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El impacto positivo de las escuelas de verano deportivas en desarrollo integral de las y los niños Niñez

El impacto positivo de las escuelas de verano deportivas en desarrollo integral de las y los niños

Daniela Adonis
Por : Daniela Adonis Estudiante de Periodismo, Universidad Santo Tomás
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Las escuelas de verano no solo son un espacio para divertirse:, el aprendizaje también es parte de sus dinámicas y, por medio del juego, se puede lograr el desarrollo integral de las y los pequeños, entregando oportunidades en su crecimiento intelectual, creativo y de bienestar físico y psicológico.


En un mundo donde la tecnología y los equipos digitales dominan por sobre cualquier otro método de atención y aprendizaje para niños y niñas, las escuelas de verano y campamentos del mismo estilo surgen como una posibilidad para poder cultivar las habilidades físicas, mentales y sociales en los más pequeños de casa. 

Camila Pareja y Francisco Galleguillos son profesores de educación física y encargados de Summer Camp – Old Gabs Rugby y Hockey, respectivamente, y tienen la experiencia suficiente para evidenciar que este tipo de actividades, junto con otras tantas que a lo largo del país se desarrollan en época veraniega, no solo son un espacio de entretenimiento, sino también un terreno fértil para el desarrollo integral de cada uno de los participantes de este tipo de escuelas. 

El deporte, generalmente es visto como una actividad física, pero en este tipo de escuelas, va más allá. En este tipo de espacios, los niños no solo corren y juegan; es una oportunidad para aprender valores fundamentales para su crecimiento. La participación en deportes se convierte en un vehículo para inculcar valores como el trabajo en equipo, la comunicación y la resolución de conflictos, todas estas habilidades adquiridas durante el juego y que logran transformarse en cimientos sólidos para el liderazgo en la vida cotidiana a futuro. 

Francisco Galleguillos comenta que “el deporte entrega valores que no se encuentran en todas partes y son cruciales para formar a los niños en grandes personas. Durante el año, son muchas las familias que no pueden optar por clases o talleres fijos de algún deporte para sus niños, ya sea por logística de traslados u otros factores, siendo así el verano la temporada ideal para motivar a los más chicos a salir de la casa y realizar actividad física”. 

Camila Pareja, por su parte, indica que “más de la mitad de los estudiantes hoy llegan a algún grado de sobrepeso. Es por esto que el deporte siempre es un gran aliado para generar buenos hábitos y, a largo plazo, contar con buena salud”. 

Es por ello que, donde las estadísticas de obesidad según datos de la Junaeb indican que, en 2009, un 26,7% de los alumnos presentaba sobrepeso y un 15,9% obesidad, cifra que en 2021 ascendió a un 27,3% y un 31%, las escuelas de verano presentan una oportunidad para reducir este porcentaje. La capacidad aeróbica, muscular y la coordinación, aspectos notoriamente desarrollados durante la práctica de deportes, se convierten en un baluarte contra enfermedades asociadas al sedentarismo, como la diabetes y el sobrepeso. 

Divertirse mientras se desarrollan habilidades

En las escuelas de verano no solo se centra en el aspecto físico; busca generar un equilibrio integral mediante un enfoque recreativo. Más allá de ser un simple lugar de verano, el campamento o las escuelas se presentan como un catalizador para que los niños inviten a sus familias a participar en actividades físicas en sus hogares. Las actividades recreativas y lúdicas, cuidadosamente diseñadas, no solo entretienen, sino que también buscan fomentar la creatividad, la cooperación y el desarrollo emocional. 

La profesora de educación física e instructora del Summer Camp Hockey señala que “las actividades recreativas suelen centrarse en el juego y la diversión, lo que ayuda a los niños a desarrollar y mejorar sus habilidades motoras básicas. Al mismo tiempo, al adoptar un enfoque lúdico se fomenta la participación activa y sostenida en actividades físicas, contribuyendo al desarrollo de la salud en aspectos cardiovascular, fuerza muscular y flexibilidad”. 

De igual forma, el profesor Galleguillos añade que “nuestras actividades cuentan con juegos en equipo que promueven la cooperación y el trabajo en equipo entre los niños, sin discriminación y siempre enfocados en el respeto. Es así como los niños al final del verano se ve que han desarrollado habilidades tan importantes como la comunicación efectiva, aspecto que hoy en día es cada vez más difícil poner en práctica”. 

Asimismo, la conexión con la naturaleza se convierte en una respuesta a la creciente exposición de los niños a la tecnología desde temprana edad. Las actividades de campamentos, escuelas de verano buscan contrarrestar la atracción digital, generando en los niños un sentido de responsabilidad con el planeta y proporcionándoles una vía para calmar la ansiedad y el estrés. 

La evidencia del impacto positivo de las actividades que fomentan la inteligencia y el pensamiento estratégico no solo se encuentra en estudios, sino en la experiencia acumulada por los campamentos de Rugby y Hockey. Ambos profesores comentan que con más de cinco años de trabajo con niños se logra demostrar que la exposición a situaciones y desafíos diversos durante el campamento contribuye al desarrollo de la confianza, la resiliencia y la capacidad de toma de decisiones. 

La metodología del campamento se caracteriza por su variedad y adaptabilidad. La planificación de cada actividad se realiza con un propósito claro: estimular el pensamiento lógico y estratégico de los niños. Desde juegos manuales hasta deportes, cada actividad busca ampliar las capacidades de respuesta de los participantes y fomentar su creatividad. 

Pareja arguye que “cada niño tiene su propia personalidad y, por ende, preferencias, pero si los miramos en un espectro general, todos buscan lo mismo: divertirse y disfrutar de una grata jornada. Es nuestra tarea como profesores crear un ambiente donde esa entretención se pueda traducir a la larga en herramientas prácticas para que puedan desarrollarse”. 

El docente de educación física manifiesta de igual forma que “a medida que avanza nuestro Summer Camp, podemos dimensionar el impacto positivo de nuestro trabajo con los asistentes. Por supuesto, las personalidades son muy distintas de cada niño, pero es muy común que las primeras semanas sean más tímidos y no quieran esforzarse por superar las tareas. A medida que pasan los días, van desarrollando la confianza para preguntar si no saben, para superar obstáculos solos e incluso resolver situaciones lúdicas sin necesidad de estar acompañados”. 

Equilibrio físico y mental: Clave para el desarrollo integral

El equilibrio entre el aspecto físico y mental en las escuelas y campamentos se logra a través de una programación extensa que incluye actividades físicas variadas y estimulación mental. La comunicación abierta con los padres se convierte en un elemento vital para comprender el progreso de los niños fuera del campamento, permitiendo orientar su desarrollo continuo en casa. 

La participación en actividades que equilibran la diversión con el desafío contribuye al desarrollo cognitivo y emocional de los niños. Promover un ambiente lúdico donde puedan disfrutar de las actividades deportivas sin sentirse presionados, junto con fomentar su participación en actividades creativas, garantiza un crecimiento integral. 

Camila Pareja indica que “las actividades que estimulan la mente y la inteligencia van de la mano del desafío de generar las ganas de explorar y conocer más. Nuestros pequeños llegan por las mañanas con mucha energía y ganas de jugar; es nuestro trabajo canalizar esa energía en un trabajo enfocado permitiendo que sus capacidades se vean explotadas al máximo, pero una tarea a la vez”. 

El instructor del Summer Camp – Old Gabs Rugby manifiesta que “el estilo –en cuanto a las actividades- es muy variado y no sigue una sola pauta, sino que abarcamos diferentes tipos desde lo manual, cognitivo y hasta deportivo. Todas nuestras actividades están enmarcadas en generar espacios seguros donde los niños puedan expresarse, pero al mismo tiempo vayan desarrollando la capacidad de seguir instrucciones y poner en juego el pensamiento lógico”. 

Finalmente, queda en evidencia que el verano en una escuela de verano, Summer Camp o campamento de verano incluye factores no tan solo relacionado a lo deportivo sino también al crecimiento mental y personal de cada niño. 

Cada risa, cada desafío superado y cada nueva habilidad adquirida durante este tiempo dejan una huella imborrable en los más pequeños de casa. Más que un simple recuerdo estival, este tipo de actividades se erige como un punto de partida para futuros líderes, atletas y mentes creativas.

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