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J.P. Zooey, el plato fuerte de la Furia del Libro: «Me obsesiona la relación entre la tecnología y la vida» CULTURA

J.P. Zooey, el plato fuerte de la Furia del Libro: «Me obsesiona la relación entre la tecnología y la vida»

Zooey, uno de los escritores más interesantes de la nueva narrativa trasandina, estará por primera vez en Chile. Este viernes participará en un diálogo con otros literatos en el tradicional encuentro de las editoriales independientes. «¿Qué relación guardan las tecnologías –las redes sociales, el hipertexto, las computadoras, los automóviles, la edición genética, la inteligencia artificial– con el amor, con la muerte, con los celos, con la tristeza, con las psicopatologías contemporáneas?», se pregunta.


J.P. Zooey (Buenos Aires, 1973) es uno de los platos fuertes de la Furia del Libro, el encuentro por excelencia de las editoriales independientes que comenzó este jueves en el centro cultural GAM con una nutrida programación.

Este autor argentino, que en realidad se llama Juan Pablo Ringelheim y llega por primera vez a Chile, se ha hecho un nombre con libros como Los electrocutados, Sol artificial y Te quiero. En Chile acaba de aparecer Manija (2018), de la mano de La Pollera Ediciones.

Zooey estará este viernes a las 17:00 horas en la sala Sala C1 en el marco de los Diálogos Latinoamericanos: Formas de Narrar, junto a Esteban Mayorga (Ecuador) y Selva Almada (Argentina), en una conversación que será moderada por el periodista Roberto Careaga.

Dos horas más tarde además presentará Manija en la sala C2.

Misterioso seudónimo

Durante una década, Zooey fue una de los grandes misterios de la literatura trasandina. Nadie sabía quién se escondía detrás de este nombre, hasta que decidió revelar su identidad el año pasado.

Beatriz Sarlo, una de las grandes intelectuales trasandinas, dijo que el seudónimo estaba formado a partir de las iniciales de Jean-Paul Sartre y de un personaje de Salinger, el genio zen incomprendido Zooey Glass.

El propio Ringelheim, que estudió Comunicaciones en la Universidad de Buenos Aires, revela que todo empezó en 2007, cuando iba a publicar sus primeros textos literarios en revistas, tras una apuesta que hizo con un gran amigo.

«Era una época en la que los blogs estaban de moda y en el mundillo literario argentino todo se chismorreaba. Este amigo lo sabía porque también es escritor. Entonces le dije que publicaría mis primeros cuentos con seudónimo. Él retrucó que no solo era snob sino que inmediatamente alguien descubriría y diría en algún blog o página web –hoy sería en las redes– mi nombre real detrás del seudónimo», comenta.

Ringelheim le apostó que duraría 10 años en el anonimato sin que su nombre real figurara asociado en ningún lado a J.P. Zooey.

«Cuando cumplí esos 10 años y gané la apuesta quise aparecer. Luego el seudónimo permaneció como recuerdo de aquella apuesta».

Vida y tecnología

En esos diez años, Zooey publicó Sol artificial (2009, 2017), Los Electrocutados, por el que obtuvo en España el premio Nuevo Talento que otorga FNAC (2011, 2016), Tom y Guirnaldo (2012), Te quiero (2014) y ¡Florecieron los neones! (2018). Te quiero fue traducido al francés y la compañía teatral Polifônica Cia. de Río de Janeiro puso en escena Galáxias I: Todo esse céu é um deserto de corações pulverizados (2018) basada en sus libros.

Su más reciente novela, Manija, es un buen ejemplo de uno de los temas que apasiona a Zooey: la tecnología. En este libro, nos enteramos de la vida del protagonista (Teo) a través de las ventanas de chat abiertas en su computador.

«‘Hola, hola, hola, ¿estás deprimido?’, dijo mi amigo Cato por un chat. ‘Tengo sueño y está por llegar una chica que conocí en Tinder’, dije». Así comienza este libro cuyo título remite a un término argentino cuya acepción cambia según la frase en que se use.

Por la pantalla (y el libro) desfilan sus amigos virtuales, su madre y también su coach emocional, sin olvidar a su novia de Tinder, en una novela hilarante. Un texto que bien podría haber sido escrito por un millennial.

«El tema que ficcionalmente, pero también intelectualmente, me obsesiona es la relación entre la tecnología y la vida», explica Zooey.

«¿Qué relación guardan las tecnologías –las redes sociales, el hipertexto, las computadoras, los automóviles, la edición genética, la inteligencia artificial– con el amor, con la muerte, con los celos, con la tristeza, con las psicopatologías contemporáneas?», se pregunta.

«No soy millennial»

Aún así, Zooey niega que su literatura sea millennial.

«Solo dos de mis libros vampirizaron el lenguaje y los modos millennials y puede que lo hayan hecho para parodiarlo», comenta en alusión a Te quiero y Manija.

«La metamorfosis no es gratuita, durante los períodos de escritura de estos libros realicé consumos y modos de vida extremadamente juveniles como un actor encarnando un personaje», dice.

Para él, un hombre de cuarenta y tantos como un millennial «es una metáfora».

«Lejos de vivirlo patéticamente, si los libros están logrados crearon otra forma de belleza, una sumamente artificial. Esto no es gratuito para los lectores tampoco, porque por la distancia temporal o etaria, pero también por la intelectual, pueden llegar a verse en un espejo que los deforma y divierte, pero también que los inquieta un poco. Para los lectores mayores estos dos libros pueden ser leídos como documentales muy oscuros», dice.

Sol artificial, Los electrocutados y ¡Florecieron los neones!, en sus palabras, expresan «una forma, un humor y ciertas ideas para gente más entrenada en lecturas sumamente pesimistas y posiblemente divertidas. Pero no son novelas millennials«, zanja.

Influencias literarias

Entre sus influencias literarias, Zooey nombra a Friedrich Nietzsche, Peter Sloterdijk, George Steiner, Héctor Murena, Theodor Adorno, Franco Berardi, Marshall McLuhan, J.D. Salinger y Kurt Vonnegut, entre otros.

¿Conoce algún autor chileno?

«Escribo novelas y cuentos, pero no suelo leer literatura sino ensayos», responde. «Por esta razón, solo podría decir que este año leí una novela chilena preciosa, diáfana, de Simón Ergas, titulada De una rara belleza. Pero conociendo mi tendencia a la lectura de ensayos, los amigos de La pollera me pasaron los ensayos de Juan Emar, Cavilaciones, que me está encantando».

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