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Dirigentes concertacionistas están solos, Lagos, no

Durante los últimos cinco años he sostenido, en reiteradas oportunidades, que la cúpula dirigente concertacionista se ha aislado de la realidad, encapsulándose en una rutina que mira el desarrollo político, social y económico desde un prisma muy particular y estrecho.


En declaraciones a un matutino capitalino el fin de semana pasado, el timonel del PPD, Guido Girardi, afirmó que el Presidente Ricardo Lagos estaba solo. Esta afirmación, que a primera vista puede parecer certera, no concuerda con los estudios de opinión pública disponibles. Si nos atenemos a las encuestas, el Presidente dista mucho de estar solo: más del 50% de la ciudadanía lo apoya. Este es un fenómeno que los políticos no podemos pasar por alto, si tomamos en cuenta que han pasado tres años de gobierno y lo usual es que los niveles de apoyo ciudadano tiendan a ir disminuyendo. Lo que debe llamar la atención es que dicho porcentaje lo obtiene el Presidente Lagos, en medio de una situación interna y externa de gran incertidumbre y complejidad, no conocida por los anteriores gobiernos de la Concertación.



Durante los últimos cinco años he sostenido, en reiteradas oportunidades, que la cúpula dirigente concertacionista se ha aislado de la realidad, encapsulándose en una rutina que mira el desarrollo político, social y económico desde un prisma muy particular y estrecho, en el cual han primado cuestiones de poder, y que nada tiene que ver con las aspiraciones, problemas e inquietudes que perciben de los chilenos como importantes.



La falta de adecuación de la cúpula concertacioncita a la nueva realidad nacional ha significado que las fuerzas políticas que la integran, se hayan visto sobrepasadas por los problemas y desafíos que plantea el porvenir. Han demostrado una rigidez que está afectando la apreciación que la gente tiene de este Gobierno, debido al desfase existente entre las expectativas ciudadanas y la calidad de las soluciones que se están implementando. Ello ha conducido a que la valoración de la figura del Presidente Lagos como gobernante, se mantenga a pesar de los escandalosos episodios: Coimas, Mop-Gate, Inverlink-Corfo, porque aparece como la figura política que ha demostrado mayor cercanía con la gente y sus problemas.



Efectivamente, en el último tiempo, se ha visto al Presidente en un serio intento de hacer efectivas las responsabilidades políticas y de otro tipo que tales conductas generan. No existe una percepción ciudadana de impunidad total, la cual está exigiendo del Gobierno una pronta enmienda.



Con relación al PPD, este partido requiere de modificaciones programáticas profundas, que asuman los cambios por los que atraviesa la nueva realidad del país. Estos cambios imponen abrirse a nuevas ideas y planteamientos que permitan realizar el cambio que la nueva realidad exige. Para efectuar lo anterior se necesita llevar a cabo modificaciones en los equipos dirigenciales partidistas, pues los actuales han sido el resultado de una rotación entre los mismos que llegaron con el primer gobierno de la Concertación y que, en su mayoría, la ostentaban dicha calidad con anterioridad.



Este fenómeno da la idea de que se trataría de figuras multimodales, que pueden desempeñarse con igual eficiencia en cualquier ámbito, sin comprender que la expertise es el resultado de una vida de dedicación a determinada área de actividad. El hecho de que sea la misma gente la que actúa en diferentes ámbitos, muchas veces muy distintos entre sí, habla mal de la Concertación y del partido, porque está diciendo que se trata de un conglomerado que no cuenta con más recursos humanos a los que echar mano, lo que obviamente no resulta ser cierto. Aparece como una coalición que habría agotado sus recursos.



Es necesario que, en este contexto de cambios urgentes, el PPD haga público que ha asumido la gravedad de la crisis partidaria y del conglomerado de Gobierno, y despliegue una política de amplitud que convoque a diversos sectores, incluyendo a personalidades no adscritas a partidos políticos, a profesionales calificados y a sectores que van más allá de la propia Concertación, para la búsqueda de una nueva propuesta de partido y país.



Estas son sólo algunas reflexiones para que el PPD y la Concertación no sigan solos y puedan acompañar eficientemente al Presidente Lagos. Me quedaría plenamente satisfecho si la Concertación lograra acercarse a la aceptación con la que el Presidente cuenta entre la ciudadanía.



(*) Analista Político.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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