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Gonzalo Winter: “No quiero usar el 11 para decir cuán buena es la izquierda y cuán mala la derecha” PAÍS Créditos: Agencia Uno

Gonzalo Winter: “No quiero usar el 11 para decir cuán buena es la izquierda y cuán mala la derecha”

Rodrigo Córdova
Por : Rodrigo Córdova Periodista en El Mostrador
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El diputado de Convergencia Social aborda la lectura del texto de 1973 que acusaba al gobierno de la UP de vulnerar el orden constitucional y no solo de falta de disciplina oficialista para evitar que se aprobara, sino que se refiere al momento político que atraviesa el Congreso a sólo días de la conmemoración del Golpe de Estado. La arremetida republicana y su objetivo de “desandar lo andado en materia de repudio a lo que es una dictadura”, según el parlamentario, y la mimetización de Chile Vamos con ellos, ha generado un Congreso estancado. Para el diputado no solamente el estancamiento se empantana respecto a los 50 años, sino que la negativa de la oposición tiene que ver con una estrategia que tiene como objetivo no hacer avanzar al Gobierno. Sobre su sector, dice, que no hay que pretender que la derecha valorice el gobierno de la UP, sino que esperar de la oposición la condena de las violaciones de los DD.HH.


En el Congreso se ha escuchado hablar de las consecuencias que dejó el sistema frontal, las negociaciones respecto a la reforma de pensiones, los avances pacto fiscal y el inicio de las audiencias en la comisión investigadora del Caso Convenios. Con todo eso dando vueltas, uno de los hitos que marcó la semana fue la lectura de una declaración hecha por la misma Cámara el 22 de agosto de 1973 en el que se acusaba al Gobierno del Presidente Salvador Allende de haber vulnerado el orden constitucional. Esto, a menos de 20 días de la conmemoración del Golpe de Estado. Incluso, el PC impulsó una moción para condenar la misma carta, pero el oficialismo no logró juntar los votos ni para rechazar la primera lectura ni para aprobar la moción comunista. El diputado Gonzalo Winter entrega su lectura actual sobre cómo se vive el Congreso, qué cosas han cambiado de cara al 11 de septiembre y  sobre la arremetida republicana.

Para él, hay reflexiones y meaculpas de la izquierda sobre el gobierno de la UP que se hicieron en clandestinidad. Ahora, advierte que hay que “hacer una distinción en torno a nuestra propia reivindicación del proyecto de Unión Popular y del socialismo como ideal de lo que le podemos exigir a otras corrientes”. Pero vislumbra, entre toda esta nebulosa mediática, que el principal problema del diálogo entre oficialismo y oposición es el ensimismamiento de la derecha en su competencia interna. Él hace un llamado a Chile Vamos a demarcarse y a poner el límite frente a la derecha pinochetista, que esta semana, por medio de la diputada Gloria Naveillán, relativizó la sistematicidad del abuso sexual estatal en dictadura.

-¿Qué significado le da a usted a que en el Congreso del 2023 se haya aprobado la lectura de un texto de 1973 que acusaba al gobierno de la UP de de vulnerar el orden constitucional e instaba a los ministros que eran parte de las FF.AA. y de Carabineros a “poner inmediato término a todas las situaciones de hecho referidas, que infringen la Constitución y las leyes”?

-Aquel acuerdo es una opinión que manifiesta una mayoría de los parlamentarios de esa época dentro del contexto político, pero no tiene ninguna capacidad de, digamos, como algunos han dicho, declarar la inconstitucionalidad de un gobierno. La Cámara de Diputados no declara la constitucionalidad de las cosas, pero además porque la Cámara sí tenía un mecanismo para, digamos, declarar formalmente fuera de la Constitución a un gobierno a través de la acusación constitucional. Y no es ese el mecanismo que se utiliza. Ahora bien, ¿Cómo era la relevancia en la medida en que pasa el tiempo y el mismísimo 11 de septiembre del 73, la Junta Militar de Gobierno ocupa en su justificación para un golpe de Estado aquel acuerdo? Justificación para un golpe de Estado que deviene en una dictadura sanguinaria que destruyó la convivencia entre los chilenos, hizo triza en nuestra democracia y significó muerte, cárcel, tortura y todo lo que ya sabemos. Por lo tanto, a mi modo de entender las cosas, leer hoy día ese acuerdo sabiendo todo lo que pasó es una provocación absolutamente innecesaria por parte de la derecha que le hace daño a la convivencia democrática y que termina convirtiéndose en una manifestación de justificación de la dictadura y de falta de intención de tener un diálogo sincero acerca de lo verdaderamente importante que es cómo podemos, estas 19 millones de personas que compartimos una nación a la que tanto queremos, encontrar un futuro en común de democracia y prosperidad.

-En términos ya más prácticos ¿faltó disciplina del oficialismo o faltó convicción para evitar que se aprobara esta lectura de la carta? 

-Efectivamente hay una negligencia de parte de quienes no estaban en la sala en el momento de la votación, que me parece relevante, pero lo que yo más eché de menos fue que Chile Vamos dijera: ¿sabe qué?, que por más de derecha que sea, por más que no comparto la posición que tenga la izquierda sobre el Gobierno de la Unidad Popular, y que me parece súper legítimo que no la compartan, obviamente no la comparten, pero que alguno de ellos dijera a pesar de que no comparto nada de eso, de qué le sirve esta provocación al futuro de Chile, a la convivencia, la prosperidad, a la construcción de acuerdos que nos hagan un país justo y rico. Los parlamentarios del Partido Republicano no van a provocar directamente a todos los parlamentarios que podemos tener una simpatía con el proyecto de la Unidad Popular, sino que específicamente deciden provocar a quienes fueron víctimas directas de la dictadura dentro del Congreso, y eso es algo que también es muy llamativo. ¿Quieren hacer una distinción? Claro, y ahí yo quiero hacer una distinción como súper relevante y un llamado a Chile Vamos, que puede ser todo lo de derecha que quieras, sin por ello ser cruel e inhumano, y esa distinción es la que a mí no se me está apareciendo con claridad. Acabo de ver una declaración del diputado Longton justificando los dichos de Gloria Naveillán. O sea, yo tengo la idea de que Longton es un demócrata y que es un diputado que quiere lo mejor para Chile, pero él debe comprender que cuando justifican esas cosas nos están dando a entender que no entienden bien lo que es una dictadura. 

-El PC también impulsó una moción para condenar la mencionada declaración de 1973. ¿Qué faltó para que se aprobara esa moción? ¿Faltó disciplina aquí también? 

-No, ahí no hubo un problema de disciplina, yo creo que hubo un problema táctico. Se debió haber redactado el proyecto de resolución de tal modo que tuviera la capacidad de provocar mayorías y no que solamente convocara a quienes tenemos una posición sobre la Unidad Popular similar a la del PC. Es decir, se pudo haber redactado de tal modo que incluyera la visión de la Democracia Cristiana y que al mismo tiempo significara una condena a ese acuerdo. 

-Esta polémica, a menos de 20 días del aniversario del Golpe de Estado. ¿Qué le dice este evento sobre el momento político que el mismo Congreso haya aprobado la lectura de esta carta y luego se haya rechazado otra que pretende condenarla? 

-A ver, se siente un poco ridículo para mucha gente que el Congreso esté hablando de algo que ocurrió hace 50 años, tanto tiempo después en un clima de inundaciones, de estancamiento económico, etcétera. Pero ahí quiero hacer algunas distinciones. A mi juicio, la principal, es que hay un partido que está siendo muy exitoso y que es explícitamente pinochetista y explícitamente reivindicador de la dictadura. Dentro de sus objetivos está desandar lo andado en materia de repudio a lo que es una dictadura. Eso me parece que es una novedad relevante y que es muy difícil no hacer nada al respecto. A mi modo de entender las cosas, el Gobierno ha intentado tener una conmemoración que logre integrar a la mayor cantidad de voces posibles, pero eso ha sido muy difícil porque hay un partido político que tiene en su agenda la reivindicación de la dictadura y esto obviamente que es muy complejo. Creo que las personas de izquierda tenemos que hacer una distinción en torno a nuestra propia reivindicación del proyecto de Unión Popular y del socialismo como ideal, de lo que le podemos exigir a otras corrientes del país que, no es que reivindiquen con nosotros el proyecto de Unión Popular, para nada, pero sí que tengan un reconocimiento de lo grave, la dimensión de la oscuridad en la que entró el país en dictadura, la atrocidad de los crímenes cometidos y la importancia de cuidar la democracia.

-¿Le resulta complejo aquello, dado que con el éxito de Republicanos hay una derecha tradicional que se va arrastrada a ese lugar?

-No, es complejo por eso. Cuando Luis Silva dice que Pinochet era un estadista, cuando Gonzalo de la Carrera comete el acto de crueldad inhumana de pedir una sanción a Carmen Hertz por llevar el rostro de su marido en la solapa, cuando Gloria Naveillán dice lo que dice, yo echo de menos a los Francisco Undurraga, a los Coloma, a los Longton mostrándole al mundo que hay una derecha no pinochetista. Puede ser ingenuo de mi parte, pero creo que la necesidad de generar un Chile próspero para el futuro requiere que yo, al menos, no pierda la esperanza de que algún día haya una derecha nítidamente separada del pinochetismo. 

-¿Cómo se llega a la conmemoración de los 50 años a un territorio común cuando hay quienes relativizan, por ejemplo, la sistematicidad de las violaciones sexuales en la dictadura como dijo la diputada Gloria Naveillán?

-Es muy doloroso referirse a las palabras de Gloria Naveillán. Es bien complejo y yo me veo en la obligación como parlamentario de intentar dar una reflexión en esta conversación que vaya más allá de los adjetivos que me podrían hacer utilizar en este caso, que obviamente son adjetivos bastante fuertes. Primero, los hechos que ponen en duda Naveillán no son opiniones discutibles, son hechos fehacientemente acreditados mediante toda la institucionalidad republicana que nos hemos dado. Eso me hace preguntarme dos cosas: uno, ¿de verdad Gloria Naveillán no lo sabe? y es que si no lo sabe significa que nuestra transición a la democracia tiene una deuda enorme con haber vuelto ineludible enterarse de aquellas cosas, y no quiero hacer una crítica personal a nadie, pero creo que el tránsito de la democracia tuvo ese defecto de que, al aceptar al pinochetismo como una fuerza política posible y legítima dentro de la sociedad, para evitar ciertos conflictos, terminó permitiendo que una persona pueda vivir en Chile durante todos estos años y llegar a ser diputada sin saber lo que está fehacientemente acreditado en todos los instrumentos al respecto.

La otra opción, y ahí creo que tenemos que hacer una revisión del proceso de transición, es que si lo sabe y solamente está en una agenda de traficar inhumanamente, cruelmente, vilmente, odio o utilizar el odio para sus fines de activismo o para sus fines electorales, lo cual me parece que es una irresponsabilidad de parte de ella porque cuando tú ocupas el odio como herramienta de trabajo para la política, eso termina dañando a tu país y a ti mismo tarde o temprano. 

-¿Cuál cree que es la reflexión que la derecha le pide al oficialismo para llegar a un territorio común? 

-Hay una diferencia entre la dictadura chilena y otras del continente, que es que aquí no fueron los militares por sí y ante sí, sino que es evidente que participaron de la dictadura directamente el máximo referente de la UDI, el máximo referente de Renovación Nacional y me atrevería a decir que hay una clase social que es la que está detrás. No solamente se quedaron con los cargos en el Estado que le arrebataron a la izquierda, sino que se quedaron con la propiedad de las empresas del Estado y con la propiedad de las tierras que le quitaron a la reforma agraria. Eso me parece bastante relevante para entender la dictadura como un continuo y que por lo tanto la derecha chilena difícilmente puede desentenderse de ella. Nadie le enrostra a Macri los crímenes de Videla, pero evidentemente que en el Gobierno anterior, cuando tienes como principales soportes del gobierno a RN y a la UDI, que fueron de hecho los principales soportes de la dictadura y tienes a personajes, a más de uno, que fueron directos colaboradores como ministros de Estado, es evidente que hay un vínculo, eso es una una incomodidad y una hay un obstáculo para la derecha para poder desentenderse de ella. 

-¿Entonces qué le piden a la izquierda?

-Creo que uno de sus principales objetivos, hoy en día, estoy interpretándolos a ellos, esto no son mis palabras, que la izquierda reconozca que había un caos tal en este país producido por el Gobierno de la Unidad Popular que hizo necesario un Golpe de Estado. Yo quiero distanciarme de manera radical de que haya tesis, porque lo que nos dicen los archivos sobre la intervención norteamericana en la Unión Popular es que la determinación de la derecha no solamente estuvo en solucionar un problema a través del Golpe de Estado sino que tuvieron la determinación de crear el problema para luego solucionarlo. ¿Por qué alguien crea un problema para luego solucionarlo? La explicación es obvia, porque la dictadura, el Golpe de Estado y las violaciones de derechos humanos no son separables políticamente, son un continuo y cada uno es la herramienta del anterior. Entonces, que Pinochet mande matar gente es condición necesaria para la implementación de la política de la dictadura. 

-La conmemoración de los 40 años fue muy diferente en el tono al de hoy. Esa fecha fue marcada por los “cómplices pasivos” ¿Qué cambió? 

-Cambian dos cosas. Primero, no es tan cierto que estamos hablando de algo que ocurrió hace 50 años porque la dictadura fue hace 50, pero el fin de la dictadura fue hace 33 años. La eliminación de los senadores designados y la normalización de un Estado democrático fue hace menos. El sistema de pensiones, el plan laboral y el sistema de salud implementado por la dictadura y su constitución están, de hecho, vigentes. Entonces no es tan cierto que estemos hablando de algo ocurrido hace 50 años, sino que es algo que ha estado ocurriendo desde hace 50 años. Con eso no quiero desmerecer todos los esfuerzos para avanzar en la democratización de este país que han ocurrido en los últimos 33 años, que son enormes y los reconozco. Pero, ¿por qué es tan distinta esta conmemoración a la anterior? Porque aquella obra que no ocurrió hace 50 años sino que sigue ocurriendo, está directamente en entredicho por un sector de la población que hoy día personas como yo consideramos legítimo volver a ser socialistas y queremos que se respete dentro de la pluralidad de lo posible en democracia nuestra condición de socialista en el sentido más amplio de la palabra.  La otra novedad es que hay un partido político, que es el Partido Republicano, que logra arrastrar a Chile Vamos, que no tiene una agenda de futuro, sino que más bien tiene una agenda de agitación de la emoción, del miedo y el odio para aumentar su caudal electoral y en función de su estrategia que pasa por una reivindicación sin matices de la dictadura.

-¿Cambió el ánimo en el Congreso?

Hay algunos cambios en la Cámara de Diputados entre este periodo y el anterior que yo creo que son relevantes. Y van más allá de lo ideológico. La bancada del Partido Republicano tiene un comportamiento que es bastante distinto al de las otras derechas. La bancada del Partido Republicano ha significado una innovación en cuanto a cuestiones muy concretas, como por ejemplo el hecho de que gritan todo el tiempo. Puede parecer un detalle para muchos ciudadanos, pero es algo completamente nuevo. Gritan cuando alguien está hablando y le gritan a la mesa cuando algo les molesta, que se yo. Utilizan mucho la palabra en puntos de reglamento para hacer frases provocativas, chistes que solo ellos entienden, bromas, humillaciones, etcétera. Cuando en general la política siempre ha tenido de eso, pero no se utilizaban los puntos de reglamento o en general no se utilizaba la discusión propia de la sala para aquello. Debates públicos o el discurso que cada uno tuviera dentro de ciertos márgenes. Y esto ha generado una situación de deterioro de la convivencia al interior de las salas que yo se lo imputo. Creo que todos tenemos algo de responsabilidad, pero la forma en que el Partido Republicano se toma el estar dentro de la sala ha sido a mi juicio el factor más determinante.

-¿Cree que le hace falta una reflexión a la izquierda respecto al gobierno de la unidad popular? ¿Y cuál cree que podría ser? 

-Ellos dicen que tenemos que hacer una reflexión porque no podemos poner el Golpe, la dictadura y las violaciones de derechos humanos en un solo paquete. Pero yo me hago la siguiente pregunta para empezar. ¿Qué es el bombardeo a La Moneda? El bombardeo a La Moneda para mí es un símbolo, es un símbolo para todos para los que estaban vivos en esa época para los que están vivos en esta época. El que pretenda volver a hacer lo que Allende quería hacer, recibe esta respuesta. Y eso es algo muy duro que me ha dado mucho dolor decir, pero creo que hay algo de eso. Segundo, mis antecesores en el mundo de la izquierda tuvieron que hacer reflexión desde el horror. Tuvieron que reflexionar porque estaban hambrientos en la clandestinidad, porque estaban ensangrentados, porque estaban buscando a sus familiares. La izquierda vertió bibliotecas enteras de reflexiones y reflexiones críticas y autocríticas al respecto. De hecho yo recomiendo mucho seguir todo lo que fue el proceso intelectual de la renovación socialista que es verdaderamente intelectualmente fascinante para cualquiera desde cualquier posición política. Y la izquierda además no solamente hace una autocrítica como la que mencionaba anteriormente, sino que acepta hacerse parte de este mundo de la derecha en donde criminales de lesa humanidad pueden ser senadores designados, en donde queda regido por la Constitución del dictador, en donde el sistema político, económico y social es el que termina rigiendo nuestras vidas, en donde el Ejército le hace un funeral comandante en Jefe a Pinochet, etcétera. Entonces yo tengo la impresión de que hay una autocrítica que está hecha y hay una modificación en los postulados de la izquierda de manera muy radical, pero muy radical, a raíz de las reflexiones en torno a la dictadura y el Golpe, que no lo veo en la derecha. 

-¿Qué es lo que buscan entonces?

Lo que ellos quieren es que nosotros, en un mundo de cambio climático, en un mundo con todas las carencias que está viviendo nuestra humanidad en este momento, no podamos tener reflexiones que vayan más allá de su teoría del hiperconsumo como única forma de alcanzar el desarrollo. Eso no lo van a encontrar. Ahora, yo sí quiero declarar en esta entrevista que que yo no quiero usar el 11 de septiembre para decir cuán buena es la izquierda y cuán mala es la derecha, porque yo estoy determinado a que sea el diálogo y la profundización de la democracia lo que lleva a nuestro pueblo a la prosperidad y en eso entiendo a la derecha y a las derechas como un actor más de mi propio pueblo, de mi propia nación, de mi propia patria, con el que quiero dialogar permanentemente. 

-¿Cree que se logre leer una declaración conjunta sobre el Golpe de Estado del 11 de septiembre? 

-No lo sé, yo espero que sí. Yo veo al Presidente Boric y a los partidos del oficialismo muy disponibles para encontrar los mínimos comunes y espero que la derecha también esté relativamente disponible para algo así, porque creo que le haría muy bien al país, que tenemos que darle una señal a las futuras generaciones de que podemos convivir en paz, de que la democracia es posible. 

-¿Cree que este diálogo sobre el Golpe está siendo utilizado por la oposición para no avanzar o para entrampar las reformas del Gobierno?

-No, yo creo que hay una relación. O sea, recordemos que cuando no era los 50 años, era el ministro Jackson, por un vínculo inexistente con el Caso Convenios, después de eso fue el vínculo del ministro Jackson con un robo de computadores, antes de eso fue la acusación constitucional contra el ministro Ávila, que aún trato de entender de qué se trataba, asumiendo que no se trataba de su orientación sexual, como dicen ellos. Pero lo que yo veo es que la oposición, su principal agenda, es no dialogar reformas con el Gobierno y con eso quiero hacer un punto. El Gobierno ha cedido mucho. Si uno ve nuestra propuesta original de pensiones, en la que yo todavía creo que mejoraría las pensiones, está realmente lejos de lo que se ofrece. Y en el caso del pacto fiscal es más triste porque no solamente hay un alza de impuestos a las personas más ricas en un país extremadamente desigual y en un país en que la desigualdad lo ha llevado al quiebre social y al subdesarrollo, sino que también en este pacto fiscal se trata de hidrógeno verde, se trata de economía digital, se trata de la forma en que vamos a llevar a cabo la política del litio, se trata de cómo vamos a crear inversión extranjera e incluye una cantidad impresionante de propuestas que son del mundo de la oposición y del mundo de la CPC y la SOFOFA. Entonces hoy día a mí no me queda nada más que pensar que la oposición por conflictos al interior y por la competencia que están teniendo entre Chile Vamos y Republicanos. Entonces, mi drama es que cuando yo quiero hablar de cambio climático, de automatización, con la oposición, cuando vemos que los nuevos robots que con inteligencia artificial permitirían reemplazar a miles de trabajadores del campo chileno o cuando veo que hay que ganar la batalla del litio, que Chile puede tener un rol que otorgue prosperidad y descentralización en la descarbonización del mundo, me topo con una oposición que en realidad la única pregunta que está dispuesta a contestar es ¿Quién va a sacar más concejales, Chile Vamos o Republicanos? Y cuando esa es la única pregunta, el país queda estancado. 

-¿Qué puede hacer el Gobierno entonces? 

-Creo que lo que tiene que apostar el oficialismo, o más bien todos quienes quieren pasar la discusión sobre el desarrollo, es a tener una estrategia de incluir a la mayor cantidad de sectores de la población en el debate para que las derechas sientan la obligación de sentarse a conversar. O sea, la construcción de un nuevo Estado es clave. Yo antes hablaba del rol de China en la descarbonización, el tema de la optimización al cambio climático, pero te agrego otra cosa. ¿Cuál va a ser la relación con China? ¿Cuál va a ser la relación con Estados Unidos ahora? ¿Cuál va a ser la relación de Chile con la India como potencial socio comercial? ¿Cuál va a ser nuestra propuesta de educación? ¿Y cómo vamos a hacer para que no haya otro estallido social? Cómo vamos a hacer que el Estado sea capaz de anteponerse a la emergencia climática y que no caigamos en este absurdo de que vemos a todos todos los días a la derecha diciendo en todos los caminos de televisión que no hay que pasarle más plata al Estado, que hay que adelgazar al Estado, que tiene un Estado más pequeño. Pero al día siguiente quieren que la Contraloría tenga un control acérrimo de todas las transacciones del Estado y que el Estado llegue antes a la lluvia y a los incendios, y que sea capaz de vigilar y desbaratar el narcotráfico en un santiamén. Y uno dice, bueno, pero si usted no quiere que haya Estado y no quiere pagarle ni un peso al Estado.

-¿Cuál cree que ha sido la gran virtud del gobierno de Gabriel Boric y por otro lado cuál es la gran carencia que ha tenido o las mayores críticas que se le podría hacer al gobierno? 

-Yo creo que la principal virtud del gobierno de Gabriel Boric ha sido que el liderazgo del Presidente y el que le transmite al oficialismo, un liderazgo que convoca a la unidad nacional. O sea, el Presidente Boric definitivamente ha mostrado con sus actos y con sus palabras que tiene la recomposición del afecto societatis de Chile entre sus principales objetivos y que ha dejado muy atrás al dirigente o activista que legítimamente alguna vez fue. Lo segundo es que ha puesto una agenda pro trabajadores muy claras sobre la mesa y eso con minorías parlamentarias. El primer año se logra cuestiones tan importantes como que las mujeres, que la escandalosa cantidad de mujeres que no reciben subvención de alimentos sean apoyadas por el Estado, que baje la cantidad de horas que trabajamos en el país, que aumente el sueldo mínimo de manera drástica y que se establezca un royalty a la minería. El principal defecto creo que se dio cuando entramos al Gobierno. Más que discrepancias entre coaliciones, sí había una falta de conocimiento mutuo y de experiencia de trabajo conjunto, de lo que en el fútbol se llama ‘adivinarse los pases’. Como conocer las instituciones del otro para poder trabajar más velozmente, creo que ese fue un problema de la instalación.

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