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Reconocido académico de la Usach es encontrado culpable de acoso y abuso sexual Los hechos ocurrieron entre los años 2006 y 2017

Reconocido académico de la Usach es encontrado culpable de acoso y abuso sexual

En el documento, una de las víctimas relató que “Pablo Vera es una persona demasiado inteligente y estratégico, y mueve todas las piezas sin dejar pruebas, por ejemplo: En una situación cotidiana de tomar un café, él genera una situación de abuso sexual, a través de un roce o un acercamiento de su genital erecto, para posteriormente ocuparse de no dejar evidencia al hablar o evocar con la víctima el momento, con una frase como: ‘¿tomemos un café?’, e insinuando una nueva invitación para que eso ocurra nuevamente”.


Pablo Vera Villarroel, reconocido docente de la Universidad de Santiago, fue denunciado por acoso laboral, acoso sexual, abuso sexual y abuso de poder, ocurridos entre los años 2006 y 2017.

Una de las denunciantes, Romina Podestá (31), psicóloga clínica de la institución, realtó su experiencia a El Desconcierto: dijo que en 2012, mientras revisaba su tesis, el profesor “me pone la mano en la pierna y la mete entremedio de los muslos, mientras seguía leyendo el computador. Quise gritar, llorar, salir arrancando, pero no pude. Me quede tiesa, paralizada…me congelé”.

“Él me abusó, violentó mis límites corporales. Esos meses fueron terriblemente violentos y fui tan polla de sentir que él podía chasquear los dedos y yo desaparecía de la Usach”, dice. No obstante, recién en mayo de 2017, ella y otra persona, compañera de generación, presentaron la denuncia ante la universidad y comenzó el sumario administrativo.

Cabe destacar que el sumario determinó que los cargos de acoso y abuso sexual se aplican al relato de Romina y otras tres denunciantes, mientras que con las otras dos fue por acoso laboral.

En el documento, una de las víctimas relató que “Pablo Vera es una persona demasiado inteligente y estratégico, y mueve todas las piezas sin dejar pruebas, por ejemplo: En una situación cotidiana de tomar un café, él genera una situación de abuso sexual, a través de un roce o un acercamiento de su genital erecto, para posteriormente ocuparse de no dejar evidencia al hablar o evocar con la víctima el momento, con una frase como: ‘¿tomemos un café?’, e insinuando una nueva invitación para que eso ocurra nuevamente”.

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