Pese a que la mayoría de los especialistas coincide en señalar que el explosivo aumento de nuevos contagios en el país se debe a la ausencia de campañas sostenidas de prevención o derechamente a la ineficacia de las mismas, el titular de Salud encendió aun más las alarmas al indicar adicionalmente que en Chile el VIH se ha escapado «de todas las cifras de contagio de los países de Latinoamérica e, incluso, de África», estimando un total de 100 mil personas portadoras de la enfermedad. “Llegar a 100 mil, no veo ninguna posibilidad. A lo más a 70 mil personas», contrarrestó la ex ministra de la cartera, Helia Molina.
De acuerdo a estadísticas del Ministerio de Salud, el VIH en Chile estaría fuera de control.
En 2017, se registraron 5.816 casos de nuevas personas contagiadas por el virus, lo que representa un aumento del 96% en relación con los años anteriores.
Pero la verdadera alarma la provocó el ministro Emilio Santelices, quien señaló que “esto escapa a todas las cifras de contagio de los países de Latinoamérica e, incluso, de África. Toda vez que entendemos que 45 mil personas estaban contagiadas con VIH, pero en esta nueva estimación proyectamos que son 100 mil”.
Lo anterior, a pesar de que la cifra que el mismo ministerio manejaba, en términos de personas que son portadoras de la enfermedad, eran 45 mil.
En ese sentido, el infectólogo y director del Centro VIH del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Alejandro Afani quien realizó el estudio –ampliamente citado por los medios– en el señalado centro médico, a un total de 1.377 personas, con un promedio de edad de 24 años, mitad hombres y mujeres y en que salieron 20 personas contagiadas (1.5% del total), descartó que los datos obtenidos a partir de lo investigado puedan servir para hacer un estimado de personas portadoras del virus a nivel nacional.
“Yo creo que no se puede extrapolar una realidad como esa a todo el país, fue una muestra”, señaló Afani a El Mostrador.
Asimismo, las cifras entregadas por el ministro no calzan en lo absoluto con las obtenidas gracias a metodologías de proyección epidemiológica internacionalmente validadas, como el programa Spectrum de ONUSIDA. Dicho programa estima que en el país cerca de 65.500 personas vivían con VIH, hasta fines de 2016, de las cuales el ISP había confirmado 41.681 personas (vivas). De lo anterior, existiría una brecha de 23.800 personas sin diagnosticar.
Por otra parte. La red de salud pública y privada mantiene en control a 34.690 personas del total de confirmados.
“Llegar a 100 mil, no veo ninguna posibilidad. A lo más a 70 mil personas. Pero da lo mismo. Otro dato que es erróneo es el de la mortalidad, es muchísimo más baja que la global. No es cierto que el promedio de mortalidad de Chile sea el doble que el mundial”, señaló la ex ministra Helia Molina.
[cita tipo=»destaque»]De acuerdo a fuentes reconocidas del Minsal, de ONUSIDA, desde el 2015 efectivamente la mortalidad se estabilizó entre 2,8 a 3,0 casos por cien mil habitantes, lo que coincide con la de 2,9 entregada por Santelices. Sin embargo, en cuanto a cifra de mortalidad global producto de VIH SIDA, Santelices no solo cometió una chapucería en términos de no manejar cifras actualizadas, sino que mediante la publicidad de esos datos provocó alarma pública al sostener que en Chile moría más gente que el promedio de la media mundial, que estimó en 1,2. Las verdaderas cifras globales, no obstante, se encumbran hasta el 13.96, o sea, que la mortalidad de la media global es seis veces superior a la de nuestro país.[/cita]
El 11 de abril, el ministro de Salud del actual Gobierno alertó sobre el aumento de la tasa de mortalidad por VIH en el país. Según dijo el titular de la cartera, esta llega a 2,9 por cada 100 mil habitantes, «más del doble del promedio mundial de 1,2», alertó.
Según al número que maneja el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/sida, en 2016 falleció 1 millón de personas en todo el mundo a causa de enfermedades relacionadas con el Sida.
De acuerdo a fuentes reconocidas del Minsal, de ONUSIDA, desde el 2015 efectivamente la mortalidad se estabilizó entre 2,8 a 3,0 casos por cien mil habitantes, lo que coincide con la de 2,9 entregada por Santelices. Sin embargo, en cuanto a cifra de mortalidad global producto de VIH SIDA, Santelices no solo cometió una chapucería en términos de no manejar cifras actualizadas, sino que mediante la publicidad de esos datos provocó alarma pública al sostener que en Chile moría más gente que el promedio de la media mundial, que estimó en 1,2. Las verdaderas cifras globales, no obstante, se encumbran hasta el 13.96, o sea, que la mortalidad de la media global es seis veces superior a la de nuestro país.
Carlos Passarelli, representante de ONUSIDA, en conversación con El Mostrador, señaló que las cifras entregadas por Santelices son «muy exageradas», ya que Chile «es uno de los países que ofrece más tratamientos a las personas».
«En Chile la epidemia sigue siendo una epidemia concentrada, que afecta a determinados grupos de la población», agregó.
Desde el organismo informaron que durante la siguiente semana el propio Minsal deberá hacerles entrega de las cifras. Esto se concretaría depués que el ministro exponga los resultados ante la Comisión de Salud del Senado el próximo martes.
No cabe duda –coinciden los especialistas– que la ausencia en la mayoría de los casos y, en otro, derechamente la ineficacia de las campañas implementadas por los gobiernos que no han logrado incorporar cambios de protección y autocuidado en las conductas sexuales de los chilenos, constituye uno de los factores más poderosos a la hora de explicar por qué Chile se ha convertido en el país que registra el mayor aumento de nuevos contagiados de VIH en Latinoamérica.
Buscando responsables de este aumento, el senador Guido Girardi, durante el espacio de El Mostrador en radio La Clave, se refirió a la polémica por el VIH en Chile, y dijo que «este es un problema cultural, que tiene que ver con la capacidad de la sociedad de discutir sobre los derechos reproductivos».
Asimismo apuntó a la Iglesia católica como responsable, en parte, por el aumento de la enfermedad en el país, argumentando que él, en la década de los 80, inició una campaña para dar a conocer el condón y que, incluso, lo mostró por televisión y dijo que «podía salvar la vida», y recordó que «la Iglesia sacó que esto era parte de una crisis moral y sacó una campaña por la televisión diciendo que el condón no era 100% seguro. Eso atentó contra el único instrumento que podía prevenir los contagios», racalcó.
Pero la Iglesia no es la única responsable, a juicio del senador. También apuntó sus dardos contra la derecha, puntualizando que, históricamente, «plantearon que no les parecía adecuado» el uso del preservativo y que» no correspondía que hubiera políticas públicas»; y contra los medios de comunicación, puntualizando que Canal 13 y Mega tuvieron un grado de responsabilidad por lo que él llama la «censura cultural».