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La simpleza del nuevo cine del viejo mundo

Con la participación de la genial actriz de Amelie, Audrey Tautou, esta audaz e irreverente comedia francesa viene retratar de una manera potente y a la vez fresca, la búsqueda de identidad de un grupo de jóvenes que coexisten en un espacio tan asfixiante como liberador, en una especie reflexión sobre la vida y la dirección de sus destinos.


Acostumbrados a la oleada de productos provenientes de Estados Unidos, todos como parte de un mismo ente, desfragmentados en trozos de dos horas y presentados como filmes particulares e individuales, la llegada de una que otra cinta europea se agradece bastante.



Con un humor inteligente, actuaciones tan frescas como parejas y con argumentos y guiones en su mayoría bien acabados, el cine del viejo mundo y en especial el francés, viene a revitalizar el nuevo arte de las imágenes en movimiento.



Películas como Amelie, Intimidad o Cómo Mate a mi Padre son el más potente ejemplo de que el nuevo cine no es un refrito tras otro de celuloide con actores, productores y directores diferentes, sino más bien un intento seguido de otro por retratar diversas realidades, con formas distintas y tratamientos novedosos.



Piso Compartido del realizador Cédric Klapish, viene a crear una atmósfera intensa y al mismo tiempo sutil al convertir un puñado de cinta en una historia pura sobre la vida, las diversas etnias y la sana convivencia entre ellas en una especie de metáfora sobre la posibilidad de una total armonía entre los países de Europa en donde las fronteras desaparecen y lazos se afianzan.



Amena, impactante y sobrecogedoramente emotiva, la cinta de Klapish si bien abusa por momentos de trucos digitales y algunas aceleraciones de imagen, construye en pantalla un trabajo sólido con un universo propio y con una elegancia sencilla que se enmarca dentro de la línea de los notables parámetros del cine danés y sus particulares formas y cuadros.



El argumento del filme se desarrolla en torno a la historia de Xavier (Romain Duris), un parisino de 25 años que decide irse a Barcelona para estudiar el último año de la carrera de ciencias económicas. Un año antes, un amigo de su padre le había dejado entrever la posibilidad de encontrarle un trabajo dentro del Ministerio de Economía (para el que es imprescindible hablar bien español).



El día en que se va a España, su madre y su novia le acompañan al aeropuerto. Xavier está visiblemente aliviado de separase de su madre, pero triste por tener que separarse de su novia Martine (Audrey Tautou).



Cuando llega a Barcelona, se pone a buscar piso y finalmente encuentra un apartamento en el centro que compartirá con otras 6 personas. Cada uno de sus compañeros de piso viene de un país europeo diferente.



Hay un italiano, una inglesa, un danés, una belga, un alemán y una española. Todos se encuentran en la misma situación, todos están estudiando en Barcelona gracias a los programas de intercambio universitario europeos Erasmus. De ahí en adelante se desarrollará una historia conmovedora en donde cada uno de los convivientes intentará encontrar su camino y su propia identidad en medio de un gran multiculturismo reunido en un solo piso.



Con un extenso elenco internacional, este heterogéneo filme, cuenta entre sus grandes aciertos con un reparto no muy conocido pero solvente, además de un guión divertido y profundo en el que habrá confusiones por las diferencias gramaticales, las tradiciones, los clichés de cada nacionalidad como el orden o el desorden, los bailes, los estilos, y las diversas experiencias que los personajes pasarán.



Con planos aparentemente sencillos y un tanto descuidados, pero potentes y verosímiles en su resultado final, Piso Compartido intenta y por momentos logra rescatar esa simpleza que el cine Dogma busca, que el neorrealismo italiano de antaño consiguió y a la que el cine francés se acerca a pasos agigantados.

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