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[Opinión] La U ya empezó a despedirse de la estrella

[Opinión] La U ya empezó a despedirse de la estrella

Las esperanzas de borrar la ventaja que ostenta Colo Colo es mínima, si se considera la escasez de figuras en su máximo rendimiento y la cantidad de futbolistas que juegan bien un partido y al siguiente son un desastre. A eso se agrega la insólita brevedad del torneo.


Mirado desde el punto de vista de los seguidores de Universidad de Chile, el asunto no sería tan grave si no fuera porque Colo Colo se alejó demasiado. Seis puntos de ventaja en tan pocas fechas es un capital que los albos valoran y que los imparciales reconocen. Pero la campaña de la U no es tan mala: dos victorias y tres empates no dan para cortarse las venas.

El problema para los azules es que el torneo contempla apenas 15 partidos. Es decir, ya se cumplió un tercio del campeonato. Y el otro gran dolor de cabeza para los azules es la forma en que está jugando el equipo.

Jugar bien es un tema subjetivo. No siempre coinciden las opiniones de los técnicos con las de los hinchas. En el caso de la U, curiosamente, hay unanimidad: el equipo no lo hace bien. Lo dice Lasarte y lo repiten los fanáticos. Pero algunos -me sumo- van un poco más allá: el equipo juega mal. Que es un poco peor.

Para colmo de males, la situación no es nueva. Incluso en el torneo en que fue campeón, el equipo azul nunca dejó una sensación plena de poderío. Sus fortalezas eran -igual que ahora- anímicas más que futbolísticas. Sus figuras destacadas eran escasas: Johnny Herrera, Gonzalo Espinoza y Gustavo Canales. Abundaban, sí, los eficientes: Mathias Corujo, Sebastián Martínez, Gustavo Lorenzetti, Patricio Rubio, Sebastián Ubilla. Pero los irregulares (héroes en un partido y villanos en el siguiente) también eran hartos: Osvaldo González, José Rojas, Cristián Suárez, Ramón Fernández, Enzo Gutiérrez…

Si en el torneo siguiente le fue mal se debió a que bajaron su nivel los destacados, lo mantuvieron apenas los eficientes y no remontaron los irregulares. Atajó menos su arquero, y se acabaron las victorias; decayó notoriamente Gonzalo Espinoza, y ya no hubo tanta llegada clara; acertó menos Gustavo Canales, y disminuyeron los festejos.

Y ahora sucede lo mismo: en la medida que Herrera le pone candado a su arco y Canales vulnera porterías, la U salva obstáculos y al menos no cae. El resto se esfuerza, hasta conmueve con su actitud, pero se equivoca jugada por medio.

El partido con San Marcos de Arica fue una sinfonía de errores sin castigo. El cero en su valla tuvo dos factores: la soberbia actuación de su arquero y la ineficacia de los atacantes nortinos. Cada pelota quitada por los defensores azules terminaba invariablemente con una entrega al contrario. El equipo no fue capaz de dar tres pases seguidos sin perder la pelota.

Con Palestino hubo mejor juego colectivo, pero aumentaron los errores individuales en el bloque defensivo. Sólo Corujo marcó con acierto y enhebró ataques. Los tres restantes fueron permeables a los esquives y pocas veces dieron con un compañero en la salida.

¿Está decidido el campeonato, entonces?

Casi.

Hay una esperanza para los universitarios. Lejana, pero esperanza al fin: que gane a Colo Colo y Universidad Católica en sus respectivos duelos, que los cruzados también venzan a los albos y que O’Higgins o Wanderers también le quiten puntos al actual puntero invicto. Con eso, los azules descontarían la enorme ventaja actual de los albos, pero aún les faltaría tarea: tendrían que ganar los demás compromisos.

Para que eso ocurra, son hartos los que necesitan subir su nivel y varios los que tienen que evitar seguir cometiendo errores graves.

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