El ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Claudio Alvarado (UDI), anunció ayer el veto presidencial a la ley que prohíbe el corte de servicios básicos durante la pandemia. Una jugada que buscó “alivianar la presión” que hay desde el gremialismo sobre el Presidente Sebastián Piñera, quien necesita a todo evento alinear las huestes del oficialismo con miras al plan de protección a la clase media que anunció La Moneda y, sobre todo, neutralizar el avance del proyecto que permite el retiro del 10% de los fondos de la AFP, que se vota hoy en la Sala de la Cámara de Diputados. La ofrenda de paz no fue suficiente, el gremialismo siguió golpeando el tablero de Palacio. Ayer, al final de la tarde, hubo una nueva reunión de los ministros políticos con los jefes de bancada de Chile Vamos, para tratar de alinear a las fuerzas oficialistas.
El clima en el oficialismo está tan tenso, que no resiste otro conflicto. A pesar de los intentos desplegados por La Moneda durante estos días para intentar calmar las aguas en su propia coalición y apagar el incendio interno que tiene con la UDI, lo cierto es que las «ofrendas» públicas desde Palacio no han sido suficientes y el gremialismo en bloque ha endurecido sus críticas, ha puesto el acento en la falta de «liderazgo y conducción» política de la administración piñerista y fijó como responsable de todos los males al ministro del Interior, Gonzalo Blumel. El escenario «ideal» para un Gobierno que debe lidiar con el escaso apoyo que tiene ante la opinión pública, como con los serios problemas que generan la pandemia del COVID-19 y la crisis económica que está en marcha.
En una entrevista con Radio Futuro, el ministro de la Secretaría General de la Presidencia, Claudio Alvarado (UDI), anunció ayer el veto presidencial a la ley que prohíbe el corte de servicios básicos durante la pandemia, recalcando que no se vería perjudicado “ningún beneficio”. Una jugada que, según personeros del propio Gobierno, buscó “alivianar la presión” que hay desde el gremialismo sobre el Presidente Sebastián Piñera, quien necesita a todo evento alinear las huestes del oficialismo con miras al plan de protección a la clase media que anunció La Moneda y, sobre todo, neutralizar el avance del proyecto que permite el retiro del 10% de los fondos de la AFP, que se vota hoy en la Sala de la Cámara de Diputados.
Pero las palabras del ministro Alvarado no causaron la respuesta que esperaba La Moneda. El alcalde de Estación Central, Rodrigo Delgado (UDI), criticó ayer el veto presidencial y afirmó que “las personas no están pidiendo que le regalen nada o que se les condone la deuda”. No solo eso, a principios de la tarde la comisión política del gremialismo sacó una durísima declaración pública en que la que sentenció que las críticas que ha realizado su timonel, Jacqueline Van Rysselberghe, contra el Gobierno de Piñera, “representan fielmente el sentir actual de la militancia de la UDI”.
[cita tipo=»destaque»]En la reunión de ayer en la tarde, Blumel propuso un ajuste al Plan de Apoyo para la Clase Media, propuesta que –según parte de la bancada de RN– fue “marginal”, por lo que se dio un plazo para que se haga una nueva. Según contaron desde Chile Vamos, en la conversación –que no habría estado exenta de conflicto y “momentos tensos”– el ministro del Interior se habría comprometido a hacer un esfuerzo por ampliar la propuesta que realizó, lo que depende de la voluntad del ministro Briones para ampliar la inyección de recursos al plan y de la última palabra que tenga al respecto el Presidente Piñera. Si bien hubo una suerte de compromiso de no apoyar hoy en la Sala el proyecto sobre retiro del 10% de los fondos de AFP, el cumplimiento de eso dependería directamente de los avances que se registren hoy en las negociaciones sobre el Plan Clase Media. Es que en la UDI y RN habría varios parlamentarios que aún estarían en disposición de, al menos, no rechazar la moción parlamentaria, lo que mantiene intacta la presión sobre La Moneda. [/cita]
Es que desde el gremialismo insistieron en que hay un descontento real al interior de la UDI y desde el oficialismo en general agregaron que el real trasfondo de la molestia de sus socios “tiene nombre y apellido: Gonzalo Blumel”. Algo que quedó ultraclaro en la declaración pública de ayer: el Gobierno ha tenido una “evidente falta de conducción política que se arrastra hace tiempo y que exhibe el Ministro del Interior, autoridad a cargo de desempeñar esa función en el Gobierno, cuestión que queda de manifiesto en el actuar errático y la incapacidad que ha tenido para manejar adecuadamente diversas materias”, reza el texto.
No se quedaron ahí. El documento agregó que “esta y otras situaciones solo han provocado desorden y confusión al interior de la coalición de Gobierno, de la que somos parte, debido a la falta de liderazgo de quien está llamado a ejercer la conducción política del Ejecutivo y la relación de este con los partidos oficialistas y con el resto de las fuerzas políticas del país. Situación que ha llevado a la UDI a asumir altos costos políticos, al apoyar con genuina lealtad al Ejecutivo, en circunstancias que en reiteradas ocasiones nos hemos visto perjudicados por las determinaciones que se adoptan”.
La respuesta de la UDI generó desconcierto en La Moneda, porque –según afirmaron en Palacio– lo del veto presidencial que anunció Alvarado era «la ofrenda de paz» para el gremialismo, junto con la urgencia al proyecto que elimina las inhabilidades para postular a cargos públicos, sobre todo cuando fue la propia Van Rysselberghe quien el lunes emplazó al Gobierno por no haber llevado al Tribunal Constitucional la Ley de Servicios Básicos y exigió agilizar el veto presidencial a dicha norma.
Hace días que las alarmas en La Moneda están encendidas ante el intento de la UDI por patear el tablero del Gobierno ante las últimas decisiones que se han tomado. Tras el acuerdo sobre el posnatal de emergencia, la timonel del gremialismo calificó –en T13- de “bastante endeble” la dirección política de La Moneda y señaló que había falta de liderazgo en el ministro Blumel y su par de Hacienda, Ignacio Briones, ambos militantes de Evópoli. “Jamás lo hubiésemos notificado por la prensa que estábamos dispuestos a ir en contra de una decisión que hubiese tomado él como ministro del Interior. Eso lo logró el liderazgo de Andrés Chadwick. Eso es liderazgo”, dijo Van Rysselberghe.
Pero fue con la promulgación del límite a la reelección de parlamentarios y alcaldes del viernes en la tarde, que se complicó aún más el panorama para el Gobierno. Según relataron personeros de la UDI, la timonel gremialista señaló en privado que de las críticas se podría “pasar a una acción más contundente” si no se daban “señales de cambio” desde La Moneda. Una advertencia que tuvo eco, ya que durante el fin de semana el ministro Blumel se contactó con Van Rysselberghe, mientras el Presidente Piñera hizo lo propio con líderes y parlamentarios de Chile Vamos para tratar de ordenar las huestes.
Al interior de Palacio hay un sector que está “descolocado” por la la arremetida gremialista, por lo que a estas alturas reconocieron que el conflicto es más profundo y complicado de solucionar de lo que pensaban la semana pasada. Tienen claro, agregaron, que no se trata de “exabrupto o pataleta”, sino que el problema tiene que ver con “temas estructurales” de la relación del Gobierno con la UDI.
La reunión del comité político del lunes no fue nada de fácil. Es cierto que desde los partidos de Chile Vamos, como los ministros políticos se sinceraron, se comprometieron a parar el conflicto y se hizo un llamado a buscar una mejor coordinación, a bajar los decibeles. “Para que a Chile Vamos les vaya bien, al Gobierno le debe ir bien” fue la advertencia que sonó desde el Gobierno a los líderes del conglomerado.
Pero la UDI no llegó en la misma sintonía. Asistentes al encuentro –en el que no participó el timonel de RN, Mario Desbordes– dijeron que, a pesar de los “simbólicos esfuerzos del Gobierno”, la senadora Van Rysselberghe llegó en la misma posición crítica que plasmó en sus entrevistas en distintos medios de comunicación y que “no cedió ni un milímetro”. En el Gobierno reconocieron que el ministro Blumel y el núcleo del piñerismo “no tienen real conciencia” del conflicto que desataron al interior de Chile Vamos.
La cosas están muy complicadas para La Moneda, por la advertencia que habría hecho la timonel UDI, cuando dejó en claro que si el Gobierno no cambiaba su estrategia, su partido no se cuadraría más con los proyectos del Ejecutivo, porque ya no estaban dispuestos a pagar los costos de respaldar medidas poco populares a cambio de nada.
Así se entiende lo que dijo Van Rysselberghe sobre el Plan de Apoyo para la Clase Media: “La propuesta del Gobierno en clase media es insuficiente y creo que, a diferencia de otras oportunidades, esta vez diremos que es insuficiente (…). Nosotros creemos que para la clase media más vulnerable tiene que haber una transferencia directa, pero solo créditos blandos no es suficiente”.
Una advertencia que se sumó a la esbozada en una carta de diputados gremialistas en la que se abrieron a considerar cambiar el paradigma del sistema de AFP y la posibilidad de apoyar el proyecto del retiro de fondos hoy en la Sala, algo que no solo molesta en La Moneda, sino que además los complica. El proyecto que permite el retiro del 10% del ahorro en la AFP para sortear la crisis económica que ha traído la pandemia necesita el respaldo de 93 diputados y diputadas en la Sala.
Frente al caos, el Ejecutivo trató ayer de retomar el control con en una serie de reuniones con los jefes de las bancadas de Chile Vamos y conversaciones bilaterales con distintos parlamentarios de los partidos de dicha coalición, diálogos que estuvieron comandados por los ministros Blumel, Alvarado, además de Cristián Monckeberg (RN), de Desarrollo Social.
En la reunión de ayer en la tarde, Blumel propuso un ajuste al Plan de Apoyo para la Clase Media, propuesta que –según parte de la bancada de RN– fue “marginal”, por lo que se dio un plazo para que se haga una nueva. Según contaron desde Chile Vamos, en la conversación –que no habría estado exenta de conflicto y “momentos tensos”– el ministro del Interior se habría comprometido a hacer un esfuerzo por ampliar la propuesta que realizó, lo que depende de la voluntad del ministro Briones para ampliar la inyección de recursos al plan y de la última palabra que tenga al respecto el Presidente Piñera. Si bien hubo una suerte de compromiso de no apoyar hoy en la Sala el proyecto sobre retiro del 10% de los fondos de AFP, el cumplimiento de eso dependería directamente de los avances que se registren hoy en las negociaciones sobre el Plan Clase Media. Es que en la UDI y RN habría varios parlamentarios que aún estarían en disposición de, al menos, no rechazar la moción parlamentaria, lo que mantiene intacta la presión sobre La Moneda.
La presidenta de la bancada de la UDI, María José Hoffmann, dijo al finalizar la reunión que “junto con los partidos de Gobierno hemos tenido conversación franca y sincera con los ministros” y recalcó que el Ejecutivo necesita hacer “un esfuerzo mayor para la clase media”, al tiempo que «esperamos mañana fortalecer los anuncios que hemos valorado (…). Necesitamos un esfuerzo mayor, con carga al Estado y no a los propios chilenos”.
El jefe de la bancada de RN, Sebastián Torrealba, hizo hincapié en que “en Chile Vamos hoy estamos unidos” y que fueron los partidos del oficialismo los que le solicitaron al Gobierno un esfuerzo mayor por la clase media: “El Estado tiene que darle un sustento mayor a la clase media”. En tanto, el diputado Luciano Cruz Coke (Evópoli) indicó que “hemos venido a pedir un esfuerzo mayor, adicional” y que espera que “a partir de mañana podamos tener las mayores relaciones con nuestros partidos y nuestros aliados”.
Durante la semana varios parlamentarios de Chile Vamos han deslizado la idea de que la UDI busca recuperar el Ministerio del Interior, el que perdió cuando Andrés Chadwick tuvo que dejar el Gobierno, a finales de octubre, como consecuencia del estallido social del año pasado.
Por eso, la crítica contra la dirección política de La Moneda recuerda la estrategia que ya usó el gremialismo durante los años iniciales de la primera administración piñerista, cuando el entonces senador Pablo Longueira y el extimonel de la UDI, Jovino Novoa, no dieron tregua al Gobierno de entonces, poniendo en evidencia pública sus falencias. El trasfondo de ese cuestionamiento era la ausencia del gremialismo en el núcleo de poder e influencia de Palacio, lo que al final el Mandatario tuvo que corregir con el desembarco a su Gobierno de figuras como Longueira, Chadwick y Evelyn Matthei.
En diciembre de 2010, Longueira apuntó duramente a la estrategia comunicacional del Gobierno y a la caída en las encuestas. “La forma en que trabaja el Gobierno es en torno a una figura personal, individual, no ha habido ningún cambio por hacer algo más institucional que finalmente haga que esto tenga una estabilidad en el tiempo”, apuntó entonces, mientras Novoa bombardeó en distintas ocasiones al Presidente por la ausencia de un programa de Gobierno propio de la derecha.
Al interior del oficialismo no dudan que entre las intenciones de Van Rysselberghe esté la idea de lograr un “mayor control” del comité político de Palacio –además de la presencia de Alvarado en la Segpres– y, por lo tanto, de la agenda del Gobierno. Aunque nada aseguraría que una posible salida de Blumel signifique que dicho ministerio vaya a caer en manos gremialistas y lo mismo ocurriría con el ministro Briones.
En La Moneda, si bien hacen eco de las críticas de la UDI, insistieron en que no tendrían “por el momento” considerado un nuevo cambio de gabinete y que esperan que la “habilidad negociadora de Alvarado” logre sacar adelante el Plan Clase Media que anunció el Mandatario.