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Ejército libera a los primeros 4 conscriptos que deciden abortar servicio militar en Putre PAÍS

Ejército libera a los primeros 4 conscriptos que deciden abortar servicio militar en Putre

Ximena Astudillo
Por : Ximena Astudillo Periodista colaboradora de El Mostrador en Arica.
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En curso se encuentran 26 recursos de amparo interpuestos por las madres en la Corte de Apelaciones de Santiago, para agilizar la liberación de los soldados. Uno de ellos fue declarado admisible y el tribunal de alzada solicitó un informe al Ejército.


Doce horas de incertidumbre vivieron las madres de 4 conscriptos de la Brigada Motorizada “Huamachuco”, quienes finalmente luego de que sus hijos firmaran diversos documentos y declararan ante un fiscal del Ejército, lograron anoche obtener su baja y salida del hospital de Arica y del Cuartel Fontecilla de esta ciudad. De esta manera, pusieron término a su accidentado periodo de instrucción en el servicio militar en la localidad precordillerana de Putre, donde fueron testigos de la muerte de su compañero Franco Vargas, además del agravamiento de 2 camaradas por acción de 2 agresivas bacterias y el desarrollo de un violento cuadro viral en 45 soldados.

Nicolle Ortega, Bianca Arellano, Heidy Henríquez y Carolina Muñoz, llegaron desde Santiago en un vuelo financiado con recursos propios a Arica, a punta de colectas, ahorros y del apoyo de familiares y amigos. Las cuatro se propusieron realizar lo que llamaron una “operación rescate” de sus hijos, porque ya no querían que continuaran como reclutas. No tenían dinero para alojamiento y estaban dispuestas a dormir en una carpa afuera del recinto militar hasta conseguir su objetivo. Su rostro cambió cuando la concejala Dolores Cautivo les comunicó que las apoyaría en los traslados y con alojamiento en un albergue municipal.

El procedimiento que permitió la baja de los conscriptos, no fue nada de fácil, al punto que el Delegado Presidencial Regional, Ricardo Sanzana Oteíza, debió acudir en 2 ocasiones a la unidad militar, para facilitar la salida de los 4 jóvenes. Al interior del recinto, las madres recibían por momentos diversas informaciones contradictorias de la oficialidad, sobre los trámites que debían efectuar y el plazo para resolverlos, quedando en varios instantes en la incertidumbre sobre si podrían lograr la liberación de los ahora ex conscriptos.

Uno a uno, entre las 22.00 y las 23.00 horas, Ariel Indo, Bastián Castillo, Jacob Cárdenas y Cristóbal Sanhueza, salieron junto a sus madres por la puerta de latón del cuartel. Lucían rostros cansados, nerviosismo y pocas ganas de hablar de lo ocurrido. Dos aún tenían tos y dolores en sus cuerpos.

Horas antes, ellos sin saberlo, recibían el apoyo con bocinazos de conductores que pasaban por fuera del cuartel y también la solidaridad de mujeres y familias que llegaron a ofrecer té, café, comida y alojamiento en sus hogares para acogerlos junto a sus madres. La última fue la familia Trigo. El grupo llegó en su vehículo, improvisó una mesa en su maletero y montó un pequeño agasajo con bebidas, café caliente y un snack justo cuando los jóvenes comenzaban a salir del cuartel.

También otras cuatro mamás arribaron en la noche desde Santiago. Venían con la esperanza de sacar a sus hijos del recinto. Golpearon la puerta y en la guardia les dijeron que las visitas se habían terminado y que debían volver a las 8 de la mañana. Sólo les aceptaron la entrega de alimentos para sus hijos. Hubo llantos y angustia. Sin embargo, el Delegado Presidencial les confirmó que la baja de estos 4 conscriptos sería tramitada hoy.

El proceso, además, fue seguido atentamente por el Instituto Nacional de Derechos Humanos. De hecho, cuando comenzó a entrabarse el proceso de liberación de los jóvenes, un equipo de esta institución se apostó en las afueras de la unidad, llenando formularios con entrevistas a las madres y a los jóvenes, para documentar este accidentado procedimiento.

Otro equipo de la Municipalidad de Arica también se hizo presente, incluyendo al alcalde Gerardo Espíndola. El jefe comunal dispuso la habilitación de la Villa Albergue como hospedaje para las madres y sus hijos, dado que ninguno de ellos tenía recursos para un alojamiento en la ciudad.

“Salí del infierno”

“Siento que salí del infierno, pero estoy feliz de estar contento con mi mamá. No quiero hablar mucho de eso. No fue una muy buena experiencia, pero rescato que no todos son malos y que hay algunas buenas personas como hay malas también”. Así resumió Cristóbal Sanhueza su experiencia de 23 días en el servicio militar, en la localidad precordillerana de Putre, a 3.500 metros sobre el nivel del mar. Sorteó con dificultad el mal de altura, la falta de oxígeno, y la desesperación de querer volver a su casa y no poder. También vivió la fatídica marcha de instrucción del 27 de abril donde falleció su camarada Franco Vargas.

Sobre la caminata, el ex soldado desmintió la versión del Ejército respecto de que esa madrugada del 27 de abril salieron con el abrigo necesario para enfrentar el frío de altura en Pacollo, el campo de instrucción a 4.200 metros de altura desde donde partió la caminata a las 6 de la mañana con destino a Putre.

“Yo estuve en esa marcha también. Yo quiero decirle que es mentira eso de que teníamos cargo de abrigo. Nos obligaron a sacarnos ese cargo y caminamos con polera y camisa. Las chaquetas de abrigo se usaron en ciertas partes de la campaña, pero no en la marcha. En la marcha se nos obligó a sacarnos esos elementos. No usamos guantes, ni coipas, sólo poleras y camisa. Nunca había sentido un frío tan helado como ese”, recordó.

La altura, aunque no fue tan devastadora para Cristóbal, igual lo mantuvo al límite. “Soy de las personas que no le afectó tanto la altura, pero sí sentía la presión en la cabeza. Yo sangré muchos días de mi nariz y las temperaturas son demasiado heladas. No es para cualquiera esto”, expresó.

Pese a lo vivido, Sanhueza afirmó que insistirá en su proyecto de vida: seguir una carrera militar. Por eso, su madre insistió ante los oficiales en el Cuartel Fontecilla, que la baja no debía incluir alguna cláusula perjudicial en sus antecedentes, dado que su interés es postular a la escuela de suboficiales del Ejército.

Largo proceso

El proceso de baja definitiva se extendió por casi 12 horas. Al interior del Cuartel Fontecilla, oficiales del Ejército comenzaron a exigir la firma de documentos a los 4 soldados donde debían asegurar que no habían sido objeto de maltratos y que liberaban a la institución de cualquier responsabilidad.

Los jóvenes Ariel Indo y Bastián Castillo vivieron ese proceso en la unidad militar, donde además les exigieron prestar declaración dentro del sumario iniciado por la institución en torno a la muerte de Franco Vargas y el trato que recibieron durante su breve instrucción.

En tanto, sus compañeros Jacob Cárdenas y Cristóbal Sanhueza, tuvieron que vencer un primer escollo: conseguir el alta médica desde la Unidad de Siquiatría donde fueron ingresados por autolesiones que se provocaron tras dilatarse su baja y deprimirse ante el fallecimiento de su camarada.

Durante la mañana, a sus madres les habían informado que saldrían pronto del hospital. Sin embargo, cuando los visitaron, recibieron otra versión: no saldrían hasta el lunes, debido a que no se disponía de un siquiatra para autorizar su alta médica y que serían puestos a disposición del Ejército. Gracias a gestiones del Delegado Presidencial, durante la noche se logró la autorización médica, lo que permitió trasladarlos al Cuartel Fontecilla para finalmente concretar su baja.

Más autolesiones

Si bien el Ejército informó sólo de 2 casos de jóvenes internados en la Unidad de Siquiatría del Hospital Juan Noé, ayer se conoció por testimonios de familiares que, hubo 4 casos de autolesiones y que ameritaron su derivación al centro médico.

Se desconocen las razones sobre porqué la institución no entregó el número exacto. Sin embargo, aún existen 2 conscriptos en el centro asistencial. Anoche, incluso, un primo de uno de ellos se acercó al cuartel para saber de su estado, dado que sus padres fallecieron hace un tiempo y estaba a cargo de sus hermanas en Santiago, quienes no tenían información de él desde que ingresó al servicio militar. El Delegado Presidencial se comprometió a gestionar una visita al soldado.

Arriba Comandante en Jefe

Una vez que los cuatro jóvenes junto a sus madres abandonaron la unidad militar, llegó sorpresivamente el Comandante en Jefe del Ejército, general Javier Iturriaga al mismo recinto pasada la medianoche. En el lugar fue recibido por el Comandante en Jefe de la VI División, general de brigada, Rubén Castillo junto a otros oficiales. La reunión se extendió por una hora y luego la máxima autoridad castrense abandonó el recinto sin hacer declaraciones.

En tanto, el Delegado Presidencial Regional, Ricardo Sanzana informó que hoy está previsto el arribo de un avión del Ejército. La aeronave trasladará desde Arica a un grupo de soldados a Santiago, que habría decidido no continuar con su instrucción militar, por lo que se tramitará su baja administrativa.

También se prevé nuevamente la llegada del subsecretario para las Fuerzas Armadas, Galo Edelstein, quien permaneció hasta el viernes en Arica supervisando el Comité de Crisis conformado para atender la emergencia surgida en la brigada militar. El Gobierno habría dispuesto su retorno, debido a que, tras su partida, los trámites de baja de los conscriptos comenzaron a entramparse en la institución castrense con procedimientos demasiado rígidos, provocando críticas y angustia de las madres y de los propios soldados.

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