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Trastorno por Déficit Atencional: en qué consiste y el enfoque multidisciplinario para abordarlo Salud

Trastorno por Déficit Atencional: en qué consiste y el enfoque multidisciplinario para abordarlo

Según los números actuales, afecta a un 20% de las y los niños en Chile, pero podría ser más, ya que se trata de una condición subdiagnosticada. Sin un correcto tratamiento el paciente puede no lograr el desarrollo del 100% de sus capacidades, presentar ansiedad o trastornos del ánimo y tener dificultad para cumplir funciones ejecutivas propias de la vida adulta.


El Trastorno por Déficit Atencional (TDA) se caracteriza por ser una condición crónica que se caracteriza por la dificultad para prestar atención, olvidos constantes, desorganización, impulsividad, baja tolerancia a la frustración o problemas para hacer más de una tarea a la vez.

“Es un trastorno neurológico que combina una serie de variables, como dificultad para mantener la atención, impulsividad e hiperactividad, en algunos casos”, señala Andrea Cid, psicóloga de IntegraMédica, en el Día Mundial del TDA, que se conmemora cada 13 de julio.

“Se puede dar en niños y en adultos, y sus primeros síntomas se presentan habitualmente entre los 4 y 11 años, por lo que es importante estar atentos. Hoy se estima que el 20% de las y los niños tiene TDA, pero es probable que este número sea mayor, ya que es un trastorno poco diagnosticado”, detalla.

Según señala la experta, a esa edad es posible ver signos en dos ámbitos. “En falta de atención, se nota principalmente en la poca capacidad para concentrarse en detalles, dificultad para permanecer en tareas o juegos, para seguir instrucciones, y rechazo a actividades que requieren esfuerzo mental. Respecto al comportamiento, es esperable que el niño hable demasiado, se mueva mucho, trepe en situaciones no apropiadas, le cueste esperar su turno e interrumpa conversaciones”, agrega.

Enfoque multidisciplinario

Al momento de sospechar de TDA, es importante revisar qué factores de riesgo hay asociados, que podrían propiciar su aparición. “La presencia de hermanos o padres que lo hayan presentado, tabaquismo durante el embarazo, nacimiento prematuro y exposición a ciertas toxinas ambientales en la gestación pueden ser alguno de los fatores gatillantes”, dice Andrea Cid.

Asimismo, la psicóloga indica que para muchos significa incomprensión o prejuicio. “En esto hay que ser muy claros: no se trata de un retraso en la conducta, sino que al contrario, contribuye a la capacidad de adaptación de la persona frente a un ambiente que el cerebro interpreta como amenazante, obligándolo a estar en alerta frente al entorno. Es solo que el cerebro funciona de manera distinta a la socialmente establecida. Por eso es clave no caer en la desesperación”, dice Andrea Cid.

De acuerdo a los estudios realizados, el tratamiento debe ser integral e incluir distintos pilares. “Hay que abordar el aspecto conductual, con apoyo psicológico para el manejo de autocontrol, técnicas de concentración, manejo de problemas y frustración, y organización de tareas; evaluar el apoyo farmacológico y no olvidar la orientación a padres y profesores, con educación sobre el tema, estrategias y foco en refuerzo positivo”, asegura la psicóloga de IntegraMédica.

Por eso, es muy importante tratarlo de forma temprana, porque, según la experta, puede ocasionar serios problemas en el desarrollo, como un bajo rendimiento académico, problemas para adaptarse socialmente, y como consecuencia de ello, trabas emocionales en la adultez. “Apenas se detecten señales como las descritas, lo mejor es consultar, para realizar un abordaje oportuno, adecuado y efectivo”, sostiene.

No tratarse puede generar ansiedad o trastornos del ánimo

El Trastorno de Déficit Atencional con Hiperactividad es una alteración del neurodesarrollo que inicia durante la niñez, y que afecta como base la atención y la concentración no sólo en temas escolares, sino que también en otras actividades como los juegos.

Joanna Bórax, neuróloga de la infancia y adolescencia, miembro de la Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y la Adolescencia (Sopnia), reafirma que -dado que las necesidades de los pacientes son diferentes- para tratar eficientemente el TDAH se requiere un manejo multidisciplinario, que implica intervención con la familia, en el colegio, directamente con la o el niño -con un motivador o coaching- y a través de la medicación.

La especialista sostiene que las y los niños que tienen este trastorno presentan una vulnerabilidad genética, asociada al receptor de dopamina. Sin tratamiento aumenta la predisposición al consumo de drogas siendo adulto y no se logra el desarrollo del 100% de sus capacidades.

Advierte, además, que es posible que la persona desarrolle ansiedad o trastornos del ánimo, y tenga dificultad para cumplir funciones ejecutivas propias de la vida adulta.

“Una persona que crece y se desarrolla bajo los síntomas de TDAH, sin tratamiento, puede presentar estas manifestaciones debido a que por muchos años ha acumulado frustraciones por no lograr cumplir con sus metas, ha vivido rechazo por parte de su entorno, cuestionamientos o críticas constantes a su comportamiento, lo que desencadena mayor vulnerabilidad, aumentando las probabilidades de abusar de sustancias. Por el contrario, al recibir medicación disminuye en la persona esa vulnerabilidad”, precisa.

La Dra. Bórax agrega que es un error muy común pensar que la medicación va a afectar ciertas capacidades de las y los niños. “El medicamento actúa sobre los neurotransmisores que están involucrados en los temas de atención, concentración e impulsividad, por lo tanto, no va a hacer nada más que regular lo que está desregulado”, concluye.

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