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Estrés tras los resultados de PAES: desafíos y retos para las y los jóvenes postulantes Educación

Estrés tras los resultados de PAES: desafíos y retos para las y los jóvenes postulantes

Daniela Adonis
Por : Daniela Adonis Estudiante de Periodismo, Universidad Santo Tomás
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El estrés y la tensión después de la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES) en Chile no solo representan el desafío de un buen resultado, sino también a la incertidumbre y las altas expectativas generadas en las familias y el entorno frente a las y los jóvenes que rinderon la prueba.


Según antecedentes del Ministerio de Educación (Mineduc), el pasado mes de noviembre un total de 251.877 personas rindieron alguna de las Pruebas de Acceso a la Educación Superior (PAES) durante su aplicación estandarizada. Esto evidenció un incremento del 3.9% en relación al número de participantes del año anterior. La cifra se mantuvo en un 87.6% sin variaciones considerables en relación al 2022.

Esta prueba tiene un impacto emocional considerable en los estudiantes que la rinden y, a su vez, reciben los resultados posteriores a las fiestas de fin de año. Es por ello que expertos en salud mental advierten que este proceso desencadena un estrés significativo en cuanto a las expectativas generadas previo y posterior al resultado concreto de la evaluación.

El psicólogo Néstor González, de la Universidad del Alba y especialista en salud mental, advierte que “los resultados de la prueba PAES pueden precipitar un nivel significativo de estrés académico en los estudiantes”, y enfatiza en que “es percibida como un determinante crucial de futuras trayectorias académicas y profesionales, lo que puede generar un ambiente propicio para la ansiedad”.

Por otro lado, Bernardita Melo, psicóloga y especialista en salud mental, profundiza en que el desconocimiento en relación a becas y formas de ingreso puede generar también una presión significativa en el postulante, indicando que “para muchos el no tener estos beneficios les significa no poder costear la carrera que quieren estudiar. Es por esto que el resultado en sí de la prueba es un factor importante en su nivel de estrés, más si consideramos que los puntajes van al alza con los años, lo que significa tener que poner un esfuerzo extra para asegurar tu cupo en la carrera y/o universidad que aspiras a ingresar”.

Cuestionamiento y autoestima

El académico es categórico al señalar que al enfrentar el rechazo en la elección de carrera universitaria se puede generar un efecto psicológico adverso para las y los jóvenes que buscan una oportunidad en la educación superior.

Manifiesta que “incluso se alerta sobre consecuencias como la merma en la autoestima y el cuestionamiento de las propias competencias personales. Estas experiencias adversas pueden desencadenar trastornos psicológicos más severos, como depresión y ansiedad crónica, lo que profundiza la necesidad de intervenciones psicológicas oportunas que logren mitigar los efectos a largo plazo de escenarios psicológicamente adversos”.

La psicóloga Melo desde su vereda concuerda y señala que “además, la edad de ingreso a la universidad se da mucho la comparación, a qué carrera ingresó mi compañero, el amigo de toda mi vida, mi pareja, etc. Por lo que las repercusiones van a depender de cada persona, el cómo se toman la noticia de que tendrán que buscar otras alternativas de la que pensaban inicialmente”.

“Siempre es una decisión complicada el determinar a tan temprana edad el ‘qué quiero hacer por el resto de la vida’, por lo que a algunos les afecta significativamente más el no quedar a la primera oportunidad, mientras que otras personas lo ven como una oportunidad de descansar, de aprender, de juntar dinero, de poder vivir otras experiencias antes de ingresar de lleno a la universidad”, agrega.

La especialista comenta que estas situaciones de estrés derivadas de la espera y posterior postulación a las carreras pueden desencadenar diversas situaciones, indicando que “en cuanto a las conductas cotidianas puede haber cambios en el comportamiento normal del estudiante, que esté más inquieto, con mucha energía y necesite estar haciendo cosas constantemente o, por el contrario, que se aísle y quiera pasar más tiempo tranquilo y/o solo. Si bien son dos extremos, hay un espectro donde ubicarse, a lo mejor pasa mucho tiempo en la casa sin salir, pero comparte bien con sus familiares o familia directa, o, por el contrario, sale constantemente pero solo; ambas cosas son completamente esperables y dependen de cada persona”.

Impacto en la rutina diaria

El impacto del estrés no se limita al ámbito educativo. Alteraciones en patrones de sueño, alimentación y concentración pueden ser señales de estrés elevado. Esto demanda una colaboración entre instituciones educativas, familias y profesionales de la salud mental para crear entornos menos estresantes y promover el desarrollo integral de los jóvenes.

La especialista en salud mental enfatiza la relevancia de la terapia para los postulantes a carreras universitarias, ofreciendo un espacio para explorar factores que puedan influir en su bienestar. Destaca el acompañamiento familiar y actividades que promuevan la distracción y el autocuidado.

De igual manera, Néstor González recomienda que “ante la presión de exámenes como la PAES, se busquen estrategias basadas en la reestructuración cognitiva y el entrenamiento en solución de problemas, que permitan modificar pensamientos negativos y planificar acciones concretas frente a los retos académicos venideros”.

Realza la importancia de tener pensamiento optimista, así como también la práctica de técnicas de relajación y ejercicio físico para mantener la calma. Concuerda con Melo en el respaldo emocional de la familia y a su vez, el apoyo de profesionales que puedan brindar un apoyo empático para gestionar de manera eficaz el estrés y readaptarse de manera saludable a los desafíos académicos.

Falta de apoyo integral

Finalmente, Bernardita Melo indica que, si bien las “instituciones escolares se enfocan en entregar los conocimientos teóricos necesarios para poder cumplir con el plan académico y tener un aprendizaje esperado según el enfoque, falta aún poder trabajar en realizar programas o proyectos que involucren el autoconocimiento, el manejo de expectativas y las técnicas de manejo de estrés”.

“Por lo general casi todos los colegios tienen un orientador que ayude en ese sentido, pero creo que falta que se estandarice y se aplique genuinamente en todas las instituciones. De repente involucrar más a las y los padres o cuidadores del estudiante en su programa de estudios, y que se entienda que la salud mental no es un tema que deba tomarse a la ligera, en cualquier periodo de transición o de cambios habrá dudas y cuestionamientos, y debemos como chilenos estar preparados a apoyar al de al lado en caso de que lo necesite”, afirma.

En un contexto desafiante como el inicio a la vida universitaria, la atención hacia la salud mental se erige como un pilar fundamental. La importancia de un apoyo integral, desde el entorno familiar hasta el sistema educativo, para brindar herramientas y contención emocional a los jóvenes en esta etapa de transición. Asimismo, la búsqueda de estrategias para manejar el estrés no solo se convierte en una necesidad, sino en un compromiso colectivo que debe abordarse con urgencia para asegurar el bienestar emocional de aquellos que están caminando hacia el vivir adulto y profesional.

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