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Erri de Luca, escritor acusado de terrorismo: “Italia es un país moderno pero con antiguas tradiciones y tentaciones de censura”

Erri de Luca, escritor acusado de terrorismo: “Italia es un país moderno pero con antiguas tradiciones y tentaciones de censura”

En enero fue absuelto en un juicio por invitar a sabotear unas obras de infraestructura por razones ecológicas. Considerado como uno de los autores italianos más importante de estos tiempos, conversará con el académico Fabio Rosa este viernes 18 de marzo a las 12:00 horas en el auditorio de la Facultad de Comunicación de la UDP.


Hace un tiempo, un escritor italiano, Erri de Luca (Nápoles, 1950), debió enfrentar un juicio. Una empresa francesa, LTF, lo acusó de instigar el terrorismo, por invitar a sabotear unas obras de infraestructura para un tren de alta velocidad (TAV) de Turín-Lyon, que iban a destruir el valle de Susa, en el norte del país romano.

De ser hallado culpable, De Luca enfrentaba una pena de entre uno y cinco años de cárcel. Se salvó. En octubre del año pasado, un tribunal de Turín lo absolvió.

De Luca estará ahora en Chile. Sobre su vida y obra, este autor y activista social conversará con el académico Fabio Rosa el viernes 18 de marzo a las 12:00 horas en el auditorio de la Facultad de Comunicación UDP (Vergara 240. Metro Los Héroes) y a las 19:30 en el Instituto Italiano de Cultura (Triana 843, Providencia).

“Es la primera visita a Chile”, expresa a El Mostrador Cultura+Ciudad. “Le debo a Neruda y a su Canto General la más convincente invitación literaria… (Aunque) una invitación puede resultar una razón insuficiente, se necesita también la belleza y la leyenda de un lugar”.

Por la libertad de expresión

El caso De Luca lo hizo famoso en todo el mundo, al ser puesta en tela de juicio la libertad de expresión en una democracia occidental del Primer Mundo.

“Durante dos años tuve que estar pendiente de una acusación en contra de mis palabras”, señala el autor. “Durante dos años estuve comprometido con repetirlas y confirmarlas. Fue una lucha entre el Articulo 21 de la Constitución italiana y otro Artículo que remontaba al Código Penal fascista de 1930 y jamás aplicado a un escritor”.

“Italia es un país moderno pero con antiguas tradiciones y tentaciones de censura”, comenta De Luca.

El autor había dicho públicamente en septiembre de 2013 que «el TAV ha de ser saboteado. Para eso precisamente sirven las cizallas: son muy útiles para cortar las verjas. Las mesas de negociación del Gobierno han fracasado. El sabotaje es la única alternativa”.

Ese mismo mes, la empresa LTF presentó la demanda en su contra. Y en febrero, de 2014, agentes de una unidad especial de la policía italiana llegaron hasta su casa para señalar formalmente su imputación. De Luca se defendió diciendo, entre otros, que era imposible jurídicamente probar una vinculación entre sus palabras y un hecho de sabotaje efectivo.

El juicio hizo que De Luca publicara a comienzos de 2015 un ensayo de 80 páginas, “La palabra contraria” (Seix Barral), donde exponía el caso y se defendía. El subtítulo del libro dice: “Voy a ser procesado por ejercer mi palabra contraria. Si mi opinión es un delito, no voy a dejar de cometerlo”. Se convirtió en un bestseller. Sólo en Italia vendió 100.000 ejemplares en un mes.

En ese libro, De Luca recuerda, entre otros antecedentes, que tras el golpe militar de 1973 en Chile, varios intelectuales italianos llamaron públicamente a recolectar dinero para financiar la resistencia armada del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) en nuestro país. Y nadie fue a la cárcel por eso.

De abajo

Podría decirse que De Luca viene de abajo: ha trabajado de albañil y camionero. Y que el compromiso del autor con las causas sociales tienen su origen en su participación en el movimiento del 68 y su membresía de Lotta Continua, un grupo izquierdista que nació en 1969 de la unión de obreros y estudiantes de Turín, y que se disolvió en 1976.

Un escritor que prefiere las “historias de resistencias individuales a las adversidades, a las presiones de la historia ‘mayor’, desde la infancia ‘napoletana’ en adelante”.

Aún así, las historias no están por encima del estilo. Para De Luca, el deber de todo escritor es “escribir, ante todo, bien sus páginas”.

“Luego, si quiere hacer algo más, entonces tiene que preocuparse del derecho de palabra y de ser escuchado de quien se encuentra enmudecido, analfabeta, ofendido”, añade. “A un escritor le toca la tarea indicada en el Antiguo Testamento: ‘Abre la boca por el mudo’”.

Un mudo que ayer pueden haber sido los habitantes del valle de Susa y hoy los inmigrantes sirios, protagonistas de una gran crisis moral en el Viejo Continente.

“Italia es una expresión económica de Europa y con ella comparte el destino de poca importancia y de pasividad frente a las grandes cuestiones”, opina. “Para el futuro anhelo una más solidaria unidad europea, a costo de perder algún estado miembro”.

“Los flujos migratorios no se pueden detener. Es absurdo enriquecer transportadores piratas, se pueden regular las entradas según el origen geográfico de la necesidad. Europa, en cambio, prefiere la inmigración de los despojados, de los ahogados, de los acampados frente a las alambradas de púa”, dice.

En los Balcanes

Este apasionado alpinista fue durante la guerra de los Balcanes conductor de vehículos de apoyo humanitario. Es autor de más de cincuenta obras, entre las que destacan: “Aquí no, ahora no” (1989), “Tú, mío” (1998), “Tres caballos” (1999), “Montedidio” (2002), o “El peso de la mariposa” (2009). Aprendió de forma autodidacta diversas lenguas, como el hebreo o el yiddish, y ha traducido al italiano numerosos textos, entre ellos algunos de los libros de la Biblia.

Sus propios libros han sido traducidos a 23 idiomas. Ha sido galardonado con varios premios, entre los que destacan el Premio France Culture y el Femina Étranger en Francia, o el Premio Petrarca en Alemania.

Según el crítico español Fernando Solano, las novelas de Erri de Luca son tan concisas, y están escritas con una economía expresiva tan austera, que el lector no puede, ni debe, renunciar a ninguna línea. Y luego agrega, sus novelas “producen la desusada convicción de haber sido antes vividas que escritas, y él mismo, indirectamente, ha fomentado esta acepción: ‘Me da vergüenza inventar. Tal vez por falta de imaginación, pero, sobre todo, porque me parece un abuso de confianza’”.

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