Salud
Hay quienes dicen que esta temporada es más introspectiva, una oportunidad para mirar nuestro interior, estar más tranquilos. Otros se sienten afectados en su estado de ánimo e incluso, les cambia el apetito.
El otoño había tardado en llegar, debido a las altas temperaturas que se sintieron en los primeros días de abril. Sin embargo, las primeras nubes ya han comenzado a asomar e incluso hay algunos anuncios de lluvia en algunas zonas del país.
Pero ¿esta estación afecta en nuestro estado de ánimo? Alda Reyes, docente de la Escuela de Desarrollo Social y Educación IACC, explica que sin duda “la luz solar influye en nuestro estado emocional, nos hace tener más energía y, por el contrario, la menor cantidad de luz nos hace estar algo más apagados. La disminución de horas de luz afecta a la segregación de melatonina y serotonina, hormonas que son esenciales para regular tanto el sueño como el estado de ánimo”.
“De todas formas esto no afecta a todos y todas por igual, hay quienes reaccionan diferente y puede que estén más activos, pero en general en esta época estamos más melancólicos y queremos quedarnos más tiempo en casa”, puntualiza.
La docente cree que “siempre es importante escuchar nuestro cuerpo y atender nuestras necesidades en caso de que esa tristeza sea mucho mayor a lo normal, en ese caso es bueno buscar apoyo de nuestro entorno o de un especialista”.
“Es clave poner atención a la salud emocional, no solo la salud física y en estos días en los que tenemos menos luz solar, es bueno que todos y todas pongamos atención a los cambios que tenemos frente a los estímulos externos”, detalla, sobre todo cuando la institución ha incorporado el concepto de educación emocional como parte del curriculum en la Escuela de Desarrollo Social.
Esto tiene como objetivo cuidar la salud mental y bienestar de todos los estamentos involucrados en el proceso educativo, para desenvolverse en un ambiente de respeto, solidario, empático y sano.
Danilo Quiroz, director del programa de formación de psiquiatras de adultos de la Universidad Diego Portales y Past President de la Sociedad Chilena de Trastornos Bipolares, explica que las características de la depresión estacional no difieren de las de otros tipos de depresión.
Por eso recalca que es importante detectar a tiempo síntomas como la tristeza, la disminución de la capacidad para disfrutar de las cosas, alteraciones del sueño y del apetito, quejas cognitivas, lentitud o agitación física, y pensamientos negativos o suicidas.
“Muchas personas experimentan una disminución en los niveles de energía, más apetito y sueño al llegar el invierno, pero esto por sí solo no constituye una depresión estacional. Para que sea considerada una depresión, es necesario tener síntomas centrales como desánimo y/o menor capacidad para disfrutar de las cosas”, precisa el especialista.
El especialista agrega que existen algunas intervenciones cronoterapéuticas que pueden ser útiles:
Fototerapia “tradicional”: consiste en administrar luz de una intensidad mucho mayor que la luz ambiental, lo que se logra con ciertas lámparas que alcanzan una luminosidad de 10 mil lux (una medida de luminosidad, que es 10 veces mayor a la de una habitación con luz natural de día en invierno).
Esto se aplica durante el periodo de mayor riesgo, es decir, otoño e invierno, por periodos de media hora diaria, usualmente. Administrado de esa manera, tiene efecto antidepresivo, pero también presenta algunos riesgos, como producir “virajes” o cambios de ánimo en personas con trastorno bipolar, por lo que es importante estar atento a esos casos.
Lámparas de simulación de amanecer: son particularmente útiles en países donde cambia mucho la hora del amanecer en distintas épocas del año, como ocurre en la zona centro y sur de Chile. Actúan como un despertador, que un tiempo antes de sonar, emite una luz tenue que aumenta en intensidad, simulando el amanecer, de modo que al despertar, la habitación se encuentra parcialmente iluminada.
Esto es especialmente útil para las personas que sienten que en invierno les cuesta más despertar y se sienten más somnolientas y cansadas al levantarse. También se ha observado un efecto antidepresivo, aunque la investigación es menos abundante que con la fototerapia tradicional.
