Este miércoles se da por iniciado el año académico en la Facultad de Teología de la Universidad Católica, pero lo hará enfrentando una demanda laboral por la vulneración al derecho a la libertad de opinión, honra y libertad de trabajo, interpuesta por quien fuera uno de sus académicos laicos más antiguos, Mike van Treek. Este fue desvinculado de la PUC, luego de publicar una columna en la que cuestionó el origen de la Declaración de Principios de dicha casa de estudios, que fue redactada durante la dictadura. El teólogo acusa que los sacerdotes que intentaron interceder por Karadima en el Vaticano ahora están de regreso en la UC y ejercen mucha influencia sobre el decano Joaquín Silva, quien decretó su salida.
En octubre de 2017, el teólogo y académico de la PUC, Mike van Treek, publicó la columna «La historia detrás de la conservadora Declaración de Principios de la Universidad Católica que rige a la UC». Con el fin de aportar a la discusión interna que se desarrollaba en “Foro Universitario UC”, un espacio de diálogo y debate al que convocó el Consejo Superior de la UC, el profesor de la Facultad de Teología intentó explicar el contexto en que se redactó la carta fundamental de la PUC, el anclaje ideológico y hoja de ruta que aún rige a la universidad pontificia.
“La Declaración de Principios que sirve de base para debates de nacional envergadura, como el caso de la despenalización del aborto, no ha sido la que ha guiado a la universidad desde sus inicios. Redactada en 1977 bajo la guía del rector delegado de la Junta Militar, refleja la postura política y teológica de quienes se impusieron en el país y en la universidad por la fuerza y el exterminio», escribió el académico.
Este hecho despertó molestia al interior de la facultad, tanto así, que habría terminado con la desvinculación del profesor, quien presentó una demanda laboral en contra de la Pontificia Universidad Católica, por la vulneración a su derecho a la libertad de opinión, honra y libertad de trabajo . Aunque –según la notificación que recibió– fue debido a “necesidades de la empresa”. El Mostrador tuvo acceso a la demanda laboral interpuesta por el académico el 9 de marzo del 2018, de la cual fue notificada la UC el 19 de este mes.
“La Facultad de Teología debe enfrentar una serie de cambios internos y la redistribución docente de algunos de sus profesores. Sin estos cambios sería imposible llevar a cabo los procesos de y reorganización y reestructuración que requiere la Unidad académica. Asimismo, debo agregarle que de acuerdo a la reglamentación vigente en la Universidad no es factible mantener su nombramiento de profesor debido a que no se han alcanzado los estándares académicos que a este respecto exigen los Reglamentos pertinentes. Dichos instrumentos establecen estándares académicos objetivos de productividad tanto en la investigación como en la docencia, que son aplicables a todos los profesores de la facultad. Sin perjuicio de lo anterior, deseo agradecerle muy sinceramente los distintos aportes que Usted ha hecho a la Facultad y a la Universidad…”, detalla la notificación de despido del 26 de enero de 2017.
[cita tipo=»destaque»]Según el testimonio de Mike van Treek, estas personas “tienen prácticas sórdidas de control del poder y cuya presencia se ha incrementado en el último tiempo con el decano Joaquín Silva”. Es más, en las conclusiones de una comisión investigadora levantada por la Feuc, se señala que las malas relaciones laborales entre docentes de la Facultad de Teología “se vienen dando hace bastante tiempo con el grupo de profesores vinculados a la parroquia de El Bosque. Esta mala relación con los profesores estaba mediada por un conflicto político de posiciones frente a los casos (de abuso sexual y de poder) que rodearon a la parroquia”, detalla el texto publicado en 28 de diciembre de 2017.[/cita]
Van Treek llegó a la Facultad de Teología de la PUC en el año 2003, después de terminar sus estudios de posgrados en el extranjero –antes había sido estudiante de pregrado en la institución–. Durante estos quince años no solo se desarrolló como académico sino que fue también director de la Biblioteca de Teología entre los años 2011 y 2017 y en agosto del año pasado asumió como director de Relaciones Internacionales de la facultad, espacio que él mismo constituyó. Además, entre 2011 y 2013 fue presidente de la Sociedad Chilena de Teología y actualmente es vicepresidente de la Asociación Bíblica Chilena.
Durante los tres lustros en que cumplió funciones fue reconocido por ser parte del sector “más progresista” del señalado centro docente. Cercano al sacerdote Jorge Costadoat, se destacó por intentar incluir en sus líneas investigativas y en actividades en la Facultad Teología una mayor amplitud de la visión sobre el desarrollo de la comunidad UC y en el aspecto académico-teológico.
De acuerdo a la demanda presentada por el académico de la Facultad de Teología de la PUC, su salida responde directamente a un giro al interior de dicha entidad docente, principalmente por el retorno de distintos sacerdotes que pertenecieron a la antigua Pía Unión Sacerdotal de Karadima.
Un grupo compuesto por cerca de diez académicos que fueron seguidores del cura condenado por abuso sexual a menores por el propio Vaticano, y que en un margen de cuatro años han ido retornando a sus labores en el núcleo formativo de la Iglesia católica en Chile. Sacerdotes que han ido desplazando, poco a poco, a los académicos y religiosos del ala más progresista de la facultad.
Según el testimonio de Mike van Treek, estas personas “tienen prácticas sórdidas de control del poder y cuya presencia se ha incrementado en el último tiempo con el decano Joaquín Silva”. Es más, en las conclusiones de una comisión investigadora levantada por la Feuc, se señala que las malas relaciones laborales entre docentes de la Facultad de Teología “se vienen dando hace bastante tiempo con el grupo de profesores vinculados a la parroquia de El Bosque. Esta mala relación con los profesores estaba mediada por un conflicto político de posiciones frente a los casos (de abuso sexual y de poder) que rodearon a la parroquia”, detalla el texto publicado en 28 de diciembre de 2017.
Como puntualiza la querella, son doce los académicos que actualmente cumplen funciones en la facultad y que fueron parte de este núcleo de Karadima. Un tema preocupante y sensible al interior del centro académico, debido a los antecedentes de respaldo hacia el ex párroco de El Bosque por parte de algunos académicos, quienes hasta habrían desarrollado una estrategia para apoyarlo ante el Vaticano.
Según detalló Ciper, los profesores Samuel Fernández, Rodrigo Polanco y Cristián Hodge, de la PUC, enviaron misivas al Vaticano con el fin de “anular las acusaciones de las víctimas”.
El teólogo destaca que, durante el mismo periodo en que el Consejo de la Facultad ha dado su respaldo a otros sacerdotes de esta disuelta asociación, “se ha procedido a la eliminación de cuatro profesores laicos”, entre ellos, Patricio Miranda, Rodolfo Núñez y Rebeca Guzmán.
El 17 de octubre de 2017, tras la publicación de su artículo de opinión, Mike van Treek fue llamado por el decano de la Facultad de Teología, Joaquín Silva. Allí, este último le habría manifestado su disconformidad de forma y fondo con el texto publicado, además le habría indicado que su contenido “‘perturbaba el clima laboral interno y las relaciones con los demás profesores”. “Me preguntó incisivamente si yo ‘combatía’ los principios de la universidad y si yo quería afectar al rector, ya que lo citaba en la columna”, relata en su demanda laboral.
Posteriormente, el 9 de noviembre de 2017, el Consejo de Facultad determinó no solicitar la renovación de su contrato como profesor asistente del espacio académico, lo que le fue comunicado el 13 de noviembre, por medio de una carta. “Respecto de este profesor, el Consejo ha constatado que persistentemente ha tenido problemas en el ámbito de ‘las relaciones académicas y humanas entre el docente y sus colegas y alumnos’ (…). El Consejo ve en ello un aspecto especialmente crítico y problemático de su presencia y de su participación en la vida de la Facultad. Por otra parte, en dos ocasiones la Comisión de Calificación Académica ha desestimado la solicitud del profesor Van Treek de ascender a la categoría académica de profesor Asociado, por no haber alcanzado los estándares académicos esperados”, detalla la resolución.
Tras conocerse lo resuelto por el Consejo, en la Facultad de Teología comenzó a circular una carta anónima, pero que contó con más de 200 firmas de alumnos de la PUC, en la que se denunciaba la “persecución” y atentado en contra de la libertad de opinión del académico. Allí se destacaba su preocupación en cuanto al desarrollo del laicado y la defensa del rol de las mujeres.
En respuesta a esto, el decano Silva manifestó que el rendimiento del teólogo “está muy lejos de ser ‘destacado'» y añadió que “ya en dos ocasiones la Comisión de Calificación Académica ha desestimado su solicitud de ascenso a la categoría académica de Profesor Asociado por no haber alcanzado los estándares académicos esperados”.
Van Treek afirma que lo planteado por el decano Silva “es completamente falso –y no digo erróneo–”, ya que hasta la fecha suma “19 publicaciones, de las cuales 12 contaron con aprobación de comités de pares expertos internacionales”. Además, destaca que a mediados de 2017 fue nombrado director de Relaciones Internacionales de la facultad, un cargo que ocuparía hasta el año 2019. Sumado a esto, a principios del mismo año, fue premiado por la casa de estudios por su trabajo investigativo, debido a que incluyó a estudiantes de pregrado en las labores académicas de investigación, una serie de antecedentes que solo se habrían desequilibrado luego de la publicación de su columna.
El profesor agrega que otro punto que generó molestia al interior de la Facultad de Teología fue la realización de una “conferencia de septiembre de 2014 de un sacerdote claretiano de la Universidad Católica de Washington sobre la homosexualidad”, lo que habría sido admitido como un “antecedente” respecto a Silva.
Según consta en la demanda, Mike van Treek asegura que los puntos difundidos –ampliamente– por el decano son “afirmaciones de extrema gravedad en el mundo académico, abusando de su posición de poder dispara contra un académico que nunca tuvo en la facultad el derecho a ser oído, el derecho a defenderse y el derecho a tener un juicio justo”. Lo que fue respaldado por un comunicado de Académicos UC, presentado en enero de este año, depués de que se oficializara su despido.
Tras la publicación de su columna, el académico de Teología se comunicó directamente con el rector de la UC, Ignacio Sánchez, como detalla la transcripción de un intercambio de correos electrónicos, recibiendo de parte de la máxima autoridad académica de la casa de estudios un escueto: “Gracias Mike, voy a leer en detalle los documentos. Ignacio”. No supo más.
El Mostrador intentó obtener una respuesta de la UC, pero no fue posible.