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BTG-Pactual, dueño de Celfin, entra a las ligas mayores y le pelea mercado a los grandes de Wall Street


En tanto a comienzos de 2008 subían las apuestas a las pérdidas de UBS AG provenientes de las hipotecas de riesgo, Andre Esteves, ya multimillonario al acercarse a los 40, se presentó a su empleador de 150 años de antigüedad para proponerle un trato.

Este nativo de Río de Janeiro aportaría a UBS un capital imprescindible dos años después de que el gigante suizo les había pagado a él y a sus socios US$3.100 millones por su banco de inversión. A cambio, Esteves solicitó una participación mayoritaria, dicen personas al tanto de los planes. El directorio de UBS rechazó la propuesta, y al poco tiempo Esteves abandonó su puesto de responsable de renta fija.

Cuando la contracción de efectivo de UBS se ahondó en 2009, Esteves y algunos antiguos socios ofrecieron US$2.500 millones por readquirir su empresa. Esta vez, UBS aceptó. Desde entonces, Esteves, de 44 años, ha dado forma a lo que es actualmente Grupo BTG Pactual como una potencia regional que desafía a rivales globales debilitados y a entidades locales todavía robustas, informa la revista Bloomberg Markets en su número especial correspondiente a octubre dedicado a los 50 Más Influyentes en las finanzas globales.

En tanto su banco es el No. 1 en colocación de títulos brasileños, Esteves bromea diciendo que BTG –oficialmente Banking and Trading Group- significa Better than Goldman (Mejor que Goldman).

Esteves encabeza un alejamiento de un universo dominado por Wall Street en la medida que acumula influencia en la economía emergente más grande después de China. Cuenta con la ayuda de lo que define como el peor momento de las finanzas globales: una mala conducta que abarca desde la pérdida de JPMorgan Chase Co. con instrumentos derivados hasta la manipulación de la tasa interbancaria de Londres ofrecida por parte de Barclays Plc y otras entidades.

‘Coraje y agallas’

Goldman Sachs Group Inc., que fue en su momento la entidad más rentable de Wall Street, anunció un retorno de 5,4 por ciento sobre el capital; BTG rindió 30,8 por ciento.

“Tiene mucho coraje y agallas, y las cosas se hacen”, dice Arthur Byrnes, quien gestiona casi US$1.000 millones como presidente de Deltec Asset Management LLC de Nueva York y que no tiene acciones de BTG. “Mi único consejo es, no se apuren demasiado”.

Esteves dice que todavía admira a los máximos responsables ejecutivos Jamie Dimon de JPMorgan y Lloyd Blankfein de Goldman.

Alejandro Vollbrechthausen, presidente de Goldman Sachs en Brasil, dice que el sentimiento es recíproco.

“Estos tipos son fantásticos”, dice refiriéndose a BTG. “A veces son clientes nuestros; a veces son competidores; a veces socios comerciales”.

Mastodontes globales

Aun así, Esteves compara los grandes bancos con mastodontes.

“Los grandes bancos globales –sin dar nombres específicos- estaban muy fuera de control, muy desprovistos de regulaciones, muy desprovistos de dueños”, dice Esteves en la oficina de BTG en Sao Paulo.

“Vemos por delante años de transformación y parte de esa transformación es cierta contracción. Obviamente, eso representa una oportunidad”.

Desde 2008, Esteves, como director general y máximo responsable ejecutivo de BTG, se ha movido para capitalizar la conmoción en los grandes bancos. Triplicó los activos bajo gestión hasta más de US$85.000 millones. Abrió oficinas en Hong Kong, Londres y Nueva York y adquirió casas de bolsa en Chile y Colombia.

BTG ganó la porción más grande de sus ingresos por US$1.600 millones en el primer semestre de 2012 especulando con su propio capital –apostando especialmente a caídas en los costos de endeudamiento de Brasil y a un mejoramiento del mercado hipotecario estadounidense. La siguiente tajada más grande correspondió a las operaciones de bolsa.

El tiempo que pasó el multimillonario en UBS fue como una maestría en administración, dice Marcelo Mesquita, que fue co-responsable de títulos brasileños en el banco suizo.

“La internacionalización de la empresa fue en gran medida consecuencia de esta experiencia global”, dice Mesquita, quien actualmente dirige la firma de gestión de activos Leblon Equities en Río.

OPI de BTG

Esteves conquistó los turbulentos mercados globales en abril llevando a cabo una oferta pública inicial en Sao Paulo y Ámsterdam que valorizó a BTG en US$14.500 millones. En tanto la acción ha experimentado pocos cambios al 10 de septiembre, su participación de 22,5 por ciento fue valuada en unos US$3.000 millones.

Al tiempo que minimiza las cesaciones de pagos en alza que acompañaron la reciente desaceleración de Brasil considerándolas temporarias, Esteves dice que su país es como los Estados Unidos cinco décadas atrás, cuando los nacidos con la explosión demográfica se incorporaron a un mercado del empleo urbanizador. Junto con inversiones en energía e infraestructura, BTG vierte fondos de capitales privados en empresas que se proponen ganar con la clase media cada vez más numerosa de Brasil: farmacias, minoristas en indumentaria y firmas de bienes raíces. Debido, en parte, a que la economía tiene hambre de capital, como él dice, Esteves no necesita las enormes jugadas que humillaron a sus colegas del norte. Las tasas de interés en Brasil, históricamente las más altas de las grandes economías, también encarecen el apalancamiento.

Él predice un nuevo paisaje financiero en una década. “Tendremos unos pocos bancos verdaderamente globales compitiendo con campeones regionales y compitiendo como iguales”, dice.

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