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Rainer Zitelmann: “La libertad económica está desafiada en todo el mundo” PAÍS

Rainer Zitelmann: “La libertad económica está desafiada en todo el mundo”

Silvia Peña Pinilla
Por : Silvia Peña Pinilla Periodista de El Mostrador.
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El historiador y sociólogo alemán lanzó el libro “El odio a los ricos”, coescrito con Axel Kaiser, donde analizan la percepción negativa de los chilenos hacia los ricos. Divulgador del capitalismo, pro libertad y antiigualdad, hace un año “vio” el triunfo de Milei y a un Chile anticapitalista.


El historiador, sociólogo y empresario alemán Rainer Zitelmann (Frankfurt, 1957) estuvo en Chile –aprovechando una gira por América Latina– para lanzar El odio a los ricos, un libro que coescribió con el presidente de la Fundación para el Progreso (FPP), Axel Kaiser. 

Es un incansable defensor del capitalismo, sobre el cual señala que “está bajo ataque” y, aunque es un sistema asociado a los problemas que enfrenta hoy el mundo –incluido el cambio climático–, él señala que es al revés: que la historia demuestra que la economía capitalista es la mejor medida contra la pobreza. Asimismo, dice que se tiende a hablar de desigualdad, “pero hay que centrarse en reducir la pobreza, no en la igualdad”. 

“En China, en 1981, 88% de la gente vivía en la pobreza; hoy es menos de 1%. Estuve en China y no encontré a nadie que me dijera: ‘Oh, volvamos a la época de Mao, porque éramos más iguales’”, señaló en el lanzamiento de otro de sus títulos (En defensa del libre mercado).

De sus 27 libros, tres están traducidos al español: El capitalismo no es el problema, es la solución (2021), Los ricos en la opinión pública (2022) y En defensa del libre mercado (2023).

En esta cruzada en pro del capitalismo, la riqueza y la psicología de las personas ricas han sido tema de investigación y reflexión para Zitelmann. Los ricos en la opinión pública está basado en una encuesta realizada por el Instituto Allensbach e Ipsos Mori en Alemania, Estados Unidos, Reino Unido y Francia, que clasificó a las personas –según la percepción que tenían de los ricos– en “envidiosos sociales”, “no envidiosos” y “ambivalentes”.

Entre los hallazgos, está que los “envidiosos sociales” representan el 33% de la población en Alemania, el 34% en Francia, el 20% en Estados Unidos y el 18% en el Reino Unido. Con esos datos, Zitelmann calculó un “coeficiente de envidia social” que indica la proporción entre “envidiosos sociales” y “no envidiosos” en cada nación.

“Los países donde la población tiene una actitud más positiva hacia los ricos, como Polonia y Vietnam, se desarrollan más rápido y con mucho más dinamismo en la economía que países como Francia, donde la gente tiene una actitud muy negativa hacia los adinerados”, sostiene.

-¿Existen elementos sociológicos, históricos en cada país? Francia, por ejemplo, es la cuna de la igualdad, de los derechos.
-Por supuesto que no es el único factor que incide, pero es un elemento importante. Lo ves en la historia, donde el desarrollo negativo empezó con el odio contra la gente rica. Por ejemplo, en la Revolución rusa o después, en la Revolución Cultural en China y también en Camboya. En todos, el odio contra los ricos terminó con muchos asesinados. También tenemos países como Suecia, donde en los 80 la gente también tenía una actitud muy negativa con respecto a los ricos. Luego desmantelaron el desarrollo y destruyeron todo el país. La gente rica, los empresarios, huyeron de Suecia —asegura.

Con los resultados de la encuesta, calculó el “coeficiente de envidia social” para descubrir cuáles son los países con más envidia hacia los ricos. Francia (1,26) y Alemania (0,97) encabezan la lista. Al contrario, Polonia, Japón y Corea del Sur son los países donde hay menos envidiosos. 

La encuesta también se realizó en Chile, especialmente para recoger los resultados en el libro que escribió con Kaiser. 

—De 14 características personales, positivas y negativas, como “honestos”, “arrogantes”, “codiciosos”, “optimistas”, “honrados”, se les pidió a los encuestados relacionarlas con personas ricas. Los chilenos eligieron como primeras opciones: “materialistas”, “arrogantes”, “codiciosos”, “egocéntricos”, “superficiales”. En último lugar mencionaron “honrados”. Por el contrario, en Vietnam los primeros cinco rasgos personales mencionados son todos positivos. Así que hay una gran diferencia entre los países. Y deben saber que donde hay mejor percepción de los ricos el desarrollo es mayor –afirma. 

-¿Alguna teoría de por qué sucede esto? 
-Es difícil decirlo. La gente siempre es envidiosa. Pero si los políticos usan esto para su política, entonces lo hacen mucho más fuerte. Creo que esto es lo que sucedió en los últimos años en Chile. Algunos políticos con toda su propaganda sobre la desigualdad, campañas de odio y envidia hacia los ricos, dicen que no contribuyen a la sociedad como deberían, y promocionando esas ideas de poner más impuestos a los ricos. Todo esto contribuye a este cambio de mentalidad. 

Chilenos anticapitalistas

Entre junio de 2021 y diciembre de 2022, Zitelmann encargó otro gran estudio internacional, esta vez sobre la imagen de la economía de mercado y el capitalismo. En total, cubrió 34 países. Gracias a él –ha dicho– predijo el triunfo de Javier Milei, porque en esa encuesta Argentina fue uno de los países más pro capitalismo. Sin embargo, Chile resultó tener una mirada negativa del libre mercado.

“Cuando vi los resultados de Chile, tuve algunas dudas sobre si los números eran confiables, pero fueron realizados por Ipsos Mori, de los consultores más prestigiosos en el mundo. Y estaban bien, porque unos meses después de nuestra encuesta, la gente de Chile votó por un socialista (Gabriel Boric) y, alrededor de un año más tarde, Argentina eligió a un pro capitalista”.

-¿Argentina más capitalista que Chile?
-Chile hoy es más capitalista que Argentina, según el Índice de Libertad Económica, pero nuestra encuesta no es sobre eso, sino sobre lo que la gente piensa. Y los chilenos en esa medición eran anticapitalistas y los argentinos estaban a favor, porque primero es la gente la que cambia su mente, luego sigue la política y más tarde la economía. Pero me gustaría hacer la encuesta de nuevo, porque, desde que la realizamos, muchas cosas cambiaron acá. La propuesta de Constitución fue rechazada por una gran mayoría. Sería interesante ver si la actitud hacia la economía de mercado cambió de nuevo y si la gente tiene una actitud más positiva ahora.

-Últimamente se da que donde hay un Gobierno de izquierda, gana la derecha, y donde hay Gobierno de derecha, gana la izquierda. ¿Está relacionado con esta mentalidad de cambio de la gente? 
-Creo que esto tiene otra razón: es simplemente que, si la gente no está contenta con el Gobierno, en la próxima votan por otro. Lo que yo veo es el cambio de actitud hacia la economía de mercado y hacia el Estado. Y eso, en la mayoría de los casos, dura más tiempo que la actitud hacia un Gobierno. En Chile las reformas de libre mercado se implementaron en la dictadura de Pinochet, pero la actitud hacia la economía de mercado permaneció más o menos igual, incluso con diferentes partidos gobernando, ya fueran de izquierda moderada, de derecha o de centro. En Chile, durante mucho tiempo, hubo un consenso sobre la economía de mercado. 

Explica que es la actitud de la población la que puede influir en los partidos: “Si el espíritu es antilibre mercado en un país, incluso los partidos de centroderecha se vuelven más o menos en dirección antilibre mercado, y si la actitud en la sociedad es muy pro libre mercado, incluso los partidos de centroizquierda pueden cambiar hacia el libre mercado”. 

-Corea del Sur es un capitalismo gestionado por el Estado, ¿qué opina de esa mezcla? 
-En los años 60, cuando comenzaron estas reformas de libre mercado en Corea del Sur, el Estado jugaba un papel más importante, pero hoy diría que no hay ningún país capitalista puro en ninguna parte del mundo, al igual que no hay un país socialista puro, incluso en países socialistas tienes un poco de economía de mercado. Y en los llamados países capitalistas, como en Estados Unidos, hay un Estado de bienestar enorme también, así que cada sistema es una mezcla, una especie de tubo de ensayo, donde tienes dos ingredientes: mercado y Estado o capitalismo y socialismo.

-¿Cómo se da el cambio en las sociedades?
-Chile y su proceso constitucional es un muy buen ejemplo del que otros países pueden aprender. Aquí le dieron la vuelta. La mayoría votó por tener una nueva Constitución y eligió a un grupo de personas para redactarla, pero cuando la Constitución izquierdista estuvo lista, la gente estaba en contra. ¿Y por qué? Porque muchas personas en Chile, especialmente de los think tanks, trabajaron para explicar por qué era mala. Y obtuvo un 62% de rechazo, todo un éxito. Entonces, lo primero que debes hacer, si quieres cambiar algo, es reformar tu mentalidad. Lo mismo pasa con la sociedad: si quieres cambios, debes modificar la opinión pública. Eso se hace a través de think tanks, libros, universidades y, también, desde el marketing. Luego baja a los partidos, a la sociedad. Otro ejemplo es Milei en Argentina: los think tanks hicieron un trabajo de 10, 12 años, para producir el cambio en la mentalidad de la gente. Lo mismo sucedió en Estados Unidos con Reagan, donde además participaron personas importantes como Milton Friedman, o en Inglaterra con la labor del Instituto Adam Smith para la llegada de Margaret Thatcher. 

-Pero el proceso constitucional en Chile sigue en marcha aún.
-No sé qué pasará en el plebiscito, pero si gana la actual propuesta estará bien, y si no gana, será lo mismo, también estará bien. Hay que decidir entre una buena Constitución o la antigua, que también es buena. La Constitución de izquierda fue desaprobada, así que ahora no importa cuál sea el resultado, porque no están jugando socialismo contra libre mercado.

Argentina: una gran excepción a la regla

-Sobre el Gobierno de Milei, ¿tendrán paciencia los argentinos después de 20 años de Estado subsidiario?
-Hay varios obstáculos para Milei. El primero es que en el Parlamento tiene solo 38 de 275 diputados y, en el Senado, 7 de 72 miembros. ¿Será capaz de implementar las reformas sin tener una mayoría en el Parlamento? Esa es la primera pregunta. Pero si de alguna manera lo logra, ¿qué sucederá? En la mayoría de los casos, cuando hubo reformas de libre mercado en otros países, muchas cosas empeoraron en los primeros años. Lo sabemos de Polonia, por ejemplo, cuando Leszek Balcerowicz (economista, exvicepresidente y exministro de Finanzas de Polonia) hizo sus reformas económicas: el desempleo oculto se convirtió en desempleo abierto, todo se desplomó. Es como si tuvieras cáncer y te hacen una cirugía, luego te dan químicos, primero tienes más dolor, te quedas calvo, pero después te recuperas si hay éxito. La diferencia con un país es que esa recuperación puede durar más tiempo.

-¿Lo apoyarán si todo va peor? 
-Si Milei es capaz de detener la inflación, creo que lo apoyarán incluso si otras cosas van mal. Si no puede, entonces fracasaría. Pero la historia muestra que las cosas empeoran por al menos dos años. Si se retrasa y al principio hace otras cosas, por ejemplo, reducir los subsidios gubernamentales, podría ser que al comienzo la inflación suba aún más, porque, por ejemplo, los precios de la energía y otras cosas aumentarán y solo después disminuirán. Así que es difícil predecir.

-¿Ve posible la dolarización?
-No es algo que se logre en los primeros dos años. En cualquier caso, si lo hace, ya sea dolarización o competencia monetaria, lo lógico sería reducir primero los subsidios o el gasto gubernamental. Y, por supuesto, siempre quedará la pregunta de si tiene los mejores asesores. Me gustaría ponerlo en contacto con Leszek Balcerowicz. Él hizo en Polonia exactamente las cosas que Milei tiene que hacer ahora. La inflación era aún más alta en Polonia, llegaba al 600% cuando Balcerowicz llegó y la redujo. Impulsó reformas económicas y Polonia es, desde hace décadas, una de las economías más exitosas del mundo. El economista polaco, tal como Milei, conoce la Escuela Austriaca, los dos admiran a Hayek y Von Mises. Tienen un perfil personal distinto, pero son parecidos en la forma de pensar. Me ofrezco a ponerlos en contacto, porque creo que Balcerowicz podría ayudar a Argentina. 

-El capitalismo parece incombustible, ¿podrá sobrevivir otros 100 años, con cambio climático, inteligencia artificial y otros desafíos de por medio? 
-Es difícil decirlo. En primer lugar, el capitalismo está en evolución constante, no es un sistema estático como el socialismo, puede adaptarse a nuevos desarrollos, al igual que se adapta a diferentes religiones. Puede existir en Asia, en Europa, aquí en América Latina. El capitalismo es un sistema que aprende muy rápido. Esta es la mejor ventaja del capitalismo. El socialismo no puede tener reformas, lo intentaron tantas veces en los países del Este de Europa y nunca fue posible. La única forma de reformar el socialismo es aboliéndolo. Si el capitalismo llega a su fin, será debido a que sus enemigos –muy fuertes en todo el mundo– ganaron la batalla cultural. En América Latina casi todos los países están gobernados por socialistas; China está retrocediendo, de más mercados hacia más Estado; Europa va cada vez más en dirección a una economía planificada. La libertad económica está desafiada en todo el mundo. Así que lo que sucedió con las elecciones en Argentina es una gran excepción a la regla. 

-Aun con capitalismo siguen existiendo personas pobres en el planeta. 
-Sí y muchas. Según las estadísticas del Banco Mundial, alrededor del 8.5% de las personas vive en extrema pobreza, pero la buena noticia es que no es tan importante cuántas personas pobres hay hoy, sino en qué dirección va el desarrollo. Y este es mi principal argumento a favor del capitalismo. Lo tengo en mi libro En defensa del capitalismo. El primer capítulo trata sobre si el capitalismo es responsable del hambre y la pobreza. Hace 100 años, el 90% de la población era pobre. En 1981, era el 40%. Y hoy es el 8.5%. Así que, si continuamos por este camino, vamos a reducir la pobreza. Si, por el contrario, tenemos estas ideas de más Estado, vamos a reducir la libertad y aumentar la pobreza. 

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