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Director de documental sobre el estallido en Valparaíso: «Tiendo a desconfiar de cualquier mirada epopéyica» CULTURA

Director de documental sobre el estallido en Valparaíso: «Tiendo a desconfiar de cualquier mirada epopéyica»

Marco Fajardo
Por : Marco Fajardo Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
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La cinta «Real Windows», de Joel Cisternas y Pedro Pavez, premiada el mes pasado en un festival en la India, podrá ser vista este jueves en el marco de un festival de cine porteño. El primero dice que el origen de la película «está en la necesidad de tratar de obtener una idea no mediatizada de lo que estaba pasando en las calles. Guiarse por lo que percibía en cada momento e intentar un registro que se sostuviera en el tiempo». Para Pavez, era necesario salir un poco de la iconografía centralista que inundó el imaginario general del estallido. «Nunca sentí mucha cercanía con los contrapicados de personas sobre la estatua de Baquedano, ni con las imágenes aéreas de Plaza Italia. Parecían muy cargadas de una épica que simplifica mucho los eventos, como de películas de superhéroes. Creo que teníamos una necesidad de responder a esa gramática sentimental que estaba por todas partes. Me gustaría poder tener en mente imágenes del estallido en otras partes del país, como Tocopilla por ejemplo».


Un singular documental sobre cómo se vivió el estallido social en Valparaíso se podrá ver este jueves en el puerto en el marco del Festival Internacional del Cine Recobrado.

Se trata de «Real Windows», de los realizadores Pedro Pavez y Joel Cisternas, que recibió Premio del Jurado en el Indian Cine Film Fest de Mumbai en septiembre pasado.

La cinta se podrá ver el 20 de octubre a las 18:00 horas en la Cineteca de la Universidad Católica de Valparaíso (Brasil 2830), con entrada liberada.

Cisternas cuenta que el origen de la película «está en la necesidad de tratar de obtener una idea no mediatizada de lo que estaba pasando en las calles. Guiarse por lo que percibía en cada momento e intentar un registro que se sostuviera en el tiempo».

Las grabaciones se llevaron a cabo desde el lunes 22 de octubre hasta la marcha que conmemoró el asesinato de Camilo Catrillanca el 14 de noviembre de 2019.

«Había una necesidad de intentar contribuir a la memoria de un momento histórico, intentar sacudir certezas sin imponer las propias», complementa Pavez.

La cinta tiene un aire contemplativo, con un fuerte uso de la cámara fija, por ejemplo, para simplemente mostrar qué ocurría en una calle en medio de la revuelta o en el interior de una edificación quemada mientras en el exterior se escuchan gritos y disparos. De hecho una escena que transcurre frente a una vidriería homónima de la calle Simón Bolívar es la que le da el título a la película.

«Las decisiones en torno al nombre siempre son difíciles. Encontrar algún elemento al interior del registro era una alternativa y Real Windows es una vidriería en la calle Simón Bolívar. Ahí obtuve uno de los registros en que sentí que había logrado captar algo. Fue un lugar al que seguí volviendo y creo que se volvió en un elemento central para nosotros», explica Cisternas.

De hecho, la ciudad es un protagonista en sí mismo, comenta al ser consultado sobre los escenarios de la obra.

«Valparaíso tiene un valor histórico y fotográfico que tiene mucho peso pero de alguna forma es una decisión que se toma inconsciente. Donde si no Valparaíso. Si puedes hacerlo en Valparaíso hazlo en Valparaíso. Las calles son los países, que articulan el plan de la ciudad. Las avenidas Brasil, Francia, Uruguay, Argentina, subida Ecuador. Las plazas Sotomayor,Victoria, Parque Italia».

Para Pavez era necesario salir un poco de la iconografía centralista que inundó el imaginario general del estallido.

«Nunca sentí mucha cercanía con los contrapicados de personas sobre la estatua de Baquedano, ni con las imágenes aéreas de Plaza Italia. Parecían muy cargadas de una épica que simplifica mucho los eventos, como de películas de superhéroes. Creo que teníamos una necesidad de responder a esa gramática sentimental que estaba por todas partes. Me gustaría poder tener en mente imágenes del estallido en otras partes del país, como Tocopilla por ejemplo».

Influencias

Respecto a las influencias que dieron origen a esta singular mirada, Cisternas dice que siempre son variadas, pero que van desde «Leviathan» (Lucien Castaing-Taylor y Véréna Paravel), una película sobre la industria de la pesca, hasta «Los espigadores» de Agnes Varda por su tono y ritmo.

«Siempre me han fascinado las secuencias que se resuelven en un solo plano», remata.

Para Pavez, son las limitaciones formales las que permiten construir el estilo de una película y conectar el espacio de lo real con la abstracción.

«Esta estrategia nos permitió entender que para respetar la realidad no era necesario acumular detalles, sino que desproveerla de todo lo que no era necesario. Creo que un lente más amplio y la cámara fija que propuso Joel eran un camino para eso, además que la estructura a través de estos segmentos como viñetas, nos ayudaban a mantener la coherencia en el intento de construir una película que pretendía evitar una narrativa de actos y consecuencias, que funcionara sobre la percepción y no sobre la convención de una historia con desenlace», dice.

«El enfoque de Joel era intentar atrapar lo que no se puede predecir, acercarse desde una manera que permitiera la validez autónoma de las escenas. Apostar por la experiencia cinematográfica más que por la moral o la perspectiva histórica, porque no teníamos las herramientas ni la capacidad para poder descifrar lo que estaba pasando, y aún no lo sabemos. Respetar la integridad del material de la manera en que fue capturado parecía abrir un espacio más extenso a la reflexión».

Pedro Pavez y Joel Cisternas.

Desafíos

Por cierto que la cinta debió enfrentar múltiples desafíos, como la propia seguridad de los realizadores.

«El trípode me ayudó en ese sentido a sentirme protegido, lo que es una tontería mental, y tampoco es cómo que haya estado expuesto muchas veces a los perdigones, pero era inevitable estar en la calle y tener eso presente. También era alguien ajeno y sospechoso de alguna forma por estar con una cámara en la calle, aunque la verdad es que estaba lleno de cámaras, pero quizás estar con un trípode era extraño», recuerda Cisternas.

«Mi idea en general fue que cuando me agarraron a garabatos iba a hablar y me presentaba. Eso generalmente desactivaba la violencia. Un par de veces me tuve que ir. Con el presupuesto nunca tuvimos problemas porque nunca contamos con uno. Lo hicimos todo con lo que teníamos a mano», dice.

Pavez agrega que en la postproducción hubo mucho trabajo que hacer para reconstruir el sonido.

«Fue lo que nos tomó más tiempo. Hubo mucho énfasis en el fuera de campo, porque era un elemento que nos permitía ampliar el margen del plano fijo. No hay elementos sonoros que facilitan la interpretación del espectador sobre los hechos que se presentan, y la música que aparece dentro del documental es solo diegética. Hubo mucho trabajo y dudas en el diseño sonoro y mezcla porque no podíamos perder el foco del realismo. Al igual que con la imagen, había que ponerle límite al énfasis y la sobre estilización», comenta.

Rechazo

Finalmente, en vista del triunfo del Rechazo el pasado 4 de septiembre, los directores también entregan sus impresiones.

«Creo que en mí conviven tres personalidades distintas. Una de ciudadano, una de realizador y otra de espectador. Como ciudadano estoy aún intentando descifrar que hace que el relato completo de este país mute tanto en tan poco tiempo, finalmente hoy tenemos atrapado en manos de la derecha todo el debate por un nuevo proceso constitucional. Ya ni siquiera podemos hablar de los derechos fundamentales en los que supuestamente estábamos todos de acuerdo de establecer. Como realizador, trato siempre frenar mi ímpetu sentimental, y como espectador tiendo a desconfiar de cualquier mirada epopéyica», indica Pavez.

«Creo que nuestro documental sobrevive a cualquiera que sea el relato que se adopte con el tiempo, porque permite que los hechos se presenten por derecho propio, y que las imágenes revelen alguna verdad intrínseca, sin que tengamos que hacerla aparecer. Las explicaciones deberían ser terreno de las ciencias sociales, creo».

Para Cisternas, las percepciones de lo ocurrido siempre cambian con el tiempo.

«La percepción en torno al golpe a los 30 años, cuando hubo una especie de apertura de ojos nacional a lo que habían sido las torturas, desapariciones no fue lo mismo a los 40, y no va a ser lo mismo a los 50. Lo que es ineludible es el evento en sí. Su importancia me parece que no está en cuestión y probablemente defina una época», afirma.

«Los resultados del 4 de septiembre generaron capital político suficiente para disputar la narrativa, y también el resultado contundente te obliga a pensar, cambia nuestra percepción. El registro del documental mantiene una curiosidad por lo que estaba sucediendo sin muchas certezas. La importancia del evento va a seguir interpretándose, y esperamos aportar un poco a la reflexión y memoria de lo sucedido», concluye.

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