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Potencia y sensitividad: las claves en la consolidación de las mujeres en la cultura del hip hop Pasaron del tener que validarse a gozar de cada vez más espacios

Potencia y sensitividad: las claves en la consolidación de las mujeres en la cultura del hip hop

El hip hop es una cultura que comenzó a instalarse en Chile a fines de los 80, de la mano de la influencia estadounidense y los hijos de los exiliados que volvían al país. Y de distintas maneras llegaron a este movimiento cultural chicas como Isa y Fá, integrantes del dúo Deyas Klan, grafiteras como Bisy o DJs como Soledad. El machismo -explican- fue su gran obstáculo al principio, pero hoy el tema es cada vez menor. «Nosotras hacemos el hip hop más de los sensitivo, de lo emocional», dice Bisy.


Las mujeres ya no son un bicho raro en el movimiento hip hop chileno. Si hace veinte años eran una pequeñísima minoría frente a sus pares masculinos, hoy están presentes en el graffitti, el baile y la música.

En la música hay y hubo cantantes y grupos como Anita Tijoux, el dúo Deyas Klan y Las Corrosivas;  entre las DJ se destacan chicas como Soledad, Atenea y la Pulga, mientras muchas bailan breakdance como las B-girls “La Vicky” y “La Ángela”. En el graffiti, en tanto, hubo pioneras como la fallecida y recordada Andrea Cecilia Bernal (ACB), y le sobreviven crews como Las Locas, Las Abusadoras  y Las Turronas.

Turronas Crew, Santiago 2012

Turronas Crew, Santiago 2012

¿Cómo ha evolucionado el rol femenino en este movimiento?

Por entorno familiar… o barrial

El hip hop es una cultura que comenzó a instalarse en Chile a fines de los 80, de la mano de la influencia estadounidense y los hijos de los exiliados que volvían al país. Y de distintas maneras llegaron a este movimiento cultural chicas como Isa y Fá, integrantes del dúo Deyas Klan, grafiteras como Bisy o DJs como Soledad.

“Afuera de mi casa se juntaban los raperos, miraba como bailaban y comencé a hacerlo”, recuerda Isa. “No fue difícil enganchar, al contrario, era perfecto para todos los que estábamos destinados a una esquina. Nos volvimos caminantes e íbamos a todas partes. Fue perfecto para los que no tenían acceso a la cultura, ya que era una mezcla de pintura, danza, música, poesía e ideas”.

Isa y Fá del Dúo Deyas Klan Foto: Luciano Marchant

Isa y Fá del Dúo Deyas Klan
Foto: Luciano Marchant

“Escuché algunos grupos chilenos por intermedio de amigos y me gustó utilizar la poesía para hablar de cosas más tangibles, cercanas y callejeras, pues hasta ese momento la poesía que conocía se reducía a la que me habían enseñado en el colegio”, complementa su compañera Fá. “En ese tiempo ya me gustaba mucho escribir versos y cuentos, entonces en el hip hop encontré una manera de manifestar mis pensamientos, ideas y sensaciones mucho más libremente”.

Otras, como Bisy, llegaron por intermedio del entorno familiar. Fue allá por el año 97, a los 13 años, en un encuentro de graffitti en Los Morros, en Santiago, gracias a un hermano que también es grafitero.

“Me cambió la vida literalmente”, recuerda hoy esta trabajadora social y gestoral cultural desde Valparaíso. Esa vez “tuve la oportunidad de ver a expositores de todas las ramas del hip hop, tanto del país como el extranjero, con grupos como Makiza, Tiro de Gracia, la Pozze Latina. Quedé tan maravillada que empiezo a meterme en el cuento, a ir a la Estación Mapocho, que era donde nos juntábamos los hip hoperos de la época los sábados”.

DJ Sole

DJ Sole

DJ Soledad es otra que llegó por su hermano, “Ropo”, otro grafitero de la «vieja escuela «, según dice.  “Me enamoré de la música y un tiempo después tuve mi grupo de rap y crew. Todas mujeres cantamos en los años 98, 99.También ahí tuve mis primeras incursiones en las tornamesas, año 2000, mezclando con vinilos y grabando a cassette para uso personal”.

El machismo que no descansa

A fines de los 90, las mujeres eran sin duda una minoría en un movimiento que ya comenzaba a popularizarse progresivamente, especialmente gracias al éxito de de los grupos más conocidos.

“En ese tiempo éramos super pocas, tal vez diez mujeres”, rememora Bisy. “Había algunas más antiguas, como la Anita (Tijoux), y una dupla de raperas llamadas Las Corrosivas. El hip hop estaba más marcado por el ejercicio masculino. Al principio costó que nos validaran, no sólo como espectadoras del hip hop, sino como activistas”.

Como muchos, Bisy pasó por varias etapas. Primero estuvo en el rap, haciendo freestyle, hasta los 17. Después empezó a hacer breakdance, hasta los 22 años, y formó parte “del primer crew de breakdance femenino que hubo en Chile, Girasol Bgirl”, que participó en diversas competencias. Sólo después se transformaría en una de las grafiteras más destacadas de la actualidad.

Alterna, Santiago 2012.

Alterna, Santiago 2012.

A veces hubo machismo, sin duda, así lo recuerdan en Deyas Klan, con comentarios irónicos como “las mujeres no rapean». «En algunas ocasiones incluso una actitud condescendiente hacia nuestro trabajo”, acusan. “Hubo un momento en que se encasillaba en rap femenino o rap, porque el masculino no necesitaba apellidos, pero afortunadamente esas actitudes a estas alturas ocurren muy rara vez”.

Soledad concuerda que aunque las mujeres estaban presentes en todos los ámbitos (en su área recuerda colegas como DJ Ina y DJ Precisa), eran las menos.

Dj Sole

Dj Sole

“Sí, el machismo era demasiado en esos años, que te respetaran, que te tomaran enserio… Yo siempre cultivé el conocimiento y había intenciones siempre de querer comprobarlo, con el sólo afán de probarte por el simple hecho de ser mujer. Subestimaban mucho a las mujeres, así también a las MCs en el freestyle y en todas las ramas del hip-hop”, asegura.

Luego el respeto se ganó, aunque siguió la reticencia “a que tomen enserio tu trabajo y que te escuchen, no que te miren, que valoren, tu técnica, tu trabajo, tu calidad y que sea objetiva esa opinión”.

“El hip-hop parte de la base de la igualdad y unidad de todos”, insiste. “No existe raza, posición social, edad, origen ni menos género, y ese es el ideal. Así que creo que tenemos la misma importancia”.

ABC, cookie smiles

ABC, cookie smiles

DJ Soledad destaca el importante trabajo que realizó Anita Tijoux, “quien abrió las puertas a más mujeres con su destacada participación afuera de Chile, y muchas otras de buenísimo nivel, como Mystica de Klan Enigma Oculto, aparte de su grupo Mamma Soul, quien abrió también un camino para las cantantes de soul y rap”.

“Si hablas de espacio cuantificable, somos minoría, pero aportamos de la misma manera al movimiento”, sentencia. “Ahora es mucho más, aunque falta más participación en mi elemento (de los DJ). Es menor, pero hay buenas DJs y hay muchas más niñas que se están motivando”.

Hip hop desde lo emotivo

Ahora, el machismo parece haber quedado atrás, aunque aún queda mucho por avanzar.

“El rol de las mujeres en el mundo ha cambiado ostensiblemente y eso involucra por supuesto, al hip hop”, aseguran en Deyas Klan. “Hay un movimiento femenino importante abriéndose paso y es agradable poder ser testigo de la liberación femenina y nuestro empoderamiento en diversas áreas de la sociedad, mejor aún que esto también se vea reflejado en el hip hop”.

Crazys Crew, 2010

Crazys Crew, 2010

Este progreso se refleja en que actualmente para ellas es mucho más accesible grabar, tener instrumentales, etc. “Claro que no hay que olvidar que si se pretende hacer un trabajo serio, hay obstáculos, pero las posibilidades están ahí y el que persevera, alcanza”, dicen.

“Siento que nuestro papel ha crecido significativamente”, coincide Bisy. “De hecho tuve la posibilidad de viajar a México en el 2010 para dar una conferencia sobre el graffitti femenino chileno. Allí expuse que la primera etapa fue principalmente de inclusión, de tratar de sentirnos parte de este movimiento y que nuestros compañeros nos validaran como mujeres hip hoperas. Ahora ya estamos dentro y el tema actual tiene que ver netamente con la libertad de expresión, con las propuestas que estamos levantando desde la calle y desde los espacios que habitamos”.

Ese cambio ha dado frutos, con presencia femenina en todas las áreas del movimiento.

“En todas las áreas hay grandes exponentes entregándose con seriedad y amor a lo que hacen, por ende, eso acarrea buenos resultados que a la larga son visibles para muchos”, dicen las chicas de Deyas Klan. “Es hermoso encontrar un  abanico de estilos en las exponentes del rap femenino, pero todas coincidiendo en la fuerza, claridad, actitud y feminidad. Nos gustaría destacar a las grafiteras, creemos que también en ese ámbito tenemos exponentes notables como Las Turronas, Fusa Deyas, Alterna y Eney, etc”.

“Cada una, desde su postura y su temática, está haciendo un buen trabajo, marcado también por una lucha que nosotras hacemos desde nuestra creatividad”, considera Bisy. Para ella, muchas mujeres “consideran el hip hop como una herramienta de transformación social. En mi caso es una herramienta de inclusión, de la reivindicación de los espacios públicos, de manera profesional y artística”, un espacio donde ha podido vincular su profesión “con el hip hop y el trabajo en la calle, que es lo que me interesa”.

Naska Dana, Santiago 2013

Naska Dana, Santiago 2013

Sin duda, hombres y mujeres tiene sus particularidades en el movimiento.

“Siento que nosotras hacemos el hip hop más desde lo sensitivo, lo emocional, que de ahí se levantan nuestras creaciones y propuestas, que pueden llegar a ser súper críticas, pero desde un sentido más íntimo, muchas veces vinculado a la naturaleza y nuestro ciclo”, señala.

“Creo que también entre nosotras, por lo menos lo que trato de practicar yo, es que exista un apoyo entre todas”, agrega. “Muchas veces los hombres están más segregados, más separados e individualizados en sus colectivos. Yo trato de levantar proyectos que involucren tanto a hombres como mujeres, y que no exista esa diferencia de ‘yo soy de este grupo, y tú eres de éste’, sino que todos estamos trabajando y creando cosas similares, con estilos diversos pero un sentido similar”.

Después de todo, el hip hop es una huella que cada vez se hace más potente.

“Ya lleva varias décadas y no es un movimiento que se ha detenido, sino que está en permanente evolución”, señala. “Y eso se nota en la calidad y cantidad de los murales, en la cantidad de gente que está practicando breakdance o rap, incluso de manera súper anónima o underground. Porque es nuestro canal de expresión más potente, que no dejamos en el ámbito privado, sino que lo sacamos a la calle”.

 

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