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Los PACKS del todo vale en Galería Metropolitana CULTURA|OPINIÓN

Los PACKS del todo vale en Galería Metropolitana

Ricardo Rojas Behm
Por : Ricardo Rojas Behm Escritor y crítico, ha publicado “Análisis preliminar”, “Huevo de medusa”, “Color sanguíneo”, además de estar publicado en diversas antologías en Chile y el extranjero.
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PACKS es una clara muestra de cómo el arte, no sólo sustituye otras formas de interpelar, sino que además recorre territorios tan sugerentes como el manga que, yendo a su raíz, lo podemos además entender a través de “dibujos caprichosos o garabatos” de Cristóbal Gazmuri.


Partiendo del concepto de otredad o del hecho mismo de ser otro, en una sociedad de consumo donde el mercado naturaliza un sinfín de prácticas vinculadas al cuerpo, su imagen, o cómo se ha ido metamorfoseado en las redes en torno al costo-beneficio es uno de los temas que el artista visual Cristóbal Gazmuri (Valdivia, 1980), propone en “PACKS”, exposición que se exhibe hasta fines de diciembre en Galería Metropolitana, compuesta por 13 dibujos de gran formato en tinta china sobre papel que, mediante un estilo “manga”, hace referencia a la economía, las instituciones de seguridad y la cultura digital, bajo un concepto contenedor: el pack. Entrecruce que da cuenta de un modelo de negocios donde todo vale, y por supuesto es transable.

La proliferación del material erótico o pornográfico auto producido es moneda de intercambio, y forma parte de ese culto al hedonismo, y al consiguiente disfrute que, esta sociedad del “vedetismo” propicia y asimila. Aunque al detenernos en Gazmuri, mantiene un hilo conductor disruptivo, que ya se vio reflejado en “Repostería fina” (Galería BECH 2010), con un guiño a los placeres, el deseo y la forma plasmarlo como un irónico preámbulo que, no se desmarca de lo expuesto ni en PACKS y su sociedad del espectáculo, ni tampoco de lo que fue “Bisutería Barroca” (Pinacoteca U. de Concepción- 2011), o “Alegórica” (MAC- 2016), donde cuestionó abiertamente la tradición pictórica occidental fusionando referentes propios de la publicidad y la moda, que redundan en ese concepto de transitorio o desechable, y que paradójicamente instala de manera inconsciente el libre mercado.

PACKS es una clara muestra de cómo el arte, no sólo sustituye otras formas de interpelar, sino que además recorre territorios tan sugerentes como el manga que, yendo a su raíz, lo podemos además entender a través de “dibujos caprichosos o garabatos”, y es en ese contexto que PACKS, adquiere un sentido mucho mayor, pues instala la idea del capricho, tal cual sucedió con los “Caprichos de Goya”, serie que fue creada a modo de sátira contra sociedad española de finales del siglo XVIII. No obstante, guardando las proporciones, hay algo de eso, ya que subvierte el orden establecido, y al unísono apunta además a identificar los nexos entre las políticas de la vigilancia (local/global), que a su vez coartan todo ese juego ambivalente de delectaciones. El que suele ser parte importante de ese doble estándar, que cruza de un lado hacia otro a nuestra sociedad.

De la mano de lo anterior, lo más interesante, es que Gazmuri persevera en un gran formato, conformando una visualidad apoyada en la saturación del alto contraste en blanco y negro, pero lo que le otorga mayor dramatismo, es el efecto connatural de que esté hecho a mano. Técnica que supone un valor agregado que incluso es más provocadora, dado que sugiere una representación más crítica o quizás más delirante y bizarra, producto que se convierte en un ariete con el que enfrenta ese avatar tecnológico y todo lo que conlleva como parte de este birlibirloque capitalista, pero en particular porque empapela los muros de la galería.

Un hecho que remarcan los curadores de la muestra -Luis Alarcón y Ana María Saavedra- es que esta serie de dibujos en clave manga de gran formato (que unidos forman un mural bizarro), hechos a mano con tinta china, sintonizan, por un lado, de manera efectiva con una suerte de condición contemporánea: ese sinfín de imágenes generadas por los medios, el teléfono móvil, la cultura de masas y las tecnologías de la vigilancia que impactan en nuestras subjetividades de manera instantánea, permanente y determinante. Por otro lado, y eso es lo interesante de la apuesta de Gazmuri, intentan generar un desvío crítico y paródico (aunque dure unos instantes antes de ser reificado) de esa condición que nos contiene y maneja a su antojo y que podríamos denominar como “Capitalismo cognitivo”.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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