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Carta Abierta a la ministra Ximena Aguilera y al subsecretario Cristóbal Cuadrado (c.c. OMS) Opinión

Carta Abierta a la ministra Ximena Aguilera y al subsecretario Cristóbal Cuadrado (c.c. OMS)

Jaime Acevedo Vera
Por : Jaime Acevedo Vera Cofundador de Comunidad @AIREyVIDA2021, presidente de Ong Desinflámate para la Medicina Social e integrante (suspendido) de la Mesa Temática Permanente de Medidas de Prevención No Farmacológica en la Comisión Nacional de Respuesta Pandémica.
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La Salud Pública es una especialidad que confiere poder político a la medicina. A esta le ha convenido tolerar que aquella se contamine con el egoísmo, simplismo, mediocridad y ambigüedad de la política, en tanto en cuanto le ayude a mantener una influencia gremial, un estatus económico y una excepcionalidad social. Las autoridades, asesores y funcionarios de Salud Pública prefieren ocultar sus errores (sin asumir responsabilidades ni pagar costos), conservar sus cargos (como si fueran imprescindibles para el Estado) y preservar sus carreras (por sobre los derechos humanos, el bien común e, incluso, ¡la propia Salud Pública!).


Precisamente en este equinoccio de primavera, cuando se igualan la noche y el día, junto con lamentar sus últimos anuncios, sirva la presente para aclarar por qué no es lo mismo Salud Pública que Medicina Social: nos encontramos en veredas opuestas, enfrentados ante la pandemia de COVID/LongCOVID y nuestras diferencias no se pueden negar.

La Salud Pública es una especialidad que confiere poder político a la medicina. A esta le ha convenido tolerar que aquella se contamine con el egoísmo, simplismo, mediocridad y ambigüedad de la política, en tanto en cuanto le ayude a mantener una influencia gremial, un estatus económico y una excepcionalidad social.

Egoísmo: Las autoridades, asesores y funcionarios de Salud Pública prefieren ocultar sus errores (sin asumir responsabilidades ni pagar costos), conservar sus cargos (como si fueran imprescindibles para el Estado) y preservar sus carreras (por sobre los derechos humanos, el bien común e, incluso, ¡la propia Salud Pública!).

Simplismo: Apropiándose del éxito de las vacunas en el siglo XIX y de los antibióticos en el siglo XX, hoy se presentan como portadores de soluciones mágicas contra la enfermedad y la muerte, sin aproximarse con humildad científica a la real complejidad del ser humano y del mundo natural, con lo cual sus decisiones generan dolor y sufrimiento.

Mediocridad: Sin entender las pandemias como sistemas complejos emergentes, prescinden de la interdisciplina, rechazando nuevos paradigmas y estándares de calidad preventivos aportados por las primeras ciencias (Naturales, Sociales) o por ciencias aplicadas (de la Ingeniería, de la Complejidad), así sellan el destino de la sociedad.

Ambigüedad: Dilapidan la confianza de NNA y Ciudadanos, al decidir que nuestras familias se expongan a una enfermedad que no podemos prevenir solos –por nuestros Determinantes Sociales de Salud (Lalonde, 1972) y Desigualdad (Boric, 2022)–, sin que el Estado nos enseñe, regule y facilite los medios necesarios en espacios públicos.

La Medicina Social, en cambio, siempre intenta aproximarse con humildad a la real complejidad del ser humano y del mundo natural –entrelazados en una pandemia, durante un cambio climático y epocal–, a través de la interdisciplina y la reflexión crítica, garantizando que las decisiones públicas sean consistentes con nuevos paradigmas, evidencias científicas y principios éticos de beneficencia, precaución y equidad en el acceso universal de todos y todas a estándares de calidad preventivos y tecnologías disponibles para proteger y cuidar nuestra salud y nuestra vida, pero también con ello –sistémica y anticipatoriamente– nuestra economía, nuestra sociedad y nuestra democracia.

#Pandemia

La OMS reconoció, el 23 de diciembre de 2021, que #COVIDisAirborne, o sea, que el principal mecanismo de contagio del SARS-CoV-2 es a través de aerosoles respiratorios. Desde entonces, no ha cesado de recomendar que aprovechemos este momento epidemiológico posvacunas para avanzar –no retroceder– en la implementación de medidas de prevención no farmacológica: justo lo contrario a lo que está haciendo el Gobierno de Chile.

El riesgo de contagio cercano y lejano a través de aerosoles respiratorios (mecanismo de transmisión común a enfermedades pandémicas como COVID/LongCOVID y endémicas como Influenza, VRS, etc.) es heterogéneo, pero sabemos que 40-50% de las infecciones por SARS-CoV-2 ocurren a partir de casos asintomáticos o presintomáticos. De ahí que etiquetar síntomas respiratorios como la tos con mascarillas quirúrgicas es insuficiente. El riesgo de infección por SARS-CoV-2 se mitiga pero no se suprime con las vacunas (por eso se llaman no-esterilizantes) y el riesgo de continuar enfermo(a) por LongCOVID a partir de una infección por SARS-CoV-2 es reducido solo un 15% por la vacunación previa y aumenta con cada reinfección.

El control de la pandemia de COVID/LongCOVID no depende de la Salud Pública sino del control eficaz de nuestro riesgo individual y colectivo de contagiarnos en espacios públicos de salud, educación, transporte, trabajo, comercio, turismo, cultura y deporte a través de aerosoles respiratorios, para no llevar a nuestras familias la enfermedad y, a veces, incluso la muerte.

Pero dicho objetivo solo es factible con la ayuda del Estado. Y el cambio cultural del cual usted misma ha hablado, que incluye la necesaria resignificación de las medidas de prevención, requiere una campaña nacional de reeducación orientada a diseminar en todas las familias y comunidades los nuevos paradigmas vigentes sobre mecanismo de contagio y estándares de calidad preventivos, transformándolos en regulaciones vigentes.

#Las7capas

Tal como lo ha demostrado el Prof. Dr. José Luis Jiménez, en un reciente artículo publicado por Indoor Air, tanto la generación fisiológica de aerosoles respiratorios <100um de diámetro en toda vía aérea humana con la exhalación y el habla (fuera de procedimientos invasivos de la vía aérea antes reconocidos como generadores de aerosoles), cuanto el contagio cercano y lejano de infecciones respiratorias a través de esos mismos aerosoles respiratorios <100um de diámetro, han sido novedosos cambios de paradigma para la Salud Pública, cuyas autoridades, asesores y funcionarios en Chile no han estado disponibles para aceptar y aplicar precautoriamente, desinformando a todos los trabajadores de la Salud y de la Educación, retrasando el progreso del país en términos científicos y médicos, impidiendo así que las comunidades aprendan y emprendan la autogestión o la implementación facilitada por el Estado de esos estándares de calidad preventivos que se desprenden de esos nuevos paradigmas y de las evidencias científicas, a través de tecnologías disponibles en Chile.

Tal como ha demostrado la Prof. Dra. Trisha Greenhalgh en sus recientes artículos publicados por Evidence Based Medicine BMJ y British Medical Journal, la metodología empleada por autoridades, asesores y funcionarios de Salud Pública para evaluar las evidencias científicas orientadas al uso de tecnologías sanitarias con fines preventivos, ha sido inadecuada: exigir ensayos clínicos randomizados controlados, tal como se hace con las evidencias científicas orientadas al uso de tecnologías sanitarias con fines diagnósticos y terapéuticos, y desechar evidencias científicas de tipo conceptual respecto del mecanismo de contagio, ha significado no solo perder la oportunidad de aprender en la interdisciplina, sino también seguir obteniendo pobres resultados sanitarios (como con el Plan Seguimos Cuidándonos Paso a Paso), cuando el riesgo de enfermar y el riesgo de morir ya son 100% prevenibles con una combinación de vacunas y otros medios eficaces para cortar cadenas de contagio con estándares de calidad bien definidos, al menos en este tercer año de pandemia.

Estos son los medios necesarios para prevenir con calidad COVID/LongCOVID y otras infecciones respiratorias transmitidas a través de aerosoles respiratorios, en nuestros espacios públicos, y aquí está la carpeta compartida con referencias bibliográficas: https://t.co/schJi7izWs.

  1. Educación Científica
  2. Respiradores N95/FFP2
  3. Ventilación CO2<550-700ppm
  4. Filtros HEPA/MERV13 >6ACH
  5. Distanciamiento >2-3m
  6. Vacunas
  7. Test

#Longcovid

La inflamación sistémica, acelerada y persistente de nuestros cuerpos más allá de 1 mes de la infección aguda en 10-20% de las personas contagiadas de COVID (mayor riesgo relativo con cada reinfección), se llama LongCOVID y se presenta a través de diversas manifestaciones clínicas como parte de la historia natural de COVID/LongCOVID. Llamarlo Síndrome Posviral podría hacernos olvidar que los mecanismos fisiopatológicos involucrados incluyen persistencia viral, disfunción inmunitaria, trombosis y neuroinflamación.

Los síntomas más frecuentes de LongCOVID son fatiga (cardiovascular), disnea (broncopulmonar) y niebla mental (neuropsicológico), pero las complicaciones clínicas posibles van desde la diabetes hasta el infarto agudo del miocardio y el ataque cerebral. Por lo tanto, a la letalidad de COVID en la fase de inflamación aguda hay que agregar el exceso de mortalidad asociado a LongCOVID en la fase de inflamación persistente.

Reino Unido, cuyos niños celebraron en 2021 “el día de fuera las mascarillas”, acto seguido debió crear 15 centros pediátricos para niños enfermos de LongCOVID en todo el país. En el mismo UK, la pérdida de productividad y empleo asociada al LongCOVID en adultos (también por no pasar de mitigar a prevenir), durante 2021 fue registrada como factor de crisis económica y sigue creciendo en la medida que la llave de los contagios no se cierra. A nivel internacional, agrupaciones de pacientes viviendo con LongCOVID solicitan más fondos para investigación de nuevos métodos diagnósticos y terapias. El impacto de LongCOVID es multidimensional: sanitario, educacional, económico y social.

Nuestro querido país, con su crisis económica y sus listas de espera por exámenes y especialistas, no necesita aumentar la carga de enfermedades crónicas, trombosis y tumores que eventualmente sobrevendrán en forma independiente del momento epidemiológico actual o futuro, durante el ciclo vital de las personas infectadas que persistieron inflamadas.

Todos y todas somos susceptibles y vulnerables frente a LongCOVID y, dado que las vacunas actuales reducen su tasa de ataque solo en 15%, todos y todas necesitamos los medios necesarios para prevenir con calidad COVID/LongCOVID en nuestros espacios públicos.

En marzo de 2022, el Centro de Prevención de Crisis de ONG DESINFLÁMATE para la Medicina Social entregó al Gobierno de Chile, a través de los ministerios de Salud y Educación, el fruto de 2 años de trabajo interdisciplinar, colaborativo, participativo e inclusivo en la emergencia, desde la sociedad civil y en diálogo con la academia, sin fines de lucro ni conflictos de intereses: nuestra síntesis traslacional de #las7capas o medios necesarios para pasar de mandatar a cuidar, de restringir a educar y de mitigar a prevenir con calidad COVID/LongCOVID en espacios públicos, comenzando por supuesto en Salud y Educación, donde se reúnen los más vulnerables de nuestra sociedad: pacientes y NNA.

Nuestro gran regalo conceptual a las autoridades, asesores y funcionarios de Salud Pública, fue que estos medios necesarios para prevenir con calidad requieren ser implementados en multicapa (ninguno por sí solo consigue pasar de mitigar a prevenir) y que cada uno de ellos requiere satisfacer ciertos Estándares de Calidad basados en evidencias científicas y tecnologías disponibles en 2022 (tercer año de pandemia), de modo que resulten eficaces cortando cadenas de contagio cercano y lejano a través de aerosoles respiratorios en espacios públicos (promesa de campaña de S.E. el Presidente de la República de Chile).

Pero las autoridades, asesores y funcionarios de Salud Pública no estimaron conveniente recibir nuestro regalo y nos presentaron el Plan #SeguimosCuidándonos Paso a Paso, con el cual estuvimos en desacuerdo por motivos técnicos y éticos que comunicamos oportuna y fundadamente.

Durante los 3 meses que duró nuestra activa participación en la Comisión Nacional de Respuesta Pandémica, obstruyeron y censuraron el consenso generado al interior de la Mesa Temática Permanente de Medidas de Prevención No Farmacológica en torno a nuestra propuesta alternativa #las7capas y, finalmente, nos suspendieron en junio de 2022.

Desde entonces hemos recurrido infructuosamente a los tres Poderes del Estado de Chile, denunciando errores graves y omisiones arbitrarias en el Plan Seguimos Cuidándonos Paso a Paso: mediante un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones de Santiago y la Corte Suprema, una solicitud de fiscalización ante la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, un téngase presente ante la Comisión de Salud del Senado y un reclamo formal ante la Contraloría General de la República. En paralelo, hemos desarrollado la Comunidad Iberoamericana de Educación Científica Popular @AIREyVIDA2021, que cada semana conecta a educadores(as) para la salud, divulgadores(as) científicos(as) y públicos(as) de dos continentes en El Podcast con #las7capas, impulsando un verdadero cambio cultural que nos prepare y haga resilientes frente a próximas olas pandémicas y endémicas transmitidas a través de aerosoles respiratorios, junto a @DerpaCL para Familias / Comunidades Educativas y @NoSeasCuadrado para Pacientes / Equipos de Salud.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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