Publicidad
Fotógrafo Tomás Munita y muestra de Patagonia: “Quise documentar una cultura que va a desaparecer” CULTURA

Fotógrafo Tomás Munita y muestra de Patagonia: “Quise documentar una cultura que va a desaparecer”

Marco Fajardo
Por : Marco Fajardo Periodista de ciencia, cultura y medio ambiente de El Mostrador
Ver Más

La exposición “Los Bagualeros de la Patagonia” se puede ver hasta el domingo en la Estación Mapocho. Para el artista una de las cosas más valiosas fue entrar “en otra relación con el tiempo”, ya que los vaqueros del lugar “viven en otra realidad,  y tiene que ver con el paso del tiempo”.


Hasta este domingo es posible ver en la Galería Bicentenario del centro cultural Estación Mapocho la muestra “Los Bagualeros de la Patagonia” del fotógrafo Tomás Munita (Chile, 1975).

Las imágenes fueron publicadas en medios internacionales de renombre, como The New York Times y National Geographic, y le valieron el prestigioso Premio Gabriel García Márquez en 2015.

La exposición presenta al público una veintena de fotografías documentales que desvelan la belleza de un mundo excepcional, rara vez capturado en imágenes. Estas postales destacan los deslumbrantes paisajes, la naturaleza indómita y los “vaqueros del fin del mundo”, conocidos como “los bagualeros”.

Crédito: Tomás Munita

El origen

Munita había hecho un primer viaje a la Patagonia en 2012, para poder buscar algún tema interesante donde poder trabajar.

“Yo en ese tiempo trabajaba mucho cubriendo noticias para medios internacionales, en realidad para el New York Times. Y cubría permanentemente tragedias de uno u otro tipo. Conflictos sociales, ambientales, guerras. Y estaba un poco hastiado, y quería buscar un tema que celebrara la vida, que celebrara la cultura, la naturaleza, la vida en contacto con la naturaleza”, cuenta a El Mostrador.

Fue así que se fue a viajar un par de meses con su familia, de una manera bastante sencilla, pero con mucho tiempo también, a la Patagonia.

“Y ahí fue que conocí a gente que me empezó a hablar de esta práctica. Y me pareció súper interesante porque era una manifestación cultural viva, muy extrema, que requiere mucho conocimiento. Hay una tradición importante que se ha mantenido en este trabajo y me pareció que era una actividad de mucho potencial visual y súper interesante, obvio”, cuenta.

“A cualquier persona le podría interesar que le cuenten eso que está sucediendo en la Patagonia, que es una forma de vida, de producir carne, que es un alimento tan importante. Entonces así fue que conocí a esta gente y les pedí que me invitaran cuando tuvieran alguna expedición de este tipo. Y así fue que fui invitado y luego me quedé viajando varias veces con ellos en distintas expediciones de bagualeo y luego de otro tipo también. Conocí a otras personas, conocí a un amansador de caballos que hacía travesías de amance. Conocí a mucha gente y cada una de estas actividades fueron interesantes de ir documentando. Y me di cuenta que lo que estaba haciendo era un documental sobre una cultura que estaba cambiando rápidamente”.

Crédito: Tomás Munita

Los bagualeros

Estas fotos son tomadas dentro de un rango de unos diez años. Empiezan el 2012 las primeras hasta el 2020, y son parte de un trabajo que Munita está haciendo en Patagonia, que tiene diferentes capítulos, uno de los cuales, el principal, es el bagualeo.

El fotógrafo explica que el bagualeo consiste en la captura de “baguales”, que son vacunos o caballos asilvestrados, que viven en libertad en distintos lugares, y son tremendamente ariscos.

“Algunos de ellos nunca han visto un ser humano en la vida, nunca han sentido una soga, ni siquiera han visto un alambre, sino que están metidos viviendo en valles de difícil acceso, y los bagualeros son los que se dedican a la captura de estos animales”.

La captura se realiza con caballo, perro y sogas. No se trata de matarlos, sino de sacar los vivos de estos lugares remotos para poder venderlos.

“Son varios días más tarde los que podrían llegar a un lugar donde los pueden vender, entonces por eso es el trabajo del bagualero”, comenta.

Crédito: Tomás Munita

Desafíos

Munita cuenta que fueron múltiples los desafíos que debió enfrentar para este trabajo.

“Bueno, son varios viajes los que hice. Muchos viajes. Y todos los viajes fueron diferentes. Yo diría que lo más complejo fue aprender a andar a caballo. Yo no andaba a caballo y aprendí ahí, siguiendo a estos jinetes expertos. Y eso supone una dificultad mayor. Además, tomando fotos. Eso fue un desafío grande. Me tomó varios porrazos, pero logré mantenerme al paso de ellos, que para mí es algo fundamental en la fotografía documental”.

Es que “si tú vas a acompañar gente en sus quehaceres, no los puedes hacer más lentos. Tienes que ir tan veloz como ellos para que su trabajo sea posible, no ser una carga. Y poder, de esa manera, tener el acceso permanente a sus actividades”, remata.

Otra dificultad fueron los lugares por donde anduvo el fotógrafo (“son lugares difíciles, son lugares remotos, las distancias son grandes, enormes, y eso supone mucho tiempo también”), además de sus habitantes.

“Hay lugares donde la gente no ha visto a otras personas a veces en semanas, meses, puesteros que están alejados. Entonces llegar y estar con ellos no siempre está fácil”.

Crédito: Tomás Munita

Aprendizaje

Munita además cuenta que una de las cosas más valiosas para él de todos estos viajes fue entrar “en otra relación con el tiempo”.

“Estoy acostumbrado a una vida bastante más acelerada”, pero en estos lugares, donde la geografía es inmensa, “el movimiento es extremadamente lento”, sobre todo cuando se hace a caballo.

“Principalmente he trabajado a caballo, y el tiempo pasa de otra manera. Tu te das cuenta que estas personas viven en otra realidad,  y tiene que ver con el pasar del tiempo. Y lo puedes atisbar en la calma con la que se toma el mate, en las horas que demora atravesar una pampa. Acercarte a esos cerros que están en la distancia, te puede tomar todo un día. Y así de a poco vas atravesando la geografía inmensa, lentamente, y eso es maravilloso Eso para mí fue como el regalo más grande de todos estos viajes a la Patagonia”, confiesa.

Para Munita, los baguales descansan en un conocimiento ancestral, en un conocimiento que ellos han heredado y que tiene que ver con la vida en la naturaleza.

“Para nosotros ir a la naturaleza nos resulta a veces complicado, nos llenamos de equipamiento, nos llenamos de dudas, de objetos, de, no sé, planificación y a veces la vida en la naturaleza es mucho más sencilla y ellos la hacen de esta manera. Yo he viajado semanas sin carpa, viajando alrededor del fuego, con poco alimento, que se va coincidiendo con la hospitalidad de las personas que ellos conocen”.

A su juicio, “hay una sencillez importante que hemos perdido, nos hemos distanciado de la naturaleza y ellos lo saben y lo viven de otra manera. Creo que esa sería la enseñanza más importante que hay. Y radica principalmente en descansar en el conocimiento. Ellos saben de la manera en que se puede hacer. Se puede hacer una travesía a caballo en pleno invierno en Tierra del Fuego porque los viejos siempre lo han hecho y ellos saben cómo lo hacían. Y si tú te apegas a las formas, funcionan. No hay que inventar la rueda. Y ellos son muy lindos”.

¿Hubo intención de registrar un mundo bajo amenaza y en riesgo de desaparecer por el avance de la modernidad y el cambio climático?

“Sí. A mí me interesa registrar, me interesa documentar una cultura que va… que está cambiando. Evidentemente está cambiando y va a desaparecer. Creo que lo que vemos ahora es… son los resabios de una tradición de muchos siglos y es valioso que se documente”, responde.

Por eso, en relación a su obra anterior, este es un trabajo bien diferente.

“Es de las pocas veces que yo he podido fotografiar celebrando la cultura, celebrando la vida. Y no como otras veces tratando de arrojar una luz desesperada sobre un tema que necesita ser comprendido de mejor manera. No, esto es celebrar una cultura. Y cada vez que vengo para mí me resulta tremendamente placentero estar en estos paisajes, estar con esta gente, vivir esta geografía de esa manera. Para mí es un respiro, es un descanso venir y hacer esto”, concluye.

  • Para saber más de lo que está pasando en el mundo de la ciencia y la cultura, súmate a nuestra comunidad Cultívate, el Newsletter de El Mostrador sobre estos temas. Inscríbete gratis AQUÍ.
Publicidad

Tendencias