BRAGA
Richard colaboró con figuras destacadas de la escena artístico-cultural de los ‘70 y ‘80, participando en el colectivo CADA y con artistas como Diamela Eltit, Lotty Rosenfeld, Carlos Leppe, Alfredo Jaar y Juan Domingo Dávila.
Nelly Richard, la influyente escritora, ensayista y curadora de arte de origen francés, ha dejado en sus 76 años una huella imborrable en la escena cultural chilena y latinoamericana.
Nacida en Francia, Richard se asentó en Chile en 1970. Desde entonces, su trayectoria se ha destacado por su incansable labor en la promoción del arte y la crítica cultural, marcando hitos tanto durante la dictadura como en el retorno a la democracia.
Tras una breve incursión en la coordinación de exposiciones en el Museo Nacional de Bellas Artes, el golpe de Estado reconfiguró su camino. Richard se volcó hacia la escena artística de avanzada, colaborando estrechamente con figuras destacadas como el colectivo CADA y artistas como Diamela Eltit, Lotty Rosenfeld, Carlos Leppe, Alfredo Jaar y Juan Domingo Dávila.
En 1977, junto a Carlos Leppe y Carlos Altamirano, Richard fundó una agrupación que se convirtió en un bastión de la experimentación artística. Su papel como curadora en la Galería Cromo y más tarde en la Galería CAL fue crucial, no solo para la exposición de artistas emergentes, sino también para la publicación de catálogos y revistas que amplificaron las voces de la vanguardia cultural chilena.
Por esto, en un nuevo Mujeres Inolvidables, el especial semanal en donde destacamos las importantes hazañas de mujeres chilenas de la historia y el presente, visibilizamos el impacto de Nelly Richards, quien trasciende las fronteras del arte y la crítica. Su compromiso con la libertad de expresión, la diversidad cultural y la equidad de género la consagra como una figura indispensable en la historia cultural de Chile y más allá.
Sus ensayos y libros, como Márgenes e Instituciones: Arte en Chile desde 1973 y Masculino/Femenino: prácticas de la diferencia y cultura democrática, se convirtieron en referentes indispensables para comprender la complejidad del contexto político y cultural de su época.
Con la llegada de la democracia, Richard asumió roles aún más prominentes. Desde la dirección de la Revista de Crítica Cultural hasta su participación en programas de prestigio internacional, como la Beca Guggenheim y el programa de la Fundación Rockefeller, continuó siendo una voz influyente en el debate intelectual y cultural de América Latina.
