MERCADOS
Crédito: Reuters
El elemento alcalino utilizado en la fabricación de baterías eléctricas tendría un incremento de más del 60%, pero cuando se reduzca el déficit «existe el riesgo de que los precios no aumenten más». En tanto, a pesar de los estragos económicos de la pandemia en la economía global, que seguirían repercutiendo el próximo año en su recuperación, los precios del metal rojo se mantendrían por sobre la meta que superó en febrero de este año y sobre la cual ha permanecido a excepción de una leve caída en agosto.
«El cobre está más expuesto a la desaceleración económica que se desarrolla, agravada por la debilidad del sector inmobiliario de China, dicho esto, una normalización de las cadenas de suministro, algunos estímulos y los bajos inventarios siguen siendo favorables por ahora, antes de que el mercado se convierta en un superávit para 2023».
El Bank of America (BofA), en su informe «Perspectivas de minería y metales para 2022», señala que la principal exportación chilena, actualmente en US$ 4,3 la libra, llegaría a un precio promedio de US$ 4,4 en 2022, mientras que recién al año siguiente descendería por debajo de la valla antes mencionada, hasta los US$ 3,7.
El BofA, luego de pronosticar que se transaría por US$ 15.823 la tonelada, también mejoró sus proyecciones para el litio. Ahora, pronostica que el metal blando se cotizará en US$ 25.550 la tonelada en 2022, con un incremento de 61,5%.
El reporte liderado por Michael Widmer, estratega de metales de la entidad financiera, sostiene que «la demanda de litio sigue aumentando exponencialmente, pero una mayor oferta debería aliviar algo de la escasez». Sin embargo, advierte que cuando se reduzca el déficit «existe el riesgo de que los precios no aumenten más».
De hecho, para 2023, el Bank of America anticipa que el elemento empleado en aleaciones conductoras del calor en baterías eléctricas, descenderá hasta los US$ 16.183. De todas formas, por sobre la primera proyección realizada por el segundo mayor holding bancario en los Estados Unidos por activos.
Para el próximo año la entidad redujo sus estimaciones para el aluminio y mantuvo intacto su pronóstico para el níquel. Mientras que por el lado de los metales preciosos será crucial el alza de tasas de interés que ya comenzó a desarrollarse a nivel mundial.
