistas deportivos?

Opinión: ¿De qué sienten vergüenza, periodistas deportivos?

Para muchos colegas, aceptar públicamente que son hinchas de un equipo les resulta impensado. Como si esa condición menoscabara su calidad profesional. Asumir una mirada aséptica frente a un tema tan pasional, como el fútbol, no sólo resulta poco creíble: sencillamente es anti natura.


Parto estas líneas reconociendo, como siempre lo he hecho, que fui, soy y siempre seré hincha de Universidad Católica. Porque cuando uno elige sus colores, no hay nada ni nadie que lo pueda cambiar, al menos no en los hinchas de verdad. Tal como se describe magistralmente en la película argentina “El Secreto de Sus Ojos”, una de las grandes obras del futbolero director Juan José Campanella.

En la escena de un bar de Buenos Aires, Pablo Sandoval (Guillermo Francella) le explica a Benjamín Espósito (Ricardo Darín), lo que significa ser amante de un equipo de fútbol: “Una pasión es una pasión. El tipo puede cambiar de todo. De cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar, Benjamín: no puede cambiar de pasión”.
El mejor periodista deportivo chileno de todos los tiempos -a mi juicio-, el gran Julio Martínez, nunca escondió su amor por la Unión Española, todo lo contrario, la defendió hasta sus últimos días, como cuando en el bloque de Canal 13 emocionó a todo el país al ver amenazado a su equipo con la llegada de las sociedades anónimas:

“Santa Laura no, la Unión no. No se toca eso. No se toca. Ni Santa Laura, ya está dicho, ni la Unión Española. ¿Qué es eso de que alguien quiere comprar a la Unión? ¿Alguien? Por favor. No quiero molestarme en estos días de quietud, estos días sacros. Yo puedo contar la historia de Santa Laura, por supuesto, desde el año 33 en adelante. Santa Laura no, Unión Española no. Por lo menos mientras yo esté aquí, no”.

Si el más grande no escondió sus colores, por qué la mayoría de los periodistas deportivos cambian el tema cuando se les consulta por sus equipos. Como que sintieran vergüenza de reconocerlo. ¿Vergüenza por qué?, ¿por una pasión que los acompañó incluso antes de aprender a leer? Una pasión que, además, los llevó a optar por un camino profesional. Porque estoy seguro que más del 90% de los comentaristas, relatores, locutores y estadísticos deportivos eligieron su profesión porque le gustaba el fútbol. Y las nuevas generaciones de profesionales de los medios irán por ese camino, motivadas por el amor a una actividad que nació porque en su momento vibraron, rieron y hasta lloraron por un equipo.

El más grande demostró que reconocer los colores no tiene relación con ser más o menos profesional.

De los actuales periodistas destaco a mi amigo y colega Marco Sotomayor, a quien además considero como uno de los mejores para interpretar el juego. Y para transmitirlo. Desde que lo conocí como lector, auditor y televidente supe que era hincha hispano, y me enteré porque el mismo aprovechó sus tribunas para darlo a conocer. Y no por eso dejó de ser objetivo, todo lo contrario, critica y alaba a su equipo con la misma vara con que lo hace con la U, Colo Colo, Católica o San Luis.

Otro de los buenos periodistas que reconoció su amor por un club es el tenor fundador Francisco Mouat, que lo hizo luego de un receso radial en que se inspiró para escribir “Soy Azul”, libro editado por Lolita en 2013. A partir de ahí, luego de su regreso a ADN, se transformó en un ícono azul, pero no por eso se resta de comentar las noticias y partidos de los otros cuadros. Sus análisis siguen siendo tan objetivos como cuando todavía sus colores se mantenían bajo incógnita.

En el mismo programa, el conductor Carlos Costa también se ha dado maña para decir que es de Unión, ya sea en forma directa o preguntando por el interés del “hincha hispano” por conocer las noticias de su club.

Igor Ochoa, otro grande del periodismo deportivo, optó por ventilar su amor por la U, especialmente después del gran 2011 que tuvo el club que antes tenía su sede en Campos de Deportes 565. El connotado analista de Cooperativa no perdió credibilidad, sino que siguió figurando entre los principales comentaristas deportivos del país. Un claro ejemplo de que reconocer el equipo no es pecado.

Están los casos de Juan Cristóbal Guarello, Luis Urrutia y Felipe Bianchi, todos reconocidamente colocolinos.
Algunos periodistas de regiones, que trabajan en medios de Santiago, también se han sumado a la idea de decir qué equipos les gusta, como Danilo Díaz, seguidor de Antofagasta, y Cristián Arcos, de Curicó Unido.

Tampoco se trata de ir por la vida diciendo qué equipo les gusta a los periodistas deportivos, pero al menos me gustaría que llegara el momento en que no se evada el tema ante esta pregunta tan simple: ¿qué equipo te gusta?

No se puede cambiar de pasión, lo dijo Pablo Sandoval, aunque algunos prefieren esconderla…

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