Publicidad
La Moneda en categoría peso pluma PAÍS

La Moneda en categoría peso pluma

Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
Ver Más

En La Moneda siempre supieron que el resultado de la votación del segundo retiro sería una derrota para ellos, pero hasta ayer en la mañana la apuesta aún era que el guarismo en la Sala de la Cámara no iba a llegar a los 103 votos, lo que dejaba al Gobierno margen para mantener el discurso de recurrir al TC bajo el argumento –al igual que en julio– de que dicha reforma requiere un quórum de 2/3 y no de 3/5 (93 votos), que es con el que se ha tramitado. Pero el resultado de la votación fue avasallador, 130 votos a favor, que superó con creces el registrado para el primer retiro. El problema para el Gobierno hoy no es solo que quedó con las manos amarradas, sino que también se le volvió a desatar una crisis interna con su propia coalición.


Si hay algo a lo que se resiste el Presidente, Sebastián Piñera, es a la irrelevancia. No acepta que su administración lleva ya mucho tiempo bajo el «síndrome del pato cojo», que su programa de Gobierno quedó hecho trizas tras el estallido social del 2019 y que su liderazgo, no solo no cuenta con el apoyo ciudadano, sino que además tiene nula influencia sobre sus propias huestes, las bancadas del oficialismo. Pero, muy a su pesar, es precisamente lo que le sucede a su administración y así quedó demostrado una vez más ayer con la demoledora votación en la Cámara de Diputados y Diputadas del segundo retiro del 10% de las AFP, que dejó en evidencia que las directrices presidenciales para la derecha tienen peso pluma.

En La Moneda siempre supieron que el resultado de la votación del segundo retiro sería una derrota para ellos, pero hasta ayer en la mañana la apuesta aún era que el guarismo en la Sala de la Cámara no iba a llegar a los 103 votos, lo que dejaba al Gobierno margen para mantener el discurso de recurrir al TC bajo el argumento –al igual que en julio– de que dicha reforma requiere un quórum de 2/3 y no de 3/5 (93 votos), que es con el que se ha tramitado. Pero el resultado de la votación fue avasallador, 130 votos a favor, que superó con creces el registrado para el primer retiro.

El problema para el Gobierno hoy no es solo que quedó con las manos amarradas, sino que también se le volvió a desatar una crisis interna con su propia coalición. Es que no se trata solamente del hecho de que un grupo mayoritario de diputados del oficialismo «se descolgó» de la posición oficial de La Moneda de rechazar este segundo retiro, sino además de la virulencia con que los parlamentarios de Chile Vamos se refirieron a la mala gestión de su propio Gobierno para enfrentar la crisis económica, lo que expuso en vivo y en directo la debilidad absoluta del liderazgo del Presidente Piñera y de su equipo de ministros políticos.

La Moneda fue advertida en innumerables oportunidades desde el oficialismo de la necesidad de no repetir el libreto de errores cometidos en la tramitación del primer retiro del 10%. Las mismas veces que sus dirigentes y parlamentarios solicitaron que el Gobierno pusiera sobre la mesa alguna alternativa concreta para la ciudadanía, que sirviera de argumento válido para que los parlamentarios pudieran rechazar el proyecto. Pero en Palacio miraron impávidos, hicieron caso omiso de las advertencias y, en vez de escuchar a su propio sector, prefirieron jugar sus propias cartas: enlazar la iniciativa a la reforma de las pensiones, lo que no logró mover la aguja en su favor en ningún sentido. Aquel solo intento fue muy criticado desde la interna palaciega, que acusó falta de gestión y visión política tanto de parte de Presidencia como del segundo piso.

[cita tipo=»destaque»]En este contexto, desde Renovación Nacional no son pocos los que volvieron a situar su desconfianza en el trabajo que estaría realizando el poderoso jefe de asesores del segundo piso, Cristián Larroulet, ligado al mundo del gremialismo y uno de los hombres más cercanos a la figura del candidato mejor posicionado del sector, Joaquín Lavín (UDI). De la mano con eso, acusaron que se está generando un clima hostil en contra de Monckeberg en el seno de Palacio con el objetivo –acusaron– de sacarlo del camino a él y a Desbordes, quien ya se perfila como posible carta presidencial.[/cita]

Así, no son pocos los que ayer en Palacio criticaron que se dejó que el tema tomara vuelo propio, un apoyo por sobre el 75% en encuestas como Criteria o Tú Influyes y que, por lo mismo, cuando en el Gobierno trataron de cambiar el rumbo de los hechos, intentando encauzar el debate a través de indicaciones, ya era muy tarde.

Lo errático de esa estrategia tardía quedó demostrado con el rechazo de todas las indicaciones que presentó Chile Vamos con acuerdo del Gobierno en la última jornada, como con el hecho de que tampoco sobreviviera en la votación en la Sala la que establecía un impuesto al retiro en casos de sueldos superiores a los 2,5 millones de pesos. “Un fracaso total”, recalcaron en el oficialismo.

La “guinda de la torta” de un martes negro para La Moneda, la puso la jefa de bancada de la UDI, María José Hoffmann, quien durante su intervención en la Sala anunció un cambio en la relación de los diputados y diputadas gremialistas con el Gobierno: “No estamos dispuestos a seguir asumiendo los costos por la falta de una línea clara”.

El comité político de Palacio quedó, una vez más, en entredicho por –acusaron en la derecha– su falta de fuerza, estrategia y resultados. Ayer hubo varias recriminaciones internas de los diferentes ministerios, desde donde se acusaron recíprocamente de falta de “voluntad” y de la poca “capacidad” tanto de sus equipos como de sus ministros. No solo eso, la advertencia UDI no dejó en buen pie al nuevo ministro del Interior, Rodrigo Delgado, ya que ni todas las reuniones que sostuvo con las directivas y parlamentarios de Chile Vamos estos días lograron un mínimo efecto en la coalición. Un “baño de realidad”, dijeron irónicamente en la derecha y que manchó su debut.

Nada le resultó ayer al Gobierno, porque, para tratar de eclipsar el tema del segundo retiro, La Moneda estratégicamente hizo coincidir el viaje del Presidente Piñera con el ministro Delgado a La Araucanía, donde el Mandatario anunció que se nombraría a un encargado especial para la región, tal como se lo exigieron los parlamentarios de Evópoli que mantienen las relaciones congeladas, y además señaló que presentará un proyecto de ley para crear el feriado del 24 de junio, para conmemorar el año nuevo indígena.

Pero todo ese despliegue no solo no tuvo los efectos deseados, sino que tampoco los resultados a que aspiraban en el Gobierno, porque tanto el presidente de Evópoli, Andrés Molina, como el senador por la región, Felipe Kast, acusaron una insuficiencia en la propuesta presidencial y que esperaban un plan que lo complemente.

Monckeberg en la mira gremialista

A medida que se contaban los votos y se daba cuenta que la derrota sobrepasaría por mucho los cálculos del Gobierno, los miradas se fijaron rápidamente en el ministro de la Segpres, Cristián Monckeberg (RN).

Desde su ministerio defendieron las gestiones que realizó previamente el expresidente de RN para intentar cambiar el escenario, como haber empujado la presentación de indicaciones, haber puesto la necesidad en una reforma de pensiones, la focalización como puntos centrales de la discusión y haber provisto de información a las bancadas, junto con una serie de citas de coordinación.

Pero al parecer las gestiones en sí no habrían sido el problema, sino el hecho de que el ministro Monckeberg ya estaría en la mira de la UDI, algo que ya tienen asumido tanto en la propia Segpres como en RN.

Es más, dijeron que es por ello que la diputada Hoffmann anunció el cambio de trato de su bancada con el Gobierno, y desde el partido que preside el senador Rafael Prohens no dudaron en interpretar la maniobra de la parlamentaria como un intento más por debilitar la figura del ministro, quien la semana pasada ya había recibido una embestida pública de la presienta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, quien lo acusó de no haber hecho lo suficiente para evitar que se aprobara la acusación constitucional contra Víctor Pérez en la Cámara de Diputados, que gatilló su renuncia al Ministerio del Interior: “Si el Gobierno tiene una opinión en relación a la acusación constitucional de su principal ministro, lo que uno espera es que el ministro encargado de la relación del Gobierno y con el Parlamento, y en particular con los partidos oficialistas, verlo comprometido con el tema”.

En Renovación Nacional no caben dudas en cuanto a que, al igual como lo hicieron con el exministro del Interior, Gonzalo Blumel, la UDI no se detendrá hasta intentar desbancar a Monckeberg, uno de los representantes de “la otra derecha” –la del Apruebo y la que comulga con la línea política que ha marcado el hoy ministro Mario Desbordes– en la toma de decisiones en Palacio.

La noche de los cuchillos largos

En La Moneda y en los partidos de Chile Vamos algunos consideraron que lo sucedido ayer marcó un punto de inflexión, no solo por la profundización en el quiebre interno en el oficialismo, sino también considerando que el cronómetro con miras a las presidenciales corre en contra y todo el movimiento de piezas que aquello arrastra consigo.

En este contexto, desde Renovación Nacional no son pocos los que volvieron a situar su desconfianza en el trabajo que estaría realizando el poderoso jefe de asesores del segundo piso, Cristián Larroulet, ligado al mundo del gremialismo y uno de los hombres más cercanos a la figura del candidato mejor posicionado del sector, el UDI Joaquín Lavín. De la mano con eso, acusaron que se está generando un clima hostil en contra de Monckeberg en el seno de Palacio con el objetivo –acusaron– de sacarlo del camino a él y a Desbordes, quien ya se perfila como posible carta presidencial.

Más de uno ayer tomó nota de una escena no menor: tras la derrota del Gobierno en el Congreso, la imagen del ministro Monckeberg enfrentando solo a la prensa, sin ninguno de sus pares de Palacio flanqueándolo, “no es gratis”, sostuvieron.

Publicidad

Tendencias