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Expertos advierten de incidencia del cambio climático en los megaincendios PAÍS Manuel Reyes/Agencia UNO

Expertos advierten de incidencia del cambio climático en los megaincendios

Andrés Cárdenas
Por : Andrés Cárdenas Periodista El Mostrador
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En redes sociales muchos festinaron cuando la alcaldesa de Viña del Mar, Macarena Ripamonti, explicó que –entre otros factores– el cambio climático jugaba un papel importante en los siniestros. Desde la academia explican que ello es efectivo y que las olas de calor van a persistir.


“Es la tragedia más grande que hemos vivido desde el terremoto de 2010”. Así calificó el Presidente Gabriel Boric la actual catástrofe producida por los incendios forestales en el Gran Valparaíso, lo que lo llevó a decretar dos días de duelo nacional por las víctimas mortales de los incendios, lo que se sumó al Estado de Excepción y toque de queda para la Región de Valparaíso, la zona más afectada por el fuego. El Jefe de Estado también instruyó acelerar la investigación sobre el origen de los incendios, respecto de lo cual existen varios indicios que llevan a presumir la intencionalidad de los mismos, especialmente del que estalló en el lago Peñuelas el viernes en la tarde, donde se produjeron cuatro focos simultáneos.

Por supuesto, el fenómeno de los incendios no es nuevo en Chile. Impulsadas por una ola de calor récord, el año pasado las llamas dejaron 27 víctimas mortales en la comuna de Santa Juana (Provincia de Concepción) y afectaron a más de 400 mil personas. Hoy, con temperaturas que rondan los 35 grados en buena parte del territorio nacional, el estado de alerta se mantiene, mientras en Viña del Mar y Quilpué villas enteras quedaron hechas cenizas, dejando a miles de personas en la calle.

Uno de los factores que contribuye a todo lo anterior es el hecho de que, producto del cambio climático, Chile ha sufrido sequías durante los últimos 14 años aproximadamente. Aunque el invierno pasado llovió más que en años anteriores, los expertos han advertido que las consecuencias de la sequía siguen presentes.

Ola de calor

El año 2016, Chile instaló un récord en la temperatura global: fue 1,3 °C más alta que la media de la era preindustrial, y quedó en primer lugar entre los años más cálidos del planeta, hasta ahora. Actualmente, el país se encuentra bajo una intensa ola de calor, con pronósticos que sugieren que las temperaturas podrían llegar incluso hasta los 39 °C en algunas zonas. De hecho, cuando comenzó el incendio, el viernes 2 de febrero, la temperatura en la Región de Valparaíso superaba los 33 grados. Esta temperatura fue calificada por los meteorólogos como “extremadamente alta e inusual” para esa zona costera.

A pocos kilómetros, la Región Metropolitana se encuentra bajo alerta roja y Santiago alcanzó la tercera temperatura máxima más alta en su historia de registros (130 años) durante la tarde del miércoles 31 de enero de 2024. Ese día, el termómetro de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC) marcó 37,3 °C, a las 16:07 horas.

Cambio climático

Claudia Rojo, académica y coordinadora del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad de Las Américas (UDLA), sede Viña del Mar, señala que la ola de calor actual está intrínsecamente ligada al cambio climático. La acción humana explica, especialmente la emisión de gases de efecto invernadero provenientes de la quema de combustibles fósiles, es la principal responsable de este fenómeno.

“Como consecuencia, este calentamiento global ha provocado un aumento de la temperatura media en nuestro planeta, generando la alteración de los fenómenos climáticos, la falta de lluvia y el aumento de zonas de alta presión atmosférica, lo que se traduce en un aumento en la frecuencia de eventos climáticos extremos, entre ellos, las olas de calor, caracterizadas por episodios de altas temperaturas que se hacen cada vez más frecuentes en diferentes partes del mundo”, sostiene la académica de la UDLA.

Al diagnóstico se suma la profesora Paula Santibáñez, jefa del Observatorio Climático de la Universidad San Sebastián (USS), para quien las altas temperaturas actuales pueden atribuirse, además, a la combinación de fenómenos climáticos interconectados, como El Niño y la Oscilación de Madden-Julian.

“Comprender la interacción de estos factores es esencial para anticipar y mitigar los impactos de las olas de calor. Esto no solo afecta nuestra comodidad y salud, sino que también tiene importantes consecuencias para la agricultura, los ecosistemas y la gestión de recursos en Chile”, comenta.

La académica de la USS remarca que las olas de calor afectan a una extensión geográfica bastante amplia en Chile y otras partes del mundo. Subraya cómo, históricamente, estas olas eran eventos raros, pero el cambio climático las ha vuelto más frecuentes, intensas y geográficamente extendidas.

“El cambio climático no solo aumenta la frecuencia de las olas de calor, sino que también amplía su alcance geográfico. Esto significa que áreas que anteriormente no experimentaban olas de calor con tanta frecuencia, ahora están empezando a enfrentar estos eventos con más regularidad”, argumenta Santibáñez.

Peligro para los cultivos

A propósito de los ecosistemas, el académico Keny Nakashima, de la Escuela de Agronomía UDLA, destaca las implicaciones de las altas temperaturas. Dice que la pérdida de agua, el estrés hídrico y térmico en las plantas, y la mayor susceptibilidad a fitopatógenos que causan hongos y bacterias en las plantas son algunos de los desafíos actuales.

Nakashima subraya que las prácticas agronómicas podrían no ser suficientes y que se necesita investigación y desarrollo de variedades más resistentes. Su advertencia es categórica: “A largo plazo, algunos cultivos podrían no lograr adaptarse a las persistentes altas temperaturas, resultando en cultivos poco rentables o incluso en la muerte de las plantaciones”.

Sequía y ráfagas de vientos

“Las lluvias (del año pasado) generaron vegetación que cuando se secó se transformó en extremo combustible”, le dijo hace unos días a BBC Mundo Héctor Jorquera, académico del Departamento de Ingeniería de la Universidad Católica de Chile. El investigador afirmó que uno de los principales problemas es la falta de humedad, que se relaciona directamente con la sequía. Y, al estar los suelos más secos, la vegetación sufre lo que los expertos denominan “estrés hídrico” y el material vegetal arde con mayor facilidad.

En las zonas afectadas también se registraron ráfagas de viento de hasta 98 kilómetros por hora, lo que fue favorable para la propagación del fuego, a lo que se sumó un nivel de humedad más bajo de lo común. Esto afecta especialmente a las áreas urbanas emplazadas en las quebradas que, de acuerdo con los expertos, actúan como “aceleradoras de viento”, lo que hace más difícil controlar los incendios.

Y es que la abundancia de cerros y valles en la Región de Valparaíso contribuye a que los vientos adquieran mayor velocidad. “Eso te ayuda a propagar cualquier incendio. Aumenta la ventilación donde está la llama, le añade oxígeno y transporta masa quemada justamente en lugares secos por culpa de la sequía prolongada”, explicó Héctor Jorquera.

 

 

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