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Entre la derrota de Desbordes y los «cuentos» de Chahuán: las aguas revueltas de RN PAÍS

Entre la derrota de Desbordes y los «cuentos» de Chahuán: las aguas revueltas de RN

Hernán Leighton
Por : Hernán Leighton Periodista de El Mostrador
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Luego de la derrota de Mario Desbordes en la interna de RN, los ánimos en el partido continúan caldeados y el riesgo de un quiebre sigue latente. Esto se evidenció luego de los errores no forzados cometidos por el electo presidente de la colectividad, Francisco Chahuán, quien antes de asumir su nuevo cargo abrió flancos en la interna, y dudas en sus filas. Los pasos en falso del senador fueron observados por el sector desbordista como una debilidad en el actual liderazgo de la tienda, mientras que cercanos al timonel electo no encontraron explicaciones para ese autogol de primer minuto. Aun cuando en el sector de la derecha social siguen buscando las causas de la derrota, confían en que en las primarias de Chile Vamos no estaría todo perdido, si logran atraer el bolsón de votos –calculados en unos 300 mil– que alguna vez cosechó Manuel José Ossandón, cuando compitió con Piñera en las primarias de 2017.


Más allá de los contrastes entre el proyecto de la derecha social, que encabeza Mario Desbordes, y el empujado por el conservadurismo de RN, nadie duda que, en la elección que perdió el exministro de Defensa, los anticuerpos que genera su persona en el sector duro del partido –que se identifica por el Rechazo y la guerra sucia que se gestó en su contra– constituyeron las claves que terminaron por entregar la dirigencia de la tienda a la lista encabezada por el senador Francisco Chahuán, pero apuntalada por detrás por la gente de Allamand.

Y por más que algunos señalen que hay que dar vuelta la página, los ánimos en la interna siguen caldeados y el riesgo de un quiebre sigue latente, por más que se intente dar señales en el sentido contrario.

Esto se evidenció luego de los dos errores no forzados cometidos por el electo presidente de la colectividad, Francisco Chahuán, quien antes de asumir su nuevo cargo abrió flancos en la interna, y dudas en sus filas. El que los electos constituyentes de RN le hayan quitado el piso tan tempranamente, incluyendo a su vicepresidente, Luis Mayol, no pasó inadvertido a nivel interno.

Esto sucedió luego que el senador por la Quinta Región señalase que había comenzado tratativas con los electos convencionales de Unidad Constituyente e Independientes No Neutrales, situación que todos desmintieron.

Mientras que desde el sector desbordista lo tomaron como ejemplo para explicar lo que entienden como una merma en el liderazgo del partido, cercanos al senador no encontraron cómo explicar este autogol de primer minuto. Pero más allá de las reacciones hacia afuera, el desconocimiento que recibió desde los representantes en la Convención Constitucional fue leído como un aire para la lista derrotada, puesto que, al margen de nombres como Luis Mayol o Teresa Marinovic, saben que la mayoría de sus representantes se perfilan más cercanos al proyecto de la derecha social.

De esta manera, el espacio de deliberación para proponer una nueva Constitución estaría siguiendo los pasos del legado del trabajo de Desbordes, que buscó situar a la tienda con miras al centro, y lejos de lo que sus nuevos directivos pretenden instalar, lo que se asumió como un triunfo del desbordismo, aunque varios prefieren no hacerlo público.

Claves de la derrota

Entre los factores que se acusaron en la derrota de Desbordes está el error político de haber apostado a las dos candidaturas, que le habría entregado en bandeja a la lista encabezada por el senador Chahuán la posibilidad de instalar el discurso de que acá se trataba más de un interés personal que colectivo. A ello sumaron la diferencia económica entre un sector y otro. Mientras los ganadores tenían los recursos para el arriendo de una sede, la campaña de Desbordes se hizo a pulso, lo que también fue tema de conversación. Sumado a eso, se acusó soberbia, pues cada uno de los pasos de la estrategia contendora “se miró en menos y no se le dio importancia”.

El no haber tenido un plan B luego de la bajada de Cristián Monckeberg a dos horas de la inscripción, también se anotó como uno de los déficits. Si bien la excusa fue el factor tiempo, cercanos al exministro de la Segpres aseguraron que siempre dio señales de que no quería encabezar un partido dividido como el que hoy se vislumbra.

Desde el desbordismo han explicado que la derrota en la Región Metropolitana se habría dado respecto del alto número de militantes que salieron a votar en el distrito 11 (La Reina, Las Condes, Lo Barnechea, Peñalolén, Vitacura), pero hay dos comunas claves que también se habrían perdido y que le quitan el sueño a varios.

Se trata de Puente Alto, feudo de Manuel José Ossandón y del actual alcalde Germán Codina, ambos seguidores de la doctrina que apunta a crecer hacia el centro. En este sentido, una de las tesis es que ninguno se habría desplegado en su favor, “quizás Codina al final”, pero el hecho de no haberlo realizado con convicción –apuntaron– se habría transformado en una ventaja concluyente para la lista opositora.

Respecto del exabanderado y exalcalde de la comuna, Manuel José Ossandón, quien el miércoles señaló que la candidatura de Sebastián Sichel es más competitiva, varios aseguraron que se trataría más de un tema personal que ideológico, y que apuntaría a que el senador “habría quedado sentido con Desbordes”,  luego del tránsito por el desierto tras haber sido formalizado por tráfico de influencia. “Creía que Desbordes pudo haber hecho más”, confesaron. Otra de las comunas importantes que se perdió fue Santiago, en manos del saliente alcalde Felipe Alessandri, cercano a Desbordes.

El  antidesbordismo

Desde el estallido a la fecha, los ataques del sector más conservador se instalaron en su persona más que en su proyecto, la que se fue aportillando hasta finalmente desgastarla, creando una imagen negativa de su perfil en un sector no menor del partido, y que sigue conviviendo, entre otros factores, con los bandos del Apruebo y el Rechazo. Y donde su rostro se transformó en el “enemigo, más que en el disidente”.

Para explicar el antidesbordismo como motor de las últimas elecciones, cabe observar la lista nacional con la que se presentó el senador por la Quinta Región, en la que confluyen varios grupos que no necesariamente trabajan en conjunto, algunos ni siquiera cercanos entre sí, y otros, definitivamente, lejanos, pero que tenían claro su objetivo: sacar del poder a Mario Desbordes.

Uno de los ejemplos más nítidos es que el senador Chahúan nunca ha sido bien valorado ni por Andrés Allamand –quien se refería a él en privado en términos despectivos– ni por el extimonel Carlos Larraín. Pero su perfil público, donde constantemente aboga por buscar el centro, era de máxima utilidad en esta ocasión, considerando hacia dónde ha girado el país tras las megaelecciones. De todas formas, la garantía que entregaría el electo timonel es su “alma conservadora”, al ser uno de los principales personeros en buscar acercamientos con el Partido Republicano, y el haber instalado la idea de un “tsunami rojo”.

Junto a los representantes de los denominados poderes fácticos, como el secretario general Diego Schalper, y el diputado Tomás Fuentes, se suma el denominado grupo de los CDU (Centro Derecha Universitaria).

Este grupo lo componen personajes sin mucha vida partidaria, pero que en su época universitaria pelearon varias elecciones en nombre del sector, aunque sin mucha fortuna, a pesar del financiamiento del que fueron receptores. Son cerca de quince militantes que hoy se encuentran en su mayoría trabajando en el Ministerio de Educación, encabezados por el hijo de Carlos Larraín, del mismo nombre, y Diego Poblete. Desde el desbordismo le achacan la responsabilidad de haber operado sin tregua en la denominada guerra sucia. Además está también el grupo que clasificaron como los «exdesbordistas», que habrían terminado dolidos con el actual abanderado. Un ejemplo de ellos fue Luis Pereira, quien, si bien trabajó al alero de Cristián Monckeberg durante su paso por la Segpres, hoy lo hace mano a mano con Chahuán.

Luego están los rostros más visibles y que responden al sector más conservador, también considerados antidesbordistas, como son Sebastián Torrealba, René Manuel García, Diego Paulsen y Karin Luck.

Las razones para seguir

Una vez que en la lista oficialista se dieron cuenta de que perder era una opción real, el tema de una eventual bajada de la candidatura presidencial se conversó, se puso sobre la mesa para evaluar los pros y contras de tamaña determinación.

Y una vez asumida la derrota, fue el propio Mario Desbordes quien abrió la discusión en los chats de sus más cercanos. Personeros que participaron de aquella instancia aseguraron que fue casi 50 y 50 entre quienes le aconsejaron dejar la carrera a las primarias, y quienes lo instaron a seguir adelante. La historia relata que pasaron las horas hasta que el extimonel, a través de la misma instancia, informó que había decidido seguir adelante.

De ahí en más surgió la pregunta de qué fue lo que lo hizo tomar aquella decisión, a contrapelo de las apuestas, y en un contexto en que el sentido común –como relataron–hacía presagiar lo contrario, esto considerando que ya no se contaba, al menos, con el apoyo de la mitad de su propio partido.

Y varias han sido las conclusiones, primero de quienes han tenido la posibilidad de conversar con él, y otros que han trabajado a la par en sus dos campañas.

Una de ellas refiere que, de haberse bajado de la carrera, consideraba hacer la “pérdida total”, es decir, el proyecto de la derecha social se habría visto completamente diezmado y, por consecuencia, su rol de líder de ese sector habría sumado más bonos a la baja de los que ya se contabilizaban.

Por otro lado, está el aprovechar el espacio que le entregan las casi tres semanas que restan para el 18 de julio, día de las primarias presidenciales, y de esta forma, poder seguir instalando su mirada y recuperar parte del capital político perdido en la elección interna.

Luego está el factor Sichel, quien se transformó en su némesis desde que asumió su candidatura presidencial, puesto que un sector de RN se plegó de inmediato a su figura. En este sentido, no haber seguido en la carrera, significaba haberle entregado un triunfo por “secretaría” a su contrincante. Por el contrario, al continuar en competencia, se mantiene también vigente el muro que evitaría el “desembarco total” –y al que la directiva electa apuesta–, al señalar que no tiene sentido «castigar” a quienes lo apoyen.

Queda también entre las interpretaciones de sus cercanos el tema del orgullo, considerando lo que –acusan– fue la «guerra sucia» en contra de su persona.

De todas formas, desde el comando parecen más optimistas de lo que se cree y, si bien todos son conscientes de las dificultades que consideró la derrota interna, con la calculadora en mano, opinan que volverían a ser totalmente competitivos cuando alcancen el número de votantes que sacó Manuel José Ossandón en su último intento por ser el abanderado del sector, en las primarias de 2017. Esto supone lograr rescatar los cerca de 300 mil votos que consiguió en su momento compitiendo en contra del actual Presidente, Sebastián Piñera, todo ello en un universo esperable de cerca de un millón de electores de dicho sector.

 

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