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Lionel Richie y Rick Astley deslumbran con sus éxitos ochenteros

Lionel Richie y Rick Astley deslumbran con sus éxitos ochenteros


Lionel Richie, la incombustible estrella del pop, transformó la Quinta Vergara, el anfiteatro del Festival de Viña del Mar, en una pista de baile ochentera que llenó con todos sus grandes éxitos en solitario y los clásicos inolvidables de «The Commodores».

Treinta años después de su época dorada su espectáculo sigue sonando fresco y dinámico, entre el R&B estridente y las baladas dulces como cajas de bombones.

Esta leyenda de la música arrancó la noche con «Running with the night» e invitó al público que vivió el apogeo de la onda disco a revivirla durante una hora y media de pura euforia.

«Que siga la fiesta. ¡Vamos a pasar una noche genial!», dijo el icono de la música de los años 80 que hoy se presentó ante los 15.000 asistentes vestido de negro de pies a cabeza y con un colgante con una cruz.

El artista de Alabama llegó a Chile después de ser homenajeado en Los Ángeles por su exhuberante y exitosa trayectoria que inició de la mano del grupo de R&B del sello Motown, The Commodores.

Sin embargo, fueron los álbumes que grabó en solitario como «Lionel Richie» (1982), «Can’t slow down» (1983) o «Dancing on the ceiling» (1986) los que lo encumbraron en la década de los ochenta, cuando encadenó una retahíla de triunfos y ventas millonarias.

«Es un honor estar aquí con ustedes, tocaremos tantas canciones como podamos, y tantas como yo pueda recordar», señaló el estadounidense antes de entonar «Easy», la lenta balada que acompañó con un piano de cola y que ya sonó en este escenario cuando «Faith no more» la interpretó en 1991.

El tema que creó cuando lideraba «The Commodores» fue aclamado por todos los asistentes con gritos y aplausos, un vitoreo que el músico recibió con estupefacción.»Uau», exclamó con los brazos abiertos, visiblemente emocionado.

«Todo el mundo de pie. Llegó la hora de The Commodores», anunció el músico que inició un viaje hacia el pasado de la mano de una mezcla de las canciones «Brick house» y «Fire» que siguió con la rítmica «Lady (You Bring Me Up)».

A sus 66 años, Richie parece sorprendentemente joven, el peso de sus más de cuarenta años de trayectoria sólo se deja ver en su voz, que ha dejado atrás ese tono sedoso de los ochenta para adquirir una aspereza más profunda.

Las baladas «I love you» y «Say you, Say me», transportaron a todos los asistentes a las bandas sonoras de sus primeras citas románticas e incitó a las parejas a fundirse en caricias.

Lionel declaró su amor eterno a la Quinta Vergara con la balada «Endless Love», que grabó junto a Diana Ross en 1981 y que las chilenas corearon a pleno pulmón. «¿Quién necesita a una Diana cuando puede tener 10.000 de ellas?», preguntó.

«Todo el mundo de pie -exigió-, ahora vamos a bailar en el techo» mientras sonaban los primeros acordes de «Dancing on the ceiling» que concluyó con la introducción de otro clásico de los ochenta: «Jump» de Van Halen. Con ella hizo ademán de despedirse.

Pero la masa, sedienta de espectáculo, no aceptó el punto y final y, tras cinco minutos de reclamos e incansables ovaciones, este mago del pop soltó los bises encabezados por «Hello», «All night long» y «We are the world».

El público entonó la última de pie, con los brazos alzados y tomados de las manos, como intentando retener los últimos instantes de una de las mejores fiestas de esta edición del festival hasta el momento.

Con este concierto el estadounidense abrió la cuarta jornada del certamen que culminará con el espectáculo del británico Rick Astley, quien será el encargado de coronar la noche más ochentera del festival más importante de América Latina.

Rick Astley

El cantante británico Rick Astley consolidó el relanzamiento de su carrera musical en el festival de Viña del Mar, con un pop bailable y romántico que trae al recuerdo los nostálgicos sonidos de la década de los años 80.

En el 2007, año en que el internet comenzó a adoptar nuevos formatos como las redes sociales y la consolidación de YouTube, el viral llamado «Rickrolling» hizo revivir la carrera de Astley.

El fenómeno viral consistía en el envío de un enlace a amigos o conocidos que supuestamente tenía que llevarlos a interesantes páginas de la red, pero el vínculo los redireccionaba al videoclip de la canción «Never gonna give you up», en el que el artista británico bailaba con movimientos ochenteros.

Esos mismos bailes protagonizados por Astley transformaron el anfiteatro de la Quinta Vergara en una pista de baile que evocó los mejores momentos del Studio 54, la legendaria sala neoyorquina que vivió el apogeo de la música disco.

El concierto arrancó con la pegajosa «Together forever», el otro clásico del disco debut del nacido en Lancashire, «Whenever you need somebody» de 1987.

Pese a que apareció en el escenario chileno pasada las 02.00 horas locales (05.00 GMT), los 15.000 asistentes se mantuvieron en sus puesto durante la gélida noche del festival viñamarino, que comenzó con el rey de las baladas, Lionel Richie.

Pero el exvocalista de The Commodores, de 50 años, no flaqueó y logró mantener la magia al interpretar canciones como «She wants to dance with me», con las que invitó a bailar al público.

No sólo los asistentes presentes en el anfiteatro disfrutaron del concierto del británico, sino que los más de 150 millones de personas que vieron el espectáculo desde sus casas también lo hicieron.

Los mismos que en internet resucitaron la carrera de Astley, lo llenaron hoy de loas y felicitaciones a través de las redes sociales. La etiqueta #RickAstley fue trending topic a nivel regional.

Aunque es más conocido por sus canciones bailables, demostró en Viña que posee un impresionante registro vocal, algo que quedó plasmado al interpretar «When I fall in love», melodía del jazzista estadounidense Nat «King» Cole y con la que se ganó una cerrada ovación de los asistentes.

«¡Salud!, vino tinto, por Chile», dijo Astley después de beber en medio de su concierto una copa de vino chileno, del que el británico se confesó ser muy aficionado durante una rueda de prensa celebrada este miércoles en Viña.

«Cuando voy a mi tienda de siempre y no hay vino chileno, me enfado», señaló el músico a los periodistas.

Conocido por las nuevas generaciones por el meme que relanzó su carrera, Astley también tuvo tiempo para conectar con los más jóvenes al cantar «Uptown funk», del productor Mark Ronson y la emergente estrella del pop Bruno Mars.

El momento más esperado de la noche llegó cuando Rick Astey bailó y cantó la canción que le dio sentido al «Rickrolling»: «Never gonna give you up», que desató la euforia de todos los asistentes.

Desde Chile, el que hace algunos años era considerado una oxidada estrella del pop, demostró que la broma del 2007 no fue algo pasajero y que le queda aún mucha más música y talento que entregar desde el YouTube, pero también sobre los escenarios.

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