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Nancy Guzmán por venta de Monumento Histórico ex Venda Sexy: “El Estado tiene que protegerlo” BRAGA

Nancy Guzmán por venta de Monumento Histórico ex Venda Sexy: “El Estado tiene que protegerlo”

Karina Simao
Por : Karina Simao Estudiante de periodismo de la Universidad de Chile, colaboradora en El Mostrador Braga
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El recinto de la calle Irán 3037, que durante la dictadura fue apodado como Venda Sexy, fue uno de los primeros cuarteles de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA). El 11 de mayo de 2016 fue declarado Monumento Histórico y, pese a esto, fue vendido a una sociedad de inversiones inmobiliarias. En este contexto, El Mostrador Braga conversó con la periodista Nancy Guzmán, autora de los libros “Ingrid Olderöck: La mujer de los perros” y “La casa de la calle Irán 3037”. El lugar también es parte de los recorridos testimoniales organizados por el Festival Open House Santiago (OH! Stgo), entre el 17 y el 27 de agosto, instancia que vuelve a poner en la palestra un continuum: el Estado chileno no protege sus sitios de memoria.


El lugar conocido como ex Venda Sexy, ubicado en la calle Irán 3037, en Macul, funcionó como centro de secuestro, tortura y exterminio desde junio de 1974 hasta marzo de 1975. Por el recinto pasaron cerca de 80 personas, un tercio de las cuales fueron mujeres y, de ellas, 27 están reconocidas como detenidas desaparecidas. La mayoría de los torturados eran estudiantes universitarios del Movimiento Izquierda Revolucionaria (MIR) y del Partido Socialista (PS).

Recordemos que recibió el nombre de Venda Sexy” y “Discoteque” por la música con alto volumen que se escuchaba durante días. Esto, con el propósito de ocultar los ruidos que se producían durante los diversos tipos de tortura a que se sometía a las prisioneras y los prisioneros. Entre las torturas estaban las realizadas con uso animales, a cargo de la mayor de Carabineros Ingrid Felicitas Olderöck

El 11 de mayo de 2016 fue declarado Monumento Histórico con énfasis en género, por la especialidad de tortura que se aplicó a mujeres. Sin embargo, en agosto de 2019 salió a la luz que el recinto fue vendido a una sociedad de inversiones inmobiliarias y aún el Estado no cuida y preserva este sitio de memoria.

El excentro de secuestro, tortura y exterminio también es parte de los recorridos testimoniales organizados por el Festival Open House Santiago (OH! Stgo), entre el 17 y el 27 de agosto.

Actualmente, distintos colectivos luchan para recuperar esta casa del mercado y reconocerla como un espacio para la memoria activa . Sus sobrevivientes –como se aprecia en el video que acompaña a esta nota– se reúnen una vez por mes a bordar y aún piden que el recinto pueda ser usado como sitio de memoria.

Para ahondar en este tema, El Mostrador Braga conversó con la periodista Nancy Guzmán, autora de los libros Ingrid Olderöck: La mujer de los perros y La casa de la calle Irán 3037, quien reflexiona sobre la importancia de que el Estado reconozca y proteja estos sitios de memoria como un acto de reparación, junto con hablar de su nuevo libro, La justicia al banquillo

-Háblame un poco de este excuartel que fue conocido por la práctica sistemática de la violencia sexual. 
-El centro de torturas y exterminio Venda Sexy fue un centro muy particular, porque estaba ubicado en un barrio residencial, con casas casi pegadas, o sea, era una casa pequeña para un centro de tortura y, por lo tanto, los gritos y los sonidos eran permanentes. Por esto instalaron una radio que funcionaba todo el día, con música especialmente de Julio Iglesias o de ese tipo, con mucho volumen, para que los vecinos no supieran lo que estaba sucediendo, aunque ellos tenían muy claro que ahí pasaban cosas raras. 

Aquí se practicaban torturas sexuales tanto a hombres como a mujeres. La casa era de dos pisos y tenía la particularidad de contar con un sótano. En este sótano muy pequeño se practicaban las torturas más aberrantes, desde la sexualidad, los colgamientos, hasta el abuso con un perro.
 

Consejo de Monumentos Nacionales de Chile

-¿Qué opinas de que, a pesar de que este domicilio fue declarado como Monumento Histórico, se vendió a una sociedad de inversiones inmobiliarias? 
-Es terrible. Parte importante de la declaración de patrimonio fue justamente el libro que escribí Ingrid Olderöck: La mujer de los perros, ahí aparecen las fotos que sirvieron como base de muestra y de prueba de que efectivamente existió lo que las personas declararon en su testimonio, tanto en la escalera, en el baño, como en el subterráneo. 

Hace como cinco años, mucho antes de la pandemia, fue declarado sitio de memoria y, con el paso de todo ese tiempo, que el Estado no lo haya comprado para convertirlo en un Monumento Histórico, de verdad me parece terrible.

-¿Y por qué crees que, a pesar de ser declarado Monumento Histórico, aún no está protegido como sitio de memoria? 
-Para todos es un sitio de memoria, pero lo que pasa es que los Monumentos Históricos y los sitios de memoria deben ser conservados para otra función, que no es vivienda ni comercio, y deben ser protegidos por el Estado. Por lo menos en Europa es así.

El Estado tiene que hacerse cargo de eso, tiene que hacerse cargo de que nada de lo que ahí existe se cambie. Los sitios de memoria no se transforman, se mantienen tal cual son y se reparan o restauran cuando ocurre un daño por diferentes razones. El Estado tiene que protegerlo, no puede usarlo para un fin comercial ni de vivienda. 

 -¿Por qué crees que el Estado no se ha hecho cargo de este sitio? 
-Yo creo que hay una escasa sensibilidad o escaso conocimiento de qué es la memoria y por qué debe existir, por qué es bueno reforzar la memoria en la sociedad, que sirve justamente para sostener una imagen de lo que no debe repetirse. Por lo tanto, en todos los gobiernos de la transición ha existido muy poca sensibilidad y entendimiento de cuál es la función que tiene la memoria, y se ha hecho más bien un uso y un abuso de lo que es esta, más que entender que la memoria tiene un sentido muy importante en el mantenimiento de la democracia. 

-¿Cómo evalúas la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado? 
-Me parece que ha habido mucha actividad. Ahora, yo no siento que desde el Gobierno se hayan hecho muchas cosas, a pesar de que sí han financiado actividades, como el Plan de Búsqueda, que me parece muy interesante, porque hay que recordar que parte importante de los cuerpos enterrados en diversas partes del país fueron sacados con la operación “Retiro de televisores”, y en esos lugares donde se ha buscado no pasa de ser una falange o una costilla, o sea, es dramático. Espero de verdad que a ese plan le vaya bien y que, por lo menos, algunas personas tengan más tranquilidad y que tengan los restos de sus familiares. 

-¿Cuál es tu opinión respecto a que en este último año algunas figuras políticas no reconocen las vulneraciones a los derechos humanos y siguen difundiendo mensajes negacionistas? 
Algo de lo que carecemos es de leyes que justamente impidan al negacionismo, que el negacionismo sea condenado por la justicia y que, finalmente, no sea solo un reproche social, porque hasta ahora es un reproche social y solo de un sector minoritario y no de la sociedad en su conjunto. 

A uno le parece increíble que ciertos personajes estén en el Congreso después de haber dicho cosas que son realmente graves y lesionantes, porque son negar algo que se vivió y se vivió de manera muy terrible por parte de un 43% de la población. Por lo tanto, yo creo que deben hacerse  leyes que sancionen a quienes nieguen la existencia tanto de los desaparecidos como otras aberraciones que se cometen en la sociedad, y no solamente que sean castigados con un par de palmadas o simplemente la sanción social de un grupo. 

 -Al respecto, háblanos un poco de tu nuevo libro, La justicia al banquillo. 
-Bueno, el libro La justicia al banquillo es una mirada sobre estos 50 años y cómo los esfuerzos de hacer justicia muchas veces han tenido dificultades, han tenido poca o cero ayudas de los gobiernos, y, todo lo contrario, se ha intentado una y otra vez cerrar las causas de derechos humanos.  

Hay que reconocer que el Estado fue el que engañó a todo el mundo diciendo que Pinochet iba a ser juzgado en Chile y, luego, se crearon artimañas tras artimañas que finalmente lo dejaron libre, y el dictador murió tranquilo, en el hospital y acompañado de su familia. 

Entonces, el libro va contando un poco esas historias con fracasos y con esfuerzos de hacer justicia, y el cómo la sociedad va perdiendo la sensibilidad frente a esta situación, porque hoy en día no es lo mismo que en los años 90, donde se hacía una marcha por los derechos humanos y eran miles de personas las que estaban ahí. Hoy día, si hicieran una marcha, irían 50 personas. Entonces, esa falta de justicia ha creado una insensibilidad que es grave, porque los crímenes de lesa humanidad se llaman así porque, cuando ocurren, afectan a toda la humanidad, no solo le afectan a una persona y a su familia. 

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