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Osvaldo Andrade (PS): “Quise hablar de la deslealtad de esta generación política”

Osvaldo Andrade (PS): “Quise hablar de la deslealtad de esta generación política”

Carlos Saldivia
Por : Carlos Saldivia Periodista de El Mostrador
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“Este puede ser un Gobierno de mierda, pero es mi Gobierno”, esta fue la frase que el expresidente del PS y exministro del Trabajo vio en un modesto cartel que sostenía un obrero defendiendo a la administración de Salvador Allende, en medio de la Unidad Popular, poco antes del golpe de Estado de 1973, y que esta semana recordó, con lo que desató una fuerte controversia en La Moneda y el oficialismo, y que lo convirtió en tendencia en redes sociales. En entrevista con El Mostrador, profundiza acerca de la crítica que le valió reproches y elogios, afirma que la Convención hizo un daño profundo a la izquierda, cuestiona al PC y al PPD, y analiza la coyuntura. “Quise hacer presente esa frase de ese obrero, porque hoy más que nunca hay que ser leal con el Presidente Boric, al margen del juicio que uno tenga de su Gobierno (…). Muchos de los partidos de Gobierno están pensando en sí mismos. Mire lo que está pasando en el PPD, eso no ayuda al Gobierno (…). Cuando uno siente que el Gobierno es suyo, evita las cagadas”, sostiene Andrade.


“Este puede ser un Gobierno de mierda, pero es mi Gobierno”. Esa era la frase que vio Osvaldo Andrade, expresidente del PS y exministro del Trabajo, en un modesto cartel que sostenía un obrero defendiendo al Gobierno de Salvador Allende, en medio de la Unidad Popular, poco antes del golpe de Estado de 1973. El también exdiputado por Puente Alto la recordó esta semana en un programa de televisión y le generó una lluvia de cuestionamientos desde el oficialismo, así como elogios de la oposición, y lo convirtió en tendencia en redes sociales. “Algunos entendieron la frase, otros no entendieron el sentido de ese pero“, señala Andrade al profundizar en su crítica política.

En entrevista con El Mostrador, el exlíder del socialismo aborda el legado de Boric, la posibilidad de integrar una federación socialdemócrata con Convergencia Social, la lealtad del oficialismo con el Gobierno y los 50 años del golpe de Estado. También critica la “doctrina Teillier” de un pie en la calle y otro en La Moneda, además del desorden en el PPD.

-¿Es este un Gobierno de mierda…?
-Yo quise hacer presente esa frase de ese obrero, porque hoy más que nunca hay que ser leal con el Presidente Boric, al margen del juicio que uno tenga de su Gobierno, de la gestión de sus ministros, seremis. Uno puede tener un juicio tremendamente lapidario del Gobierno, pero eso no puede poner en tela de juicio la lealtad que merece una persona que está donde está porque el pueblo de Chile lo puso ahí, y eso requiere lealtad de los partidos. No de ocultar los problemas, sino de colaborar en la solución de esos problemas. Uno puede decir, como decía el obrero, “este puede ser un Gobierno mierda, pero es mi Gobierno” y, en consecuencia, tengo que hacer cosas para mejorarlo, para resolver los problemas, para que estas cuestiones que impiden su avance se puedan resolver. Ese es el sentido de la frase. Así lo hizo el joven el obrero aquella vez, yo no lo conocí, pero estoy seguro de que no era un intelectual, representaba a una clase que sentía que el Gobierno del Presidente Allende era un momento histórico. A mí me causa extrañeza lo ocurrido. Con la frase quise hablar de la deslealtad que esta generación política, no entienden que han tenido un momento histórico y que lo están desaprovechando. Mi generación, que arrastra el trauma de no haber colaborado debidamente con el Presidente Allende como él lo merecía, tiene que ser un factor relevante para hacer presente esto y para colaborar a que se den cuenta del momento histórico en el que están y que no pueden desaprovechar.

-¿Por qué no?
-Porque este Gobierno no puede fracasar. Si Boric fracasa, la próxima segunda vuelta será entre Evelyn Matthei y Kast. Nosotros no vamos a existir.

-¿Dónde ha visto la deslealtad?
-He puesto dos ejemplos sintomáticos: las fundaciones y lo de Patricio Fernández. Otra muestra de deslealtad hay en la imposibilidad de las coaliciones de Gobierno de ponerse de acuerdo. Yo veo que la ministra del Trabajo hace ingentes esfuerzos por construir un acuerdo, encuentra en la oposición una negativa tremenda, y la oposición lo que dice es pónganse de acuerdo primero en el Gobierno, porque en las reuniones que se tienen, a mí me lo han dicho, se encuentran con que la ministra dice una cosa y los asesores de la ministra dicen cosas bastante menos vinculadas con la posibilidad de llegar a acuerdo. Lo que vislumbra la oposición –te reitero, sin perjuicio de que tienen ellos un juicio– es que no hay pleno acuerdo entre las autoridades de Gobierno, y eso no es lealtad con el Presidente, porque él insiste en que hay que llegar a un acuerdo para resolver el tema de pensiones.

 -¿Hay deslealtad en los partidos oficialistas?
Muchos de los partidos de Gobierno están pensando en sí mismos. Mire lo que está pasando en el PPD, eso no ayuda al Gobierno. ¿Cree que ese prestigio que se logra en ese actor político del Gobierno ayuda al Gobierno? Hay una mirada muy corta en los actores de la política, que no vislumbran las consecuencias políticas de sus acciones. No ven más allá, creen que el tema termina allí, y no termina allí. Un ejemplo, se armó este tema del gas, iba a haber una empresa que hacía gas envasado que no resultó porque era más caro, y creen que ahí murió, pero no muere ahí, porque les da argumento a aquellos que dicen que el Estado no puede ser empresario. En este tema de las fundaciones llevamos un mes y todos los días es un tema. Entonces, cómo despliega su agenda el Gobierno. Yo creo que, en eso, la gente necesita vislumbrar que hay una decisión, esto no basta con el “caiga quien caiga”, la Contraloría y el Ministerio Público.

-Legisladores plantean que la solución es sacar al ministro Jackson, ¿qué opina?   
-El problema no se resuelve con sacar a Jackson, eso ya es una reiteración. ¿Sacar a Jackson significa que se va a arreglar el problema del crecimiento, va a haber menos inflación, va a haber más inversión? No. El problema es más general. Alguno me dirá que el Presidente es el jefe de Gobierno. Sí, claro, pero el Presidente confía en su Gobierno. Entonces, yo no he visto ningún ministro que haya citado a todos sus seremis. No es posible que caiga la subsecretaria de Cultura y, al día siguiente, viene la seremi y se autoinculpa. O sea, nadie le había preguntado. ¿Cómo no advirtió antes? Es un problema que pudiera ir en descenso en la medida que se tomen buenas medidas. Esto desarticula la gestión del Gobierno y todo eso son deslealtades. Por eso mi frase. Ese obrero podía tener la peor opinión del Gobierno pero su sentido de clase le decía que era suyo. Cuando uno siente que el Gobierno es suyo, evita las cagadas, perdone lo coloquial. La frase apuntaba a que el Gobierno puede andar mal, pero hay que ser leal con el Gobierno. Y eso significa colaborar con él, porque, claro, uno no se puede quedar solamente en decir que son unos que andan mal y que no hay nada que hacer. Eso es la peor cosa.

-Al Presidente Allende también se dice que le faltó lealtad de su coalición, ¿se puede hacer una analogía?
-Son momentos distintos. Las cargas ideológicas de esa época eran muy fuertes. En el caso del socialismo había una intervención ideológica fuerte de la Revolución cubana, en una época de Guerra Fría. Es difícil hacer una analogía. Pero para no eludir su pregunta, hay algo que es real. Llega un momento en que los partidos empiezan a pensar más en sí mismos que en sus compromisos con el país. Y, en ambos casos, yo creo que hay una analogía que es posible hacer. Porque el PS con Allende tuvo ese problema. Empezó más a pensar en sí mismo que en respaldar al Presidente, que tenía una legitimidad mayor que el PS. En esa época, al Presidente Allende se le gritaba socialdemócrata como un insulto. Hoy todos los socialistas quisieran ser auténticos socialdemócratas, y algunos partidos dicen que hay que estar con un pie en el Gobierno y otro en la calle. En ese sentido, la analogía es perfectamente posible. Y el primer compromiso que tienen los partidos de la centroizquierda es con el Presidente Boric. Se pone en tela de juicio esa lealtad cuando se empieza a pensar en qué costos tiene para mi partido esto o aquello.

 -¿El PC debilita al Gobierno al estar preocupado por sus costos?
-Yo reivindico el comportamiento del Partido Comunista en la Unidad Popular. Tengo serios matices de su comportamiento después, especialmente cuando estaba terminando la dictadura, con un juicio político crítico. Y reconozco que el Partido Comunista de ayer no es el de hoy. Hoy hay disidencias, hay opciones, liderazgos controvertidos, que generan ruido y que no están en lo que era históricamente el PC. Me refiero al alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, que representa a una sensibilidad en el PC, tuvo una cantidad de votos relevante en la elección interna. Entonces, yo más que hacer una crítica en la dirección que tú señalas, yo creo que sería clave que el Partido Comunista y el Partido Socialista llegaran a un gran acuerdo en esto. Por su trayectoria, por su historia, por lo mucho que nos unió. Los comunistas y los socialistas fuimos las principales víctimas de la dictadura, junto con el MIR. Tenemos un aprendizaje, tenemos una historia común, es el momento de que esa historia la pongamos en común para respaldar al Presidente y hacerlo explícito.

-¿Y con el partido del Presidente Boric?
-Por nuestra trayectoria, el Partido Socialista debería tener una mirada más amplia respecto a su relación con Convergencia Social, los radicales y el PPD –me cuesta nombrar a RD, porque no sé para dónde va–, para configurar una fuerza socialista democrática que respalde al Presidente Boric. En el pleno del Comité Central del PS, dije que el PS tenía que tener un compromiso con Boric. Por eso la frase. Tengo la mejor impresión de Boric. Pueden criticar que es muy joven, que llegó antes de lo que debía, que a lo mejor esto u otro, pero es el Presidente. Fui un tenaz opositor del Presidente Piñera, pero cuando hubo que respaldar temas, lo hice. Entonces, hay que persistir en el esfuerzo de persuadir a la derecha. Hay que persistir, esto es de monos porfiados. Álvaro Elizalde puede jugar un rol tremendo en eso, tiene talento para eso.

-¿Cuánto de lo prometido en la campaña y del programa se va a cumplir?
-Probablemente muchas aspiraciones programáticas hoy día se han puesto en tela de juicio o no tienen la viabilidad que se vislumbraba. Si el Gobierno logra la reforma al sistema de pensiones, logra hacer algo en salud y el pacto tributario, serían tres logros relevantes, yo creo que es importante el royalty, las 40 horas, las cosas que se han dicho me parecen bien, estos tres grandes logros constituyen un legado.

-¿Cómo interpreta el avance de Republicanos en las encuestas y en la última elección de mayo?
-Yo creo que se producen dos factores, uno exógeno y uno interno. El interno es que el Partido Republicano, con mucho talento, ha logrado mimetizarse con dos problemas que para el sentido común ciudadano están muy instalados: la seguridad, o igual mano dura, y el sentido de autoridad. Y un factor exógeno es consecuencia política de la Convención, el daño que hizo a la centroizquierda con ese maximalismo, quererlo todo para no lograr nada, Rojas Vade, corpóreos, el daño fue tremendo, y no se vislumbra todavía hasta cuándo va a durar. Produjo un cambio, en la correlación de fuerzas de la ciudadanía, brutal.

-¿Ve posible que al próximo año haya una federación socialdemócrata en una sola lista con alcaldes y gobernadores?
-Hay que avanzar en esa dirección, sería deseable. La única forma de salir bien parado de las próximas elecciones municipales, gobernaciones, lo que sea, es con una sola lista de todo el oficialismo. Si nos dividimos, nos va a ir mal. Entonces, ¿hay un espacio político para el Socialismo Democrático? Sí. ¿Hay un espacio electoral para el Socialismo Democrático? Yo creo que no. En materia de alcaldes, si no llevamos un solo candidato, el escenario es malo. Si no hay una lista común del oficialismo, las posibilidades de vencer a la oposición son casi imposibles.

Los 50 años del golpe de Estado

-¿Qué le parece este debate revisionista sobre las causas del golpe de Estado?
-Bueno, da cuenta un poco del contexto. Nosotros tenemos dos cosas que plantear al respecto. Una es un poco una mezcla del resultado del debate de los 30 años. Tuvimos poca capacidad de enfrentar adecuadamente ese debate. Recuerdo que en el Congreso discutía esto con los entonces diputados Jackson y Boric. Yo les decía que la historia no empezaba cuando ellos querían. No empezaba con los 30 años, la historia era anterior. Les decía que para mi generación la historia empezaba con el Gobierno del Presidente Allende. Entonces, nuestra mirada no podía ser la misma. Y yo creo que eso ha influido en lo que fue la irrupción de una mirada más nostálgica y un tanto mítica de la Unidad Popular y del golpe militar. A Allende se lo valora más como un mártir que como un demócrata. Allende fue un demócrata primero y después un mártir. Es crucial ese orden. Reivindicar a Allende, es reivindicar la democracia. Y lo segundo es que, a propósito de la Convención, se ha producido una inflexión. De una derecha muy fuerte, reaccionaria y muy nostálgica de la dictadura que, a diferencia del pasado, ha tenido la capacidad de reivindicar el propio golpe. O sea, la derecha había avanzado incluso con Piñera, cuando habló de los cómplices pasivos. Y a mí me causa mucha extrañeza esto de parte de la UDI, porque fue parte de la reflexión de una crítica a la interrupción democrática. Pero hoy día la UDI está rendida ante los Republicanos. Las voces de reivindicación del golpe han venido de diputados UDI, no de Republicanos.

-La salida de Patricio Fernández a algunos les pareció desmedida, a otros bien, ¿cómo lo ve usted?
-Yo hice una reflexión en un medio hace un tiempo. Veía que era necesario reivindicar la lealtad con el Presidente Boric, creo que se está diluyendo eso, con la legitimidad de lo que representa el Presidente Boric, y lo voy a reivindicar a propósito de la frase de ayer. Me parece que, más allá de los delitos, de la falta administrativa, de este entramado de las fundaciones, lo que subyace es una profunda deslealtad con el Presidente, porque la gente que estaba involucrada en estas cosas era la que estaba en el círculo más cercano del Presidente, desde el inicio de su perspectiva presidencial. Y que lo habían traicionado, porque estas cosas iban en la línea de flotación del Presidente, en algo que para Boric es muy relevante, que son sus convicciones. Y en segundo lugar, porque este tipo de situaciones provocan que las perspectivas transformadoras de Boric se pusieran en tela de juicio. Yo ponía el ejemplo de que era difícil hablar de reforma tributaria, porque la gente lo que decía era “bueno, y para qué quieren más plata si mire cómo la gastan”. Entonces, la gente que hacía estas cosas no tomaba en cuenta las consecuencias, más allá de lo estrictamente vinculado con la corrupción, sino que las consecuencias políticas de estos hechos. Y eso es una deslealtad tremenda con el Presidente.

-¿Y Fernández? 
-Es lo mismo respecto a Patricio Fernández, a mí me parece que fue una desgracia. El enfoque que el Presidente quería darle a la conmemoración de los 50 años desde la figura de Patricio Fernández, no fue respaldado. Él tomó una decisión política que creo que había que respaldar. Yo no tengo ningún problema con discutir las causas del golpe de Estado, cuando quieran y donde quieran, pero agrego algo: en los asesinatos uno puede discutir las causas, pero siguen siendo asesinatos. Digo esto por la frase “este puede ser un Gobierno de mierda, pero es mi Gobierno”, de ese obrero, que en una pancarta reiteraba su lealtad con el Presidente Allende.

-¿Cree que el clima de conmemoración del golpe de Estado está algo tensado?
-Es verdad, el clima nos tapa. Hay mucha exacerbación, hay casi una crispación. Creo que en la oposición hay algunos que piensan que al Gobierno no hay que darle ni la sal ni el agua. Nada. Vislumbran que, en la medida que se vaya a pique, la perspectiva de que no solo el próximo Gobierno, sino que futuros gobiernos, van a tener un signo distinto. Cuando Republicanos plantea que quieren tener mayoría en el Congreso para terminar  la interrupción del embarazo en tres causales, lo que dice es que no solo quieren gobernar el próximo periodo, sino que quieren establecer un Congreso que va más allá del próximo Gobierno para aprobar sus puntos (…), están diciendo que quieren no solo ir por la futura Presidencia, sino que también por las autoridades locales, alcaldes, gobernadores, concejales. O sea, resituar el mapa político en la derecha más dura.

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