En un innovador formato, caracterizado por la transversalidad de temáticas de interés nacional, El Mostrador reunió a cuatro expositores de ámbitos tan diversos como la empresa, el mundo social y el municipal para responder a las preguntas: ¿existe una demanda de dignidad en Chile? y ¿qué habría que hacer para satisfacerla? Claudia Bobadilla, abogada y directora de empresas, abrió los fuegos para comentar la iniciativa «Puente social», con la que se busca instalar el tema de la «dignidad» de los trabajadores como uno de los ejes centrales para alcanzar la sustentabilidad de las compañías. El dirigente social Mario Orellana sostuvo, en tanto, que el mero planteamiento resultaba «ya muy triste», puesto que implicaba reconocer que la dignidad, que debiese ser el mínimo común de una sociedad, no existía en Chile. Álvaro Jalaff, empresario y CEO del Grupo Patio, subrayó, desde la experiencia empresarial de su grupo económico, la importancia de reconocer «al otro». Y Daniel Jadue, alcalde de Recoleta, definió que dignidad es el derecho humano a la felicidad, al tiempo que sostuvo que para alcanzarla no hay que «reconocer al otro», al que está afuera, más bien hay que comprender que la dignidad no es algo de «unos» ni de otros», sino de «nosotros mismos».
Tras esbozar en una suerte de diagnóstico las principales demandas sobre lo que entienden por dignidad, los panelistas de este conversatorio se reunieron, por segunda vez, ahora debatir cómo hacer una bajada concreta al requerimiento. En este nuevo programa, pese a las legítimas diferencias, todos coincidieron hacerse cargo del problema de manera urgente.
