«¿Por qué los obispos están tan obstinados en defender a un obispo que el Arzobispado de Santiago por recomendación de la Congregación para la Doctrina de la Fe, censuró por sus dudosos procesos formativos y por no ir en comunión con la Iglesia, vale decir, fue formado en una secta? Confiamos en lo que decía una gran santa ‘la verdad padece, pero no perece'», manifestó Juan Carlos Claret, el vocero y uno de los articuladores de la organización.
Es el 21 de marzo de 2015 y en la Catedral San Mateo de Osorno se realiza la ceremonia de investidura del nuevo obispo, Juan de la Cruz Barros Madrid, quien asume el mando de la diócesis local.
Una multitud repleta el interior del principal templo católico de la ciudad, que a esas alturas ha debido cerrar sus puertas para impedir que más personas ingresen. Globos blancos, negros y elocuentes carteles se alzan para recibir al nuevo pastor diocesano. Los asistentes abarrotan la Catedral en la que se confunden los fieles que celebran la llegada de monseñor Barros, con personal policial que resguarda la seguridad del propio sacerdote investido. Mientras tanto, en la parte posterior del recinto se hacen presentes grupos de laicos católicos que rechazan la figura de Juan Barros y los osorninos que solidarizan con los laicos católico; comienzan a hacerse oír.
Ese día el ambiente en la Catedral San Mateo de Osorno es de descontento generalizado y por ratos caótico, los gritos, forcejeos y empujones no permiten el desarrollo normal de la atribulada ceremonia. Las voces se apagan unas a otras y el “No a Barros” resuena atronador por el templo. Algunos fieles lloran porque sienten profanada la eucaristía; otros cantan, mientras detractores y defensores acérrimos del asumido obispo se increpan mutuamente entre airadas acusaciones. Cual alegoría que vislumbra el futuro del nuevo pastoral, la división golpea las puertas de la cerrada catedral osornina. Es un día inédito para la iglesia católica chilena y Latinoamericana que pasará a la historia de Osorno como una fecha de dolor y división jamás antes vista por el pueblo católico, que acostumbrara jubiloso celebrar la llegada de sus pastores en sendas peregrinaciones junto a los fieles por las calles de la ciudad.
Al mismo tiempo, en las afueras de la Catedral un contingente policial resguarda el perímetro donde la organización de laicos y laicas de Osorno vestidos de un riguroso luto y cientos de globos negros en mano no dejan de cantar y exhortar al que es ahora el quinto obispo en dirigir la diócesis de Osorno, a renunciar por amor a la unidad de su iglesia. Petición expresada por muchas voces en la iglesia católica local y variadas personalidades de la zona, desde que la iglesia católica chilena hiciera público el nombramiento del ex obispo castrense de Chile; Juan Barros Madrid, como obispo de Osorno el 10 de enero de 2015. Inmediatamente comenzaron los cuestionamientos al religioso, a quien se le vincula como parte de los cercanos y encubridor del ex sacerdote Fernando Karadima condenado por la justicia vaticana en 2011 por abusos sexuales en la parroquia de El Bosque.
Una diócesis dividida
Desde la organización de laicos y laicas de Osorno afirman que actualmente la diócesis de Osorno se encuentra con una iglesia completamente dividida entre laicos que apoyan al obispo Juan Barros y los que no lo apoyan reivindicando su renuncia. Asimismo, advierten la fragmentación que presenta el clero osornino, con sacerdotes y religiosas divididas, hecho que ha impactado fuertemente no solo en Osorno sino en Chile, producto de la situación de división y de guía que divide la diócesis local.
La voz de descontento y rechazo que han levantado los laicos en Osorno en torno a la figura del obispo Barros, no ha estado exenta dificultades para hacerse oír desde su proceso de construcción.
Juan Carlos Claret, estudiante de derecho, vocero y uno de los articuladores de la organización de laicos, relata que él se encontraba en Santiago cuando se enteró de la designación del nuevo obispo de Osorno. «Lo primero que hice al llegar a finales de enero, fue ponerme en contacto con las personas que se habían manifestado a comienzo de mes, pero que ya a esas alturas, no lo estaban haciendo. Así, por ejemplo, llegué donde la familia González que fueron los iniciadores de las protestas y continué golpeando puertas, en total, 60. Todos estaban desconcertados con el nombramiento, por lo que sólo bastaba organizar ese desconcierto. Es así, que, tras algunas asambleas parroquiales, el domingo 15 de Febrero en presencia de algunos sacerdotes, nos denominamos “Organización de Laicos y Laicas de Osorno”.
Desde ese momento la organización marca un punto de inflexión buscando la renuncia del obispo, búsqueda que los ha mantenido en la calle por casi nueve meses llevando a cabo cuarenta velatones, cinco marchas, seis misas de solidaridad y de unidad para la diócesis, un encuentro nacional de laicos, un viaje a Bolivia y la visita de Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de Karadima. Todas actividades en las que participan laicos no consagrados y parte del clero local que están poniendo en el centro de la discusión la transparencia en las decisiones de la Iglesia y cuestionando las situaciones de poder e imposiciones con las cuales dicen estar batallando con mucha más convicción día a día.
Claret afirma que si bien en un principio el objetivo de la organización de laicos y laicas apuntaba a que Juan Barros no asumiera como obispo de la ciudad, una vez investido este el movimiento tuvo que continuar, pues no querían dejar solos a los sacerdotes. , “conocíamos la situación del clero en las otroras diócesis de Barros y porque en las otras diócesis donde también están los obispos formados por Karadima, entregarles todo en bandeja ha significado un daño muy grande para las diócesis. Como se puede ver, nuestro propósito, entonces, ya no era sólo que Barros renuncie”, dijo.
– ¿Por quiénes está conformada la organización de laicos?
– La Organización está conformada por hombres y mujeres con vasta trayectoria parroquial, muchos de ellos muy cercanos a los Obispos Valdés, Caviedes y Goic, por lo que saben de primera fuente lo que es ser un buen pastor, fama que Barros no tiene desde antes que asumiera en Osorno. En su mayoría, lo componen ministros extraordinarios de la comunión, catequistas, secretarias parroquiales, personas de la CALI, reconocidos laicos y laicas, y también fundadores de comunidades parroquiales. También, hay muchos católicos que habiéndose alejado de la Iglesia, por causa de la Organización, han regresado. También la integran nuevos católicos.
– Como movimiento de fieles católicos, ¿han encontrado apoyo en parte del clero local?
– Sí, de hecho nos retroalimentamos y constantemente estamos en conversaciones para discernir en conjunto los pasos que vamos dando. Quienes más mal lo están pasando, sin lugar a dudas, es el clero. Por eso, nuestro compromiso de no dejarlos solos y apoyarlos. Y en ese sentido, vaya a la gran mayoría del clero que pide la renuncia del obispo, mi gratitud, pues han debido sobreponerse no sólo al hostigamiento del Obispo, sino que a los constantes retos y censura de obispos de mayor jerarquía.
–¿Qué apoyo han concitado como organización de laicos a nivel local y nacional?
– Hace un tiempo conversaba con un amigo en Osorno que: si juntas a diez osorninos, 8 piden que Barros se vaya y 2 que se quede. De los ocho primeros, 4 se manifiestan públicamente y 4 están contra el Obispo pero siguen haciendo la pega con la oposición en silencio. De los dos que quedan a favor, 1.5 son personas que apoyan a Barros no porque sea Barros, sino porque está la decisión del Papa detrás. Y de las 0.5 personas que quedan, con mucha responsabilidad digo que son personas malintencionadas porque por más que se le muestre y demuestre el pastor que es Barros, para ellos no es problema porque es el pastor que quieren, pues la eclesiología del obispo es una servicial a los intereses particulares, que los pecados incluso sociales son perdonados en la medida que se done o que se rece un avemaría. En otras palabras, es un poder revestido de religión. Eso a nivel local, pero a nivel nacional anda por ahí también.
En lo relacionado a los laicos católicos a nivel país, el apoyo ha quedado demostrado, por ejemplo, en el Primer Encuentro Nacional de Laicos realizado en Osorno el 13 de Junio de este año. También en las distintas columnas publicadas por laicos reconocidos en distintos medios de comunicación y también de reconocidos sacerdotes.
Laicos y Laicas de otras diócesis se han manifestado enviando cartas a sus obispos por su preocupación por lo de Osorno e invitándoles a solucionarlo. Laicos de las diócesis donde están los otros obispos de Karadima, inspirados en el ejemplo de Osorno, se están comenzando a organizar pues lo que denunciamos y tratamos de prevenir en Osorno para ellos es una triste realidad.
A nivel internacional también hemos recibido apoyo de laicos, consagrados y sobrevivientes de abusos sexuales por parte de sacerdotes, donde destaco la preocupación constante y la carta que entregaron en el Vaticano los integrantes de la Comisión Papal para la Prevención del Abuso, en particular a Marie Collins; el seguimiento periódico y declaraciones de David Clohessy, fundador de la SNAP; y la visita en Septiembre de Fabiana Mainero, sobreviviente del Uruguay.
–¿Cuáles han sido las mayores dificultades que han enfrentado como organización de fieles católicos?
– En primer lugar, la pérdida de la fraternidad o “amistad cívica”. Cuando comenzamos a hacer preguntas, mucha gente nos dijo “¡esas preguntas no se hacen!” o “No se cuestionan las decisiones del Papa”, “No es de cristianos cuestionar” o como nos dijo un obispo “cállense y dejen de dividir”. Que personas con las que crecimos, participamos en reuniones diocesanas, compartíamos en actividades juntos de un día para otro no te saluden o te desconozcan, duele y mucho. Y en el caso de algunas personas, eso ha pasado incluso a nivel familiar.
En segundo lugar, sobreponernos a la ausencia de Dios que se siente muchas veces. Cuando a lo anterior se le empieza a sumar la podredumbre de hechos y actitudes poco cristianas de la jerarquía de la Iglesia, uno se pregunta ¿Dios está aquí?. De repente da la sensación que Dios estuviera ausente. Pero, y por eso la hermandad que se ha generado en la Organización es tan rica, descubrir que precisamente el primer signo de Resurrección es ausencia (sepulcro vacío) da nuevas fuerzas. Pero, evidentemente, descubrirlo puede ser un proceso agobiante.
En tercer lugar, hacerle ver a mucha gente que lo que estamos haciendo es una lucha por una cristiandad más cristiana. Se nos tiende a catalogar de activistas, no católicos, “zurdos” y “tontos” recientemente.
– ¿Creen que las declaraciones del Papa Francisco, en las cuales desconoce a los laicos como un movimiento de fieles católicos, contrarios a la designación de Juan Barros como Obispo de Osorno, obedecen a los antecedentes que la Iglesia Católica chilena ha entregado al Vaticano?
– Claramente. Y no solo a la labor del Nuncio Apostólico, porque si no ¿cómo entender que el Papa use las mismas descalificaciones que ya el año 2010 los obispos de El Bosque usaron para desacreditar a los denunciantes de su mentor, Fernando Karadima? Las cartas están en la web. O sea, para Roma no es nada nuevo el calificativo de zurdos y macanas para referirse a quienes contradicen el parecer de Karadima y su séquito. Lo preocupante radica en que el 2010 no le dieron credibilidad a su versión, en cambio ahora sí.
Esto significa que, mientras rezábamos y gritábamos, este círculo de protección estuvo haciendo gestiones bastantes eficientes.
– ¿Qué opinión le merecen los comentarios del Papa en relación a la supuesta vinculación del movimiento laico con la izquierda local y en donde además afirma que “Osorno sufre por tonta y por no abrir su corazón a lo que Dios dice”?
– Pero, si dejamos eso de lado, sus dichos duelen, porque con tal de no resarcir los daños que su decisión de naturaleza administrativa generó en nuestra Diócesis, Francisco es capaz de manifestarse indolente ante la división diocesana, el sufrimiento de los laicos, el hostigamiento de los sacerdotes, y el sufrimiento del mismo Juan Barros, quien a todas luces no lo está pasando bien. Pero más aún, cuesta entender que un Papa supuestamente decidido por las víctimas, al tratar de tontería y macanería su sufrimiento, los revictimice.
– ¿Creen ustedes que una probable renuncia de Juan Barros pueda marcar un precedente fundamental a la hora de inhabilitar futuras designaciones de sacerdotes cuestionados éticamente por situaciones similares en la Iglesia Católica chilena?
– Si Barros renuncia, se genera el precedente para que inmediatamente cuatro obispos de El Bosque, que tuvieron la suerte de llegar a diócesis con un rebaño dormido, se vayan. Si Barros se va, cae toda una jerarquía que reviste de religión su mera voluntad de poder. Por eso el miedo y el rechazo a quienes intentamos hacer valer lo que la misma Iglesia nos invita. Para remediarlo, los obispos han actuado en una defensa corporativa de dudosa inspiración cristiana. ¿Por qué los obispos están tan obstinados en defender a un obispo que el Arzobispado de Santiago por recomendación de la Congregación para la Doctrina de la Fe, censuró por sus dudosos procesos formativos y por no ir en comunión con la Iglesia, vale decir, fue formado en una secta? Confiamos en lo que decía una gran santa “la verdad padece, pero no perece”.
Según Mario Vargas, otro de los voceros de la organización de Laicos y Laicas de Osorno, aunque se concrete o no se concrete la salida de Barros de la diócesis de Osorno, “este laicado osornino tiene una mirada más holística de la iglesia y más de futuro, ¿qué significa esto?, que nosotros además de ser luz queremos aportar a la transparencia de la iglesia y queremos aportar también con toda la vitalidad que tienen los laicos no consagrados, que somos los más y los consagrados son los menos, por lo tanto la voz del laicado en Chile tienen que comenzarse a notar y tiene que ser escuchada”.
En relación a las condiciones en las que está realizando su labor pastoral y diocesana el Obispo Barros actualmente, Mario Vargas puntualiza que “el obispo Barros no tiene ninguna acción diocesana, las confirmaciones que debiera hacer tiene que delegarlas a otros sacerdotes porque hay jóvenes que no se quieren confirmar, no puede ir a ningún acto público, no va. Hay dos Parroquias que le cerraron las puertas (Parroquias Sagrado Corazón y Parroquia Santa Rosa), de hecho no puede entrar a esas parroquias” enfatiza. No sabemos que está ocurriendo dentro de nuestra diócesis, entonces la pastoral de Barros no es nada. No hay pastoral en Osorno”.
En la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal realizada en Punta de Tralca el viernes 13 de noviembre el obispo de Osorno, Juan Barros Madrid, reiteró no haber conocido de los abusos cometidos por el sacerdote Fernando Karadima mientras este dirigía la parroquia de El Bosque,“yo participé varios años en la Parroquia (de El Bosque), pero no por eso soy testigo de todo lo que allí pasó, jamás he participado de las cosas que allí sucedieron” señaló Barros.
El 20 de noviembre el monseñor Juan Barros Madrid llegó hasta el edificio de la Corte de Apelaciones de Valdivia, en la Región de Los Ríos, para prestar declaración en el marco de la demanda civil interpuesta por los denunciantes del caso Karadima en contra del Arzobispado de Santiago, tras lo cual Barros salió por una puerta posterior sin hablar con la prensa. En la instancia se hicieron presentes miembros del Movimento de laicos y laicas de Osorno para seguir manifestando su rechazo al Obispo de Osorno Juan Barros.