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Descenso loíno cobra tintes racistas

Descenso loíno cobra tintes racistas

Sebastián Vivaldi, dirigente del club minero, aludió al “poder de los judíos” detrás de la sentencia que le quitó cuatro puntos a los naranjas y los envió a la Primera B.


Como si no fuera poco el revuelo causado hoy por el descenso por secretaría de Cobreloa a la Primera B, el desahogo indignado de uno de sus dirigentes amenaza con agravar la situación.

Ya en la mañana de este viernes, Sebastián Vivaldi, presidente de la Comisión de Fútbol del club nortino, había mostrado su indignación con el fallo de la Segunda Sala del Tribunal de Disciplina de la ANFP. En un fallo dividido 3-2, esta instancia judicial le quitó cuatro puntos a Cobreloa por haber sentado en la banca técnica durante dos partidos a Alejandro Hisis, ayudante del entrenador Marco Antonio Figueroa, decisión ilegal debido a que Hisis había cumplido ese rol en este mismo torneo, pero en Ñublense.

En declaraciones hechas a Emol, Vivaldi aseguró que “todo esto es influido por Ezequiel Segall (timonel del Tribunal) que intercedió para que en la Segunda Sala votaran contra nosotros. Él es íntimo amigo de los hermanos Kiblisky (Patricio, presidente de Ñublense y Alex, director de la ANFP), por lo que obviamente los ayudó”.
En la misma entrevista Vivaldi agregó que “contra un director de la ANFP no puedes hacer nada. No critico a Sergio Jadue, pero obvio que un director no va a querer que su equipo baje. Pierden toda la plata del CDF”.

Lejos de calmarse, la disconformidad de Vivaldi aumentó con el correr del día.

Su ira la descargó en su cuenta de Facebook. Allí, Vivaldi culpó al “poder de los judíos” el haber logrado revertir el fallo de primera instancia que había sido favorable a Cobreloa.

Textualmente, escribió que “lamentablemente, el poder de los judíos es más grande en el fútbol de Chile. La Segunda Sala les regaló a Ñublense por 3-2 su denuncia. Un tal Sagal (sic), amigo íntimo de los judíos que votó en contra en la Primera Sala, influyó en un tal Torres de Everton, amigo de éste, para matar a Cobreloa. ¡Ahora a la FIFA!”.
No satisfecho con este desahogo, agregó que “pedí una reunión con Sergio Jadue. No pudo realizarse. Me dio fecha para el día 4 de Mayo. Lamentablemente, después de saberme (sic) la decisión, porque queríamos decirle que estaba todo cocinado y si él como presidente podía hacer alguna gestión, ya que un tal Sagal (sic) tenía todo arreglado con los judíos. Vamos a ir a la FIFA, no queda otra instancia”.

Y remató: “El caso Penta, Caval, aluviones, terremotos, maremoto es una cagada para lo que le hicieron a Cobreloa”.

Duras acusaciones de Vivaldi. En lo xenófobo y en lo judicial. Baste recordar que Julio Barroso, zaguero de Colo Colo, fue castigado por poner en duda la honestidad de los dirigentes del fútbol chileno y que el mismo reglamento de la ANFP sanciona a quienes en el ámbito del fútbol profieran expresiones de menosprecio racial.

En el artículo 63, inciso D, del código de Procedimiento y Penalidades se establece que “en caso que algún jugador, dirigentes o los espectadores observen un comportamiento que sea de alguna forma racista o que denigre al ser humano, conforme a lo estipulado en los incisos primero y segundo precedentes, se descontarán automáticamente, en el caso de una primera infracción, tres puntos al equipo que se trate, siempre que pueda identificársele. En el caso de una segunda infracción, se descontarán automáticamente seis puntos. Si se cometen otras infracciones, se procederá a determinar el descenso a una categoría inferior. En los partidos amistosos, se descalificará al equipo infractor, siempre que sea identificable”.

Y por si fuera poco, desde 2012 está vigente en nuestro país la “Ley Zamudio”, que en el caso de las ofensas aplica sanciones pecuniarias de hasta seis millones de pesos al culpable.

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