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Bomba Estéreo y M.I.A. encendieron el ambiente del Primavera Fauna El evento se realizó el sábado 23 y contó con tres escenarios donde se presentaron 26 artistas

Bomba Estéreo y M.I.A. encendieron el ambiente del Primavera Fauna

La tercera versión de este festival musical reunió a más de ocho mil personas en el Espacio Broadway. También destacaron las presentaciones de Devendra Banhart y de los nacionales de Matías Aguayo con Mostro. La fiesta terminó con la presentación de la banda australiana Cut Copy a eso de las 3 de la mañana. Una jornada demasiado extensa que comenzó a las 12 hrs. del día anterior.


El viento y el frío no fueron buenos acompañantes para la fiesta acuática musical que prometía el Primavera Fauna. El día, abochornado, se debatió entre asomos del sol y un viento que soplaba y hacía sentir su intensidad, reprimiendo muchos piqueros y bikinis, poniendo la piel de gallina de muchos y muchas en tenidas veraniegas, y haciendo pendulear las luminarias que colgaban de lo alto en el armazón de los dos escenarios principales construidos para los shows.

La verdadera fiesta comenzó puntualmente, faltando diez minutos para las 5, con la revolución sicodélica de Bomba Estéreo. Lo de antes fue un mero preámbulo, con shows en los que se vio al público sosegado, sentado en los pastos del Espacio Broadway y sin multitud agolpada a los escenarios. The Drums y Coiffeur fue lo que más llamó la atención del sereno público.

Pero la bomba explotó y la multitud se agolpó y prendió cuando Bomba Estéreo hizo desplegar su elegancia tropical. Con un show energético y explosivo, el carisma de su vocalista Li Saumet alentó al público chileno, advirtiéndoles que habían viajado 24 horas desde Las Vegas para “ver bailar a los chilenos y chilenas”. El show fue intenso y el público lo disfrutó bailando cada tema. Fue esa mezcla entre rock sónico y sonido tropical, con un guitarrista (Simón Mejías) que bailaba cada tema con una cadencia más cumbiera que rockera. Su guitarra a ratos sonaba entre hawaiana y chicha, acompañada por la contundencia rítmica de un baterista que se esforzaba y sudaba.

[cita]bomba explotó y la multitud se agolpó y prendió cuando Bomba Estéreo hizo desplegar su elegancia tropical. Con un show energético y explosivo, el carisma de su vocalista Li Saumet alentó al público chileno, advirtiéndoles que habían viajado 24 horas desde Las Vegas para “ver bailar a los chilenos y chilenas”. El show fue intenso y el público lo disfrutó bailando cada tema. Fue esa mezcla entre rock sónico y sonido tropical[/cita]

Li comentó que venían con una misión al festival: enseñarle a los chilenos a bailar chambeta, un ritmo tropical de su tierra. Luciendo un vestido corto multicolor de tela ligera con lunares grandes y en partes aleopardado, se puso un estrambótico atuendo que incluía un capuchón a modo de cabeza de pájaro y una capa. El viento sopló fuerte y Saumet parecía que en cualquier momento se volaba del escenario con su capa flameando como alas estiradas. “Los sentimientos son como pájaros que vuelan”, dijo, y presentó su siguiente canción. Para el cierre reservaron su máximo hit, “Fuego”, el que todos corearon, poniendo fin así a un show contundente, sabroso y de lo más entusiasta, quizá contraviniendo esa tendencia “indie” a lo intimista y apagado.

Tras una breve pausa, vino el turno de Solange, la hermana de Beyoncé. Acompañada de dos tecladistas, un guitarrista y dos coristas, lucía elegante y sensual en un apretado entero azul. Su show fue bien recibido por el público, que disfrutó y pudo conocer su pop con raíces RαB (“Loosing you”), en el que destacó algunos interesantes juegos vocales entre ella, su guitarrista y las coristas.

En el tercer escenario, consagrado exclusivamente a la electrónica y los DJ, lejos el show que despuntó fue la doble presentación del afamado músico, productor y DJ chileno Matías Aguayo. Sobre todo su primera presentación con el súper power dúo de Mostro, en las que Aguayo tocó y cantó, y no pinchó discos. Un show intenso y llamativo, por la propuesta musical de vanguardia del ahora trío cuya vocación musical era hacer bailar el público.

A Aguayo se lo vio feliz y radiante cantando, bailando, percusionando y tocando el teclado, acompañado a su lado del talentosísimo Carlos “Kiwi” Reinoso, también en teclado, quien desplegaba sus artilugios sónicos y cantaba con una voz distorsionada a modo de vocoder. Al otro extremo, el otro Mostro, Jimmy Reinoso a la batería, impecable en la aceleración y fino y preciso en sus acompañamientos tímbricos con el xilófono. Como anécdota, el show se vio retrasado unos minutos por la irrupción del Gope, que nunca se supo cuál fue el motivo de su visita.

De ahí la atención del público se concentró en los nacionales Álex y Daniel Álex Anwandter y Daniel Riveros, alias Gepe. Su show es una mezcla de composiciones de su álbum homónimo (“Mundo real”, la mejor recibida) y canciones de sus carreras en solitario. Estas últimas fueron las más coreadas: “Fruta y té” (Gepe) y “Amar en el campo” (de Anwandter en su etapa de Teleradio Donoso). Sorprendieron con una versión de “Si tú no vuelves” de Miguel Bosé.

Otro plato fuerte fue Devendra Banhart. Caía la tarde y el músico venezolano-estadounidense se mostró cercano al público, conversando a veces en español y en otras en inglés, y bromeando que a los músicos de su banda los había conocido minutos antes de subirse al escenario. Repasó canciones de sus diferentes álbums (el último se titula Mala), y desplegó su timbre vocal característico, alternando canciones más folk y poéticas con otras más rockeras y movidas. Una de estas últimas se hizo escuchar, cuando invitó a su guitarrista brasilero a cantar. Éste presentó un tema de su propia autoría y Devendra hizo coros y tocó maracas.

En el segundo escenario principal y ya entrando la noche vino el show de Los Bunkers. Los penquistas hicieron lo suyo en una presentación que duró casi una hora, en la que el público más fiel estuvo presente, atentos a cantar sus hits radiales. Un acierto de su puesta en escena fue el video proyectado de “Llueve sobre la ciudad”.

De inmediato en el escenario principal comenzaron los acordes etéreos de Spiritualized. Respondiendo a su esencia indie, lo suyo fue una propuesta musical a ratos ruidista, a ratos lisérgica. Siempre intimista, su música parece estar en las nubes y eso a veces cansa, haciéndola lánguida y sin mayor variación en el ánimo que la insufla. Mucho público escuchó a la banda en un estado de compostura y quietud.

Javiera Mena a continuación se subió al otro escenario principal a repasar su pop que la ha hecho tan reputada en estos circuitos indies. Era de noche y le cantaba a la luna, entre otros temas, en su remozada versión del clásico ochentero de Daniela Romo. En poco menos de una hora repasó canciones de sus dos álbumes con una vocalización más segura. Se espera para el próximo año su tercer álbum.

Si hablamos de show y puesta en escena, el de MIA fue el más destacable. El fondo del escenario se plagó de mandalas multicolores y sobre éste, además de la banda (donde destacó el rol protagónico de la baterista), un pequeño pero energético cuerpo de baile se hacía notar. Con un fraseo hiphopero y un sonido electrónico de guerrilla más melodías hindúes y del dancehall, el show de la artista mitad inglesa mitad srilanquesa fue intenso y bailado, disparando distintos versos de sus hits (que se hicieron tan conocidos en el soundtrack de “Slumdog Millionaire”) de discos anteriores como otros de su último disco Matangui.

Fue su primera visita a Chile, pero esperamos que vuelva con un show completo. Al finalizar su presentación, la cantante dejó subir al escenario a una veintena de fanáticos para que bailaran con ella. Fue lo más desbordante que se pudo ver en la noche.

Ya era domingo de madrugada y los brasileños de CSS presentaron un show frenético y carismático encarnado en su vocalista, Lovefoxx. “Cansei de ser sexy” sonó entre otras, durante un show de una hora. Lo que más llamó la atención fue cuando la cantante quiso emular a Xuxa en el Festival de Viña con la canción “Ilari lari eh…“. El público le respondió como suele responderse ante tal estímulo.

El cierre de la jornada estuvo a cargo de Cut Copy. Sólo para los que resistieron el frío o eran muy fans, a esa altura de la noche: 01:40. Los australianos mostraron su pop experimental que los caracteriza (Zonoscope) y algo del house que vienen haciendo y que será la tendencia de su nuevo álbum de estudio, próximo a estrenarse. Fue la tercera visita a suelo chileno. Lo lamentable fue la interrupción durante tres minutos del show por una falla de la mesa de audio que los dejó en silencio. Solucionado el inconveniente, la fiesta siguió su rumbo y terminó pasada las 3 de la mañana. Sólo para los fanáticos que aguantaron el frío de la noche santiaguina.

La fauna y organización del Primavera Fauna

Cerca de ocho mil personas llegaron al Espacio Broadway. Una cantidad menor a la de la edición anterior, quizás como efecto de la baja de The Cardigans o la coincidencia con Pulsar. Mucha chica guapa en tenida veraniega, mucho galán estiloso con lentes de sol y jockey o sombrero.

Fuera de las presentaciones en vivo y las piscinas, el público disfrutó con una mini zona de juegos, sorteos de premios, zona de masajes y tatuajes, y área de venta de discos y ropa.

En general, el horario de los shows fue puntual, tal como estipulaba el programa, con la excepción del de Matías Aguayo con Mostro, cuyo retraso se produjo por la misteriosa llegada del Gope. Por otra parte, salvo M.I.A., la puesta en escena no fue el fuerte de este festival.

Al igual que el año pasado, nuevamente se repitió el problema con los estacionamientos, teniendo que estacionar varios en la carretera. Otra cosa digna de criticar es el excesivo precio de la cerveza, que en su versión light no parecía cerveza y se vendía en todos los bares del evento,

Por último cabe preguntarse por el sentido de estos festivales. Resulta notable ver a varios artistas internacionales y nacionales de calidad en un mismo día, pero el ejercicio sin pausa de un grupo tras otro termina saturando y se hace difícil de digerir y resulta titánico: Cut Copy cerró el festival a eso de las 3 de la madrugada. Además, se necesita un don de ubicuidad para poder escuchar y ver a todos los grupos.

 

 

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