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Mantenimiento y limpieza de los monumentos: la primera etapa de la conservación preventiva CULTURA|OPINIÓN

Mantenimiento y limpieza de los monumentos: la primera etapa de la conservación preventiva

Carlos Maillet Aránguiz
Por : Carlos Maillet Aránguiz Arquitecto y director de la Licenciatura en Arte y Conservación del Patrimonio, USS.
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A propósito del mantenimiento y limpieza inicial del proyecto Nueva Alameda, liderado por el Gobierno de Santiago, es digno de destacar en diferentes y múltiples aspectos.


Definitivamente, el mantenimiento y la limpieza son etapas iniciales y fundamentales en la preservación y conservación del patrimonio, de un monumento, de un edificio histórico o simplemente de la memoria plasmada en la ciudad. La conservación del patrimonio se basa en mantener tanto su aspecto físico como su importancia histórica.

Sin embargo, cuando se trata de obras expuestas a la intemperie, no siempre es posible controlar o detener las condiciones ambientales y sociales que pueden causar deterioro. Por lo tanto, la conservación preventiva se centra en mantener en buen estado los materiales de construcción y los elementos arquitectónicos, así como en implementar programas de limpieza y mantenimiento, como el que está impulsando con la concurrencia de tantos actores que desean una memoria revalorizada.

En las grandes capitales, los daños antrópicos, sociales y medioambientales convergen y pueden afectar al patrimonio. Estos daños incluyen, por ejemplo, los grafitis, el olvido de la memoria histórica, la contaminación del aire, la salinidad y las lluvias. Para abordar estos problemas, es necesario repensar la obsolescencia de los cascos históricos y enfocarse en la conservación preventiva. Esto implica un trabajo constante, metódico y colaborativo, especialmente cuando se trata de inversiones en el espacio público, que convocan a una región.

La conservación preventiva de monumentos históricos requiere diversas acciones y estrategias. En primer lugar, es importante realizar investigaciones exhaustivas y documentar toda la información relevante sobre el monumento, incluyendo su historia, materiales de construcción, técnicas arquitectónicas y antecedentes de conservación anteriores. Además, se deben realizar inspecciones periódicas por parte de expertos en conservación para evaluar el estado del monumento y detectar posibles deterioros, daños o riesgos.

El mantenimiento preventivo (generado en un inicio con la limpieza) también es crucial y debe incluir programas regulares para abordar los problemas identificados durante las inspecciones. Esto puede implicar la limpieza adecuada de la estructura, la reparación de pequeños daños, la protección contra la erosión y la estabilización de elementos estructurales, todos atingentes a las instituciones correspondientes y a los actores locales.

Es igualmente importante controlar y regular las condiciones ambientales alrededor del monumento, como la humedad, la temperatura, la calidad del aire y la exposición a la luz solar. Esto ayuda a prevenir el deterioro causado por agentes ambientales. Además, es esencial desarrollar planes de gestión de emergencias para hacer frente a posibles desastres naturales, incendios u otros eventos imprevistos que puedan poner en peligro el monumento histórico.

La educación y la concientización pública también desempeñan un papel importante en la conservación preventiva. Es necesario promover la importancia de la conservación del patrimonio cultural a través de programas educativos, visitas guiadas, publicaciones y actividades comunitarias.

Por último, la colaboración y cooperación entre diferentes entidades, como autoridades gubernamentales, propietarios, expertos en conservación y la comunidad local, es fundamental. La conservación de monumentos históricos es un esfuerzo conjunto que requiere la participación y la inteligencia de múltiples actores para lograr resultados efectivos y sostenibles.

Es importante tener en cuenta que cada monumento histórico tiene necesidades y requerimientos específicos, por lo que es recomendable contar con la asesoría de expertos en conservación al desarrollar estrategias más específicas.

Como dice Gabriela Mistral: la ciudad es el jardín común. Con el programa de limpieza e higiene, el primer paso, ya se está dando.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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