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Deuda Argentina: se duplica la volatilidad a medida que el inversionista Paul Singer asusta a los inversores


La batalla judicial entre Argentina y el inversor multimillonario Paul Singer, a causa de la deuda en default del país sudamericano, estimula un alza que duplica la volatilidad del mercado de bonos.

En el índice EMBI Global de JPMorgan Chase Co., el grado de las variaciones en la cotizaciones diarias de los títulos de deuda en dólares de la segunda economía en importancia de América del Sur promedió 54, casi 20 veces la volatilidad de los bonos colocados por 52 países en desarrollo y 3 veces los de Belice, que es el segundo más volátil. Un año antes, los movimientos en el precio de los títulos argentinos midieron 21,8, en ese entonces cinco veces el promedio de los mercados emergentes.

Pese a que continúa el pleito entre Argentina y los inversores, liderados por Elliott Management Corp., de Singer, que persiguen el pago del monto total de los títulos en default, los inversores deberían vender los bonos argentinos, dijo Vladimir Werning, analista de JPMorgan en Nueva York. Tras ajustar las variaciones en el precio, los títulos argentinos perdieron un 0,14 por ciento desde el 8 de octubre, contra el 1.05 por ciento que se apreció la deuda venezolana, según muestra el ranking Riskless Return de Bloomberg.

“Ante tal volatilidad, los inversores que tienen títulos no tienen suficiente paciencia como para esperar” el fallo, dijo Werning el 7 de enero durante el seminario de la Emerging Markets Traders Association en Nueva York. “Los mercados van tras el desequilibrio y tratan de adivinar el futuro en todo momento. Por ende, en este punto, me siento muy incómodo”.

La resolución del juez

El mismo día, Werning modificó la recomendación que había hecho para los títulos argentinos: de “marketweight” (ponderación de mercado) a “underweight” (subponderación), y citó para ello el 24 por ciento de repunte desde el 28 de noviembre cuando un tribunal de apelaciones en Nueva York suspendió la resolución de un juez de distrito que le impedía a la nación realizar pagos por la deuda reestructurada si no pagaba simultáneamente los US$1.300 millones a los tenedores de bonos en default.

El 27 de febrero, Argentina hará una presentación oral contra la decisión del juez Thomas Griesa, después del cual el tribunal de apelaciones podría llegar a un fallo dentro de los tres meses, según Henry Weisburg, socio del estudio Shearman Sterling LLP.

El repunte emparejó las pérdidas en títulos argentinos al 10,2 por ciento desde el 25 de octubre, día anterior a que el tribunal de apelaciones confirmara el fallo previo de Griesa, referida a que Argentina debía tratar a todos los tenedores de bonos con igualdad. Al día siguiente, los bonos se desplomaron un 10 por ciento, ante la preocupación de que Argentina eligiera el default en vez de cumplir.

Ayer, los títulos en dólares de Argentina cayeron un promedio de 3,8 por ciento, el mayor porcentaje desde el 26 de noviembre.

“Resultado negativo”

Las pérdidas aún no están en el pasado, según Sebastián Vargas, analista de Barclays Plc en Nueva York. Pese a que el país, que no saca provecho de los mercados internacionales desde que declaró el default por US$95.000 millones en 2001, enfrenta presiones crecientes para sentarse a negociar con los acreedores en rebeldía. La presidente Cristina Fernández de Kirchner posiblemente no mantenga conversaciones al respecto hasta tanto se encuentre al borde de un segundo default, dijo.

“Bien podríamos ver que las cotizaciones de los bonos del exterior están mucho más bajas que hoy antes de que veamos la luz al final del túnel”, dijo Vargas en el seminario. “Al final, aún precisas un resultado negativo antes de que Argentina pueda, finalmente, volverse pragmática en este camino, y eso puede demorar”.

La probabilidad implícita de que ocurra un default el año entrante, sobre la base de la operatoria de permutas de riesgo crediticio es del 40 por ciento, contra el récord del 80 por ciento del 26 de noviembre, según el proveedor de información CMA Ltd., que es propiedad de McGraw-Hill Cos. y recaba precios de operadores en negociaciones privadas.

La presidenta Fernández evitará negociar con los acreedores en rebeldía que ella denomina “buitres”, pues hizo del asunto un tema de orgullo nacional, dijo Werning, de JPMorgan. En consecuencia, es difícil imaginar que haya una solución que sea favorable a los inversores actuales mientras ella siga en el poder, dijo Werning. El mandato de Fernández, que es el segundo, finaliza en diciembre de 2015.

“Habrá algunas interrupciones”, dijo Werning.

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