La celebración con un buen trago de vino tinto, blanco, rosado o espumante debe ser disfrutado a la temperatura correcta.
Nada mejor que servirnos una copa de vino y que ésta se encuentre a la temperatura ideal, lo que nos permitirá sentir su textura, cuerpo, aroma y sabores en el punto óptimo. Pero la temperatura dependerá del tipo de vino que prefieras. Los vinos blancos, por ejemplo, requieren una temperatura inferior para ayudar a controlar y moldear la sensación de acidez propia de este. Y, en el caso del tinto, la temperatura adecuada logra regular su amargor y textura.
¿Cómo lograr la temperatura ideal? Como sabemos, cada tipo de vino necesita de un rango de temperatura específico para poder disfrutar de sus propiedades, aroma y sabor. Para poder saber a qué temperatura está, podemos utilizar un termómetro especial para esto, el que debemos introducir dentro de la botella por un momento.
“En el caso de los vinos rosados, blancos y espumantes se recomienda refrigerarlos para lograr la temperatura perfecta para disfrutarlos. Y, si te preguntas cuál es el mejor lugar de tu refrigerador para almacenarlos, el lugar ideal es la puerta, no sólo porque podrás encontrar espacios pensados para dejar de forma segura tus líquidos, sino también porque ahí obtendrás la temperatura deseada fácilmente”, explica Jeanette Rodríguez, brand manager de Línea Blanca de LG Electronics.
Por eso, es importante saber qué tipo de vino queremos disfrutar, para así poder conservarlo y mantenerlo a la temperatura correcta hasta poder disfrutarlo.
Un clásico por excelencia, su sabor inconfundible y propiedades lo hacen una opción perfecta para disfrutar con diferentes tipos de alimentos, pero la temperatura será clave para así aprovechar cada una de sus cualidades. Los vinos de reserva se recomienda disfrutarlos a 18ºC, pues necesitan de una mayor temperatura para lograr el cuerpo y sabor esperado.
En tanto, los vinos frutales o más ligeros, sólo necesitan 16ºC para destacar sus propiedades. A su vez, los vinos menos añejados se recomienda beberlos a 14ºC.
A diferencia de los vinos tintos, el vino rosado requiere de menor temperatura para poder disfrutar de su sabor y textura. Se recomienda servirlo entre 13ºC y 14ºC pues su sabor destaca por la frescura, y no precisamente por su grosor.
El vino blanco, inconfundiblemente, debe servirse a una temperatura más fría para así nivelar su dulzor. Para ello, se recomienda refrigerarlos a 8ºC sin bajar más de esa temperatura para no perder el aroma característico de este tipo de vino.
Por excelencia, para disfrutar de una copa de vino de espumante, sabemos que éste debe estar muy frío, siendo recomendado refrigerarlo hasta los 6ºC; este punto de temperatura nos permitirá sentir sus agradables burbujas, sabor dulce y aroma inconfundible.