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33 años de PRODEMU: ¡Seguimos con todas! BRAGA

33 años de PRODEMU: ¡Seguimos con todas!

Cristina Martín
Por : Cristina Martín Directora Ejecutiva Nacional de PRODEMU
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Prodemu cumple 33 años a la par con el desarrollo social de nuestro país. Surgió con el retorno a la democracia y tuvo desde el inicio entre sus ejes principales promover los derechos y fortalecer la autonomía de la diversidad de mujeres que habitan Chile. Seguiremos creyendo y jugándonos por ellas.


Este 28 de noviembre, la Fundación Prodemu cumple 33 años. Como directora nacional de una institución que ha sido pionera en buscar el desarrollo integral de las mujeres, es un hito que me produce una inmensa alegría y compromiso, pues sabemos que para ningún organismo es fácil sostenerse en la esfera social durante más de tres décadas y menos aún con el fuerte arraigo territorial que tenemos en todo Chile, siendo por años una de las instituciones del Estado con más presencia en todo el país, desde Visviri a Cabo de Hornos.

La historia de Prodemu ha ido a la par con el desarrollo social de nuestro país. Para quienes no lo saben, nuestra fundación surgió con el retorno a la democracia y tuvo desde el inicio entre sus ejes principales promover los derechos y fortalecer la autonomía de la diversidad de mujeres que habitan Chile, incidiendo en lo territorial con enfoques de derechos humanos, de género e interseccional, para contribuir, en coordinación con otras instituciones, a prevenir o terminar con la violencia que afecta a mujeres y niñas.

Lograrlo ha implicado que la Fundación avance – de manera pionera especialmente en sus inicios – en identificar las brechas que afectan en su diario vivir a las mujeres. Esa es una de las lecciones levantadas por los feminismos que ha permeado en instituciones como la nuestra: es imposible avanzar si, primero, no apuntamos con claridad las desigualdades que urge corregir. Actualmente trabajamos con cerca de 60 mil mujeres al año en Chile –sumamos más de un millón y medio en estas tres décadas-, generando instancias educativas de trabajo colectivo, reconocimiento de saberes, siempre con el criterio de respetar la pertinencia territorial.

Prodemu y su oferta programática se encuentran en un permanente desafío. A medida que las mujeres en Chile avanzan en el conocimiento de sus propios derechos, mayor es la exigencia que se nos hace para llegar con herramientas concretas a mejorar sus vidas, como lo hiciéramos en el pasado con programas tan exitosos como el Sonrisa de Mujer o la Escuela de la Mujer, y actualmente con el Mujeres Rurales, de capacitación a largo plazo; el Conectadas, de alfabetización digital, o el Cumpliendo un Sueño, de nivelación de estudios, y sin olvidar la Biblioteca de las Mujeres o los Bazares Prodemu para emprendedoras.

La imagen de ponerse los “lentes violeta” para ver la vida desde una perspectiva feminista, adoptada explícitamente por Prodemu en el año 2014, refleja eso. En un contexto político mundial que amenaza con retrocesos en materia de derechos, hacemos eco de las palabras tanto de la ministra de la Mujer, Antonia Orellana, como del Presidente Gabriel Boric: el proyecto de nuestro gobierno implica proteger los derechos ya adquiridos, resguardándolos y trabajando sin parar por avanzar, cuidando con ello la democracia.

Ahí son claves los ejes que promueven la autonomía económica y el empoderamiento, aportando en el conocimiento de los derechos y el lugar en el mundo que ocupan las mujeres, buscando transmitir puntos tan relevantes como el rol que ocupan en la sociedad. Esto se gráfica en datos como que, si se considerara dentro de nuestro Producto Interno Bruto el trabajo doméstico y de cuidado, que recae principalmente en las mujeres, significaría 21,8% de los recursos que se generan en el país, según indica el Primer Estudio Nacional de Valoración Económica del Trabajo Doméstico y de Cuidado No Remunerado en Chile, realizado por Comunidad Mujer.

La semana pasada tuvimos dos jornadas de trabajo con las directoras regionales donde revisamos nuestra oferta programática y planificamos el 2024. Era fundamental conocer de primera fuente y en profundidad la pertinencia de los módulos educativos que desarrollamos en cada territorio, para focalizar mejor nuestros esfuerzos. Se trató sin duda de una experiencia enriquecedora, donde cada una aportó su visión sobre el trabajo que nos mandata esta administración: poner en el centro de nuestro quehacer a las mujeres rurales, las más afectadas por la violencia, la pobreza y las inequidades que desde acá buscamos superar.

También seguiremos estrechando nuestro lazo con la institucionalidad de género, encarnada por el Ministerio de la Mujer y Sernameg, unidad clave para llevar adelante la transversalización de la perspectiva de género que nos exige el Gobierno, así como las asociaciones con otras instituciones públicas y privadas que nos permitan fortalecer y diversificar nuestra oferta.

Pero fundamentalmente seguiremos creyendo y jugándonos por las mujeres. Por las vulnerables, por aquellas que viven en la periferia y en la ruralidad, por las pertenecientes a los pueblos originarios, por las migrantes, por las adultas mayores, por las privadas de libertad, por las que viven con alguna discapacidad o son cuidadoras.

Como dice nuestro lema, sin importar su origen o circunstancia, Prodemu siempre estará con todas.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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