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Se hace realidad la pesadilla del ex ministro Cavallo al multiplicarse los pesos en Argentina


La decisión de Argentina de eliminar los límites a la emisión monetaria del banco central ha inundado de pesos el país, destruyendo el valor de la moneda y poniendo en peligro las reservas que la nación usa para pagar la deuda externa.

La cantidad de dinero en Argentina en el último año aumentó 40 por ciento a 300.000 millones de pesos el 1º de marzo, acercándose a su máximo histórico y llevando el total de la economía a 9,2 pesos por dólar de sus reservas de divisas de US$32.700 millones, que no incluyen los depósitos en la moneda estadounidense. Ese tipo de cambio implícito es 45 por ciento más débil que el tipo oficial de 5,0863 por dólar en tanto las reservas netas perdieron US$621 millones.

Como los inversores internacionales exigen 13,7 por ciento para prestarle a Argentina conforme la presidente Cristina Fernández de Kirchner profundiza su influencia en la economía, la nación recurrió a emitir pesos para financiarse. En marzo pasado, el banco central eliminó el último vestigio de las políticas implementadas por el ex ministro de Economía Domingo Cavallo, que en 1991 bajó una hiperinflación del 1.300 por ciento atando la cantidad de pesos a las reservas. Esa medida contribuyó a provocar aumentos de los precios al consumidor del 26 por ciento e hizo que las reservas cayeran en tanto los argentinos buscan comprar dólares para proteger sus ahorros.

“Los niveles de reservas son importantes para Argentina dada su historia de inflación y crisis recurrentes”, dijo en entrevista telefónica desde Buenos Aires Hernán Lacunza, ex gerente general del banco central que ahora dirige la firma de investigación Empiria Consultores. “El mercado evalúa la capacidad para respaldar esos pesos, por eso no es por nada que tenemos la fuga de capitales que hemos tenido”.

Acceso ilimitado

Las reservas ahora cubren el 55 por ciento de los pesos que circulan en la economía, frente a 79 por ciento hace un año.

La modificación de la carta orgánica del banco central dispuesta por Fernández le permite usar una cantidad ilimitada de reservas para pagar deuda, luego de que su gobierno agotara las reservas llamadas “de libre disposición”, o la cantidad que superaba la base monetaria. Aquella también permite al banco aumentar los préstamos al Tesoro para ayudar al gobierno a financiar un déficit de presupuesto que creció hasta alcanzar el 2,4 por ciento del producto interno bruto en 2012.

El plan de Cavallo tenía por objeto asegurar la capacidad de los argentinos para convertir un peso en un dólar y limitar la capacidad del gobierno para emitir pesos para su gasto.

El tipo de cambio fijo comenzó a corcovear en 2001, cuando los depositantes retiraron fondos de los bancos, amenazando con dejar al banco central sin reservas, y fue abandonado un año más tarde después de una suspensión de pagos récord de US$95.000 millones.

Cavallo, de 66 años, no devolvió una llamada telefónica en la que se le pedían comentarios sobre las políticas del banco central.

“El nivel absoluto de reservas no dice nada, hay que mirarlo con relación al pasivo del banco”, explicó Lacunza de Empiria. “Esos números muestran que los recursos del banco central se están deteriorando, los que al fin de cuentas son los que pagan la deuda”.

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