El líder del Vaticano hizo llegar hasta la Conferencia Espiscopal una misiva para pedir nuevamente perdón a las víctimas de los abusos registrados en Chile y aseguró que uno de los principales errores fue el no saber escucharlos. «Con vergüenza debo decir que no supimos escuchar y reaccionar a tiempo», reconoció Bergoglio. Sin embargo, en el escrito también apuntó a que los cambios en la Iglesia pasan por una transformación de toda la comunidad más que por la salida de las jerarquías eclesiales.
Nuevamente el Papa Francisco envió una carta a la Conferencia Episcopal dirigida «al Pueblo de Dios que peregrina en Chile» en la que vuelve a pedir perdón a las víctimas por los abusos registrados en la iglesia Católica.
La misiva tiene una extensión de ocho páginas, y en ella asegura que uno de los principales errores del Clero fue el no saber escuchar a las víctimas.
«Creo que aquí reside una de nuestras principales faltas y omisión: el no saber escuchar a las victimas. Así se construyeron conclusiones parciales a las que le faltaban elementos cruciales para un sano y claro discernimiento. Con vergüenza debo decir que no supimos escuchar y reaccionar a tiempo», manifestó Francisco.
Sin embargo, en el escrito el líder de la iglesia Católica aseguró que los cambios en la Iglesia pasan por una transformación de toda la comunidad más que por la salida de las jerarquías eclesiales. «La renovación en la jerarquía eclesial por sí misma no genera la transformación a la que el Espíritu Santo nos impulsa. Se nos exige promover conjuntamente una transformación eclesial que nos involucre a todos», señala.
En su mensaje Bergoglio se refiere directamente a la cultura del abuso y de los encubrimientos. «El ‘nunca más’ a la cultura del abuso, así como al sistema de encubrimiento que le permite perpetuarse, exige trabajar entre todos para generar una cultura del cuidado que impregne nuestras formas de relacionarnos, de rezar, de pensar, de vivir la autoridad; nuestras costumbres y lenguajes y nuestra relación con el poder y el dinero», manifestó.
«La cultura del abuso y del encubrimiento es incompatible con la lógica del Evangelio», sentenció.