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Chilena publica en Alemania libro sobre su exilio de niña en ese país CULTURA

Chilena publica en Alemania libro sobre su exilio de niña en ese país

Marco Fajardo
Por : Marco Fajardo Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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“Un exilio para mí”, de Leonor Quinteros, fue traducido al alemán y aparecerá bajo el sello Schiler & Mücke en octubre próximo. Además está previsto que la obra sea presentada en noviembre en el Club Voltaire en Tübingen. «Destacamos la gran sinceridad del libro, que es muy personal y simultáneamente un aporte universal sobre los problemas de una vida en el exilio», señaló el editor Hans Schiler. «Este libro es sólo una pieza de un gran mosaico que forma la historia de miles de hijos e hijas de exiliados chilenos, que llevaron por muchos años su experiencia en silencio y soledad», afirma la autora.


La socióloga y académica Leonor Quinteros (Santiago, 1970) publicará en Alemania su libro “Un exilio para mí” (Editorial Mutante), luego que fuera traducido al alemán.

La obra será publicada por la editorial Schiler & Mücke de Berlín en octubre próximo. Además está previsto que sea presentada en noviembre en el Club Voltaire en Tübingen.

«Destacamos la gran sinceridad del libro, que es muy personal y simultáneamente un aporte universal sobre los problemas de una vida en el exilio», señaló el editor Hans Schiler.

Actualmente el libro además está libremente disponible en Internet en español.

«Este libro es sólo una pieza de un gran mosaico que forma la historia de miles de hijos e hijas de exiliados chilenos, que llevaron por muchos años su experiencia en silencio y soledad», afirma Quinteros.

Escuela y refugiados

Schiler conoció a Quinteros en una conferencia que dio en el citado Club Voltaire en 2016, organizado por la Sociedad Ernst Bloch, donde la chilena también expuso sobre su proyecto de investigación respecto a los exiliados de segunda generación.

«Su texto y exposición me convencieron», comenta Schiler.

«El libro te toca emocionalmente, despierta empatía. Es especialmente apropiado para su uso en clases escolares. Gracias a su delicada comunicación y el relato desde el punto de vista de una niña, los lectores se enteran de lo que significa básicamente huir y exiliarse», indica.

Para la socióloga Virginia Rojas, una especialista en el tema, este relato configura una experiencia particular subjetiva, construida a partir de fuentes personales que son sus diarios de vida -un verdadero diario de campo etnográfico- que sitúa al lector en un tiempo y lugar reflexivo determinado, que provoca, que muestra, que evidencia lo que fue y significa en el hoy el exilio-retorno para esa generación.

«Este testimonio hecho libro nos muestra una impronta colectiva de la memoria exiliar de Chile desde la mirada de la segunda generación, de esos recuerdos y vivencias no siempre presentes en nuestra memoria colectiva, pero que, sin embargo, están presente en muchos hijas e hijos que viven en Chile y en mundo. Su importancia principal radica en la visibilización de una parte de nuestro pasado reciente no narrado, no investigado, no conocido y reconocido, y que ayuda a construir un puente generacional que no siempre ha estado», reflexiona.

Experiencia «diferente»

Quinteros actualmente realiza un doctorado en la Westfälische Wilhelms-Universität Münster en Alemania. En 2019 publicó en Alemania en un libro un texto sobre cómo el exilio destruyó la familia chilena.

«Hasta hace pocos años, éramos vistos como un mero ‘anexo’ de nuestros padres exiliados, y se consideró que vivíamos y sentíamos lo mismo que ellos respecto al exilio. Pero no fue así», reflexiona la autora.

«Nuestra experiencia fue diferente, y hay mucho que decir respecto a este punto, porque el exilio no lo sufre sólo el exiliado, sino toda la familia, y los efectos continúan incluso existiendo en la tercera generación», advierte.

«Para la memoria y la historia reciente (el libro) es un acto de resistencia, es la visibilización de una problemática poco estudiada, los hijas e hijos en el exilio fueron un acompañamiento de los padres, un daño colateral de la experiencia represiva», complementa Rojas.

«Sin embargo, hoy es parte de la vida de muchos y muchas que caminan por las calles de esta franja y angosta tierra. Sin duda este libro es un aporte a la reconstrucción de las memorias olvidadas y subterráneas que son tan necesarias para la reconciliación histórica de nuestro país. Su traducción a otro idioma es hacer posible la circulación de nuestra historia experiencial a otros lugares, y con esto, mostrar los sentires que cualquier niño o niña puede tener al dejar lo más preciado que tiene, su lugar en el mundo», remata la investigadora.

Organización de Hijos del Exilio

En 2018 se constituyó legalmente la ONG Hijos del Exilio, que también integra Quinteros.

«De alguna forma, organizarse, juntarse, compartir entre los que fuimos olvidados y silenciados por muchos años, o escribir un libro sobre la experiencia, es también una forma de desahogo, de visibilizarse y compartir una historia que es parte de Chile también. Y debe ser contada, para que nunca más se repita el exilio en Chile», explica la autora.

«Nadie debería ser obligado a dejar su tierra, su gente, su familia, su país, y ninguno de sus hijos e hijas debería volver para desarraigarse. Los exilios no han terminado».

Público escolar

Ella escribió el libro pensando en escolares, de entre séptimo básico y segundo año de enseñanza media.

«El libro es básicamente una recopilación de anotaciones de un diario de vida, escrito por una pequeña niña, acompañado de las cartas de sus padres y abuelos. Es fácil de leer y comprender e invita a empatizar», señala.

La idea es que el texto se lea en los colegios. Para lograrlo, la editorial alemana adecuó el texto para que cumpliera los requisitos necesarios de libro escolar.

«Había exigencias respecto al lenguaje, tenía que estar escrito en alemán muy perfecto (Hochdeutsch), sin dialectos o modismos, de modo que se perdió algo de la redacción y forma de escribir infantil de la pequeña Leonor. Pero no me importó mucho, porque se estaba cumpliendo un importante objetivo que me había fijado», cuenta.

Exilio actual

El libro además podría ayudar a Alemania a lidiar con los niños presentes entre el millón de refugiados que recibió Alemania en 2015.

«La Siria bajo Assad es, como el Chile bajo Pinochet, una dictadura que persigue y expulsa a su propia población, aunque la guerra civil en curso en Siria, en múltiples frentes, tiene una dimensión que no es comparable», acota Schiler.

Sin embargo, «el libro puede contribuir a desarrollar sensibilidad hacia los dolores de los refugiados», agrega.

«Efectivamente, el exilio como fenómeno migratorio forzado sigue siendo completamente vigente. Miles de niños y niñas están viviendo situaciones parecidas a las que vivimos tras el golpe de estado», agrega Quinteros.

La recepción de los refugiados en Alemania desató una discusión muy seria sobre esta situación; hay voces a favor y otras en contra que parecen no conciliar.

Los puntos de vista se expresan en distintos niveles sociales; por ejemplo, debates televisivos, artículos científicos, a través del arte, la poesía, la literatura, etc.

«Hay muchas formas de hacer un aporte esta discusión; y creo que uno de ellos – probablemente el más importante – es a través del relato de la experiencia vivida. Es más fácil comprender un drama humano cuando se da la oportunidad de ponerse en el lugar del otro. Este acto de empatía es el principio de todo acto solidario. Y la solidaridad, nos ha permitido sobrevivir como especie, como seres gregarios», recalca la autora.

A medio siglo del golpe

Quinteros también destaca que a pesar de que ha pasado medio siglo del golpe militar, sus efectos se siguen viendo en la actualidad.

«El daño continúa existiendo, igual o peor, en las generaciones que vinieron después. Por ejemplo, los familiares de las víctimas, ¿qué es de ellos? ¿Cómo llevaron sus vidas tras la muerte de sus seres queridos? ¿Qué sucedió con las familias que quedaron por siempre separadas tras el exilio? ¿Cómo viven las viudas de los asesinados y detenidos desparecidos? ¿Cómo llevan las familias chilenas los traumas de los sobrevivientes de tortura y muerte?», se pregunta.

«Muchos quizás no quieren tocar este tema, porque es incómodo. La violación a los derechos humanos sufridos en dictadura continúa existiendo; existe entre los que viven junto a nosotros, sigue existiendo en las generaciones que siguieron. Falta mucho por hablar, hacer y decir. ‘Hacer memoria’ no significa pensar sobre algo que pasó y se fue; es dar significado y sentido al presente, al presente viviente. Hay mucho que hacer», concluye.

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