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Nuevas importaciones chinas de cobre se pierden en agujero negro

Nuevas importaciones chinas de cobre se pierden en agujero negro

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¿Habrá terminado la caída de las materias primas?

Las importaciones chinas de cobre avanzaron en diciembre hasta su nivel más alto desde 2008 y los envíos de zinc alcanzaron un récord en seis años y medio, según datos de aduana de este martes, llevando los futuros en la bolsa de Metales de Londres hasta su nivel más alto en más de cinco semanas. Si el mayor consumidor mundial de metales está volviendo a comprar, quizás haya esperanza para empresas como Freeport-McMoRan, que ya está dispuesta a vender alguno de sus activos –incluida su mina de cobre, la segunda más grande del mundo- para reducir una carga de deuda de US$20.000 millones.

El problema está en saber cuánta de la demanda de metales de China es realmente demanda de metales. Tal como señalaron los analistas de Bloomberg Intelligence, Kenneth Hoffman y Sean Gilmartin, una proporción grande pero no cuantificable del consumo de cobre de China no está siendo enviado a las fábricas para producir cables, caños y tableros eléctricos sino que permanece estacionada en depósitos como garantía colateral de préstamos. Un yuan más débil y tasas de interés globales más altas amenazan con dañar los aspectos económicos de ese arbitraje financiero, y volcar US$2 billones del metal a los mercados mundiales.

La buena noticia es que parece haber verdaderamente algo de actividad real en el país. Las ventas de autos en China crecieron 20 por ciento en diciembre respecto de un año antes, hasta un récord de 2,8 millones de vehículos, gracias a una reducción de los impuestos sobre las ventas. Un auto tamaño mediano contiene unos 22,5 kilogramos de cobre, según el International Copper Study Group, de modo que solamente ese sector podría teóricamente representar unas 63.000 toneladas métricas de las 423.000 toneladas de cobre refinado importado durante el mes. En ese mismo mes, el gasto en la red de electricidad nacional creció un 12 por ciento. La Red Estatal, la compañía propiedad del Estado que consume alrededor de un 40 por ciento del cobre de China, invertirá un 28 por ciento más en los próximos cinco años que en el período anterior, dijo la compañía la semana pasada.

Ahondando un poco más, empero, el panorama es más ambiguo. Las ventas de autos parecen acercarse a un estancamiento en una media móvil de seis meses, hasta eliminar parte del máximo estacional de fin de año y la calma que lo precedió. La construcción de edificios y las exportaciones de bienes, dos de los otros grandes sectores que son importantes consumidores de cobre, se hallan en una situación similar, y sólo el gasto en la red de electricidad se acerca a equiparar la tasa de crecimiento en la red eléctrica.

Otra cosa a tener presente es que las importaciones de cobre refinado representan sólo una parte de la historia. China también importa mineral, concentrados y chatarra de cobre, pero sus refinerías operan al límite de su capacidad, lo cual significa que el país se volcará más al metal refinado para un crecimiento incremental de los envíos.

Sumando la producción china de cobre y sus propias exportaciones del metal a los volúmenes de importación totales se obtiene el consumo aparente de cobre en el país, un panorama más completo de cuánto metal está utilizando. Ese indicador sugiere que cualquier repunte del consumo en los últimos meses ha sido mucho más suave que en años anteriores.

Cuando el crecimiento aparente del consumo de cobre alcanzó por última vez un mínimo cíclico en marzo de 2013, la recuperación fue rápida, en tanto la media móvil repuntó 19 puntos porcentuales en un lapso de cinco meses. Esta vez, el consumo aparente subió apenas 1,7 puntos porcentuales desde su punto mínimo en junio. Hasta que ese indicador principal comience a mostrar un panorama más halagüeño, sería osado suponer que las nuevas importaciones no están desapareciendo en el agujero negro de las operaciones de financiamiento con metales.

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